Desde mediados del siglo XIX, Italia y particularmente Sicilia se vio dominada por grupos mafiosos que por medios de amenazas y acciones violentas manejaban las decisiones de los tres poderes del estado para proteger sus negocios de prostitución, juego clandestino y cohechos. Al inicio de la década del '80 se produjo una guerra total entre familias que dominaban la mafia siciliana, además de romper equilibrios de poder dejó centenares de muertos entre sus propias filas pero también entre políticos y funcionarios judiciales. Además el paladín de la lucha contra el terrorismo Carlo Alberto Dalla Chiesa fue asesinado en 1982 mientras que el líder de la lucha contra la mafia, Rocco Chinnici fue asesinado en 1983, estos hechos hicieron que la sociedad dijera basta y reclamara medidas mas profundas y efectivas. La solución comenzó a ser factible cuando el juez Antonino Caponnetto se hizo cargo del pool antimafia, secundado por Giovanni Falcone, Borsellino, Gioacchino Natoli, Giuseppe Di Lello y Leonardo Guarnotta inició una política agresiva de acusaciones y pedidos de captura internacional buscando doblegar a los más débiles y a partir de allí edificar una mega causa. La llave de caso fue Tommaso Buscetta, mafioso siciliano detenido en Brasil y primer pez gordo en aceptar hablar para achicar su condena, los datos fueron haciendo caer a otros que también aceptaron colaborar. El caso fue creciendo hasta casi irse de las manos de Caponnetto, cuando la causa estaba lista para ser llevada ajuicio la magnitud obligó a modificar procesos y sedes. El proceso era por narcotráfico, asociación mafiosa, extorsión y 120 asesinatos, de los 474 acusados, 119 serían juzgados en ausencia (Alguno de ellos ya habían fallecido pero la justicia no tenía constancia). Para el juicio se debió construir un recinto blindado especial, con capacidad para cientos de acusados, sus abogados, sus familiares, prensa, tribunal y público, se construyó aledaña a la cárcel palermitana de Ucciardone para evitar fugas en los traslados. Durante el juicio se vivieron jornadas muy tensas, plagadas de amenazas, intentos de agresión e intentos de suicidio, antes de culminar casi toda la familia del testigo Buscetta había sido asesinada. El 16 de diciembre de 1987, luego de 2 años de proceso, el juez Alfonso Giordano leyó la sentencia que condenaba a cadena perpetua a 19 de los acusados, otros 360 acusados se repartieron 2665 años de prisión, los pocos liberados quedaron sospechados de haber colaborado y la mayoría fue asesinado. Uno de los peces gordos que había sido absuelto, Antonino Ciulla fue asesinado pocos minutos después de haber sido liberado. Terminado el "Maxi Processo" hubo una catarata de apelaciones que no solo no tuvieron el efecto deseado sino que en la mayoría de los casos, las penas aumentaron, el último gran jefe de la mafia siciliana Bernardo Provenzano fue detenido en 2006.
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