El 18 de Diciembre de 1879, en Münchenbuchsee, Suiza, nacía un pintor surrealista que se convirtió en un maestro de la abstracción, ese día llegaba al mundo Paul Klee.

De su padre obtuvo la ciudadanía alemana que utilizaría toda la vida. De muy joven se trasladó a Munich para estudiar con Heinrich Knirr y Franz von Stuck. Con solo 17 años realizó su primera obra de relieve, "Mi habitación". Rápidamente encontró su rumbo en el arte con sus primeras obras expresionistas. Su técnica combinaba métodos y materiales, el óleo, la tinta y las acuarelas coexistían en sus trabajos. En una primera etapa de su carrera despreciaba el color, lo consideraba secundario y poco esencial para lo quería transmitir. Su fuente de inspiración eran los sueños, la música y la poesía, tanto influían en él que solía incluir en sus obras, algunas palabras o notas musicales. Luego de un breve paso por Italia se reinstaló en Munich donde se unió al Blaue Reiter, grupo de artistas de vanguardia amantes del cubismo y el fauvismo. En 1914 viajó a Túnez donde cambió su visión del color, al que abrazó por el resto de su vida. Por ser ciudadano alemán fue convocado para luchar en la primera guerra mundial. Cuando Walter Gropius fundó la Bauhaus fue uno de los primeros pintores en unirse a su cuerpo de profesores. A partir de 1931 se convirtió en el principal docente de la Academia de Bellas Artes de Düsseldorf. En 1933 el régimen Nazi lo denunció por producir arte obsceno, por ello debió exiliarse en Berna, aunque Suiza nunca le otorgó la ciudadanía. Su arte tuvo un vinculo con lo naif, aunque a él no le caían bien esas opiniones. En 1936 se le diagnosticó esclerodermia, una grave enfermedad degenerativa que le acompañaría el resto de su vida. Klee mantuvo un limitado ritmo de producción hasta que en 1940 fue internado en una clínica de Muralto-Locarno, donde falleció el 29 de junio del mismo año.