La historia comenzó el 13 de octubre cuando un avión Fairchild Hiller de la Fuerza Aérea Uruguaya que llevaba al equipo juvenil de Rugby Old Christians rumbo a Chile enfrentó una dura tormenta que alteró la velocidad crucero, esto indujo al error de los pilotos sobre su posición iniciando el descenso antes de lo previsto. Estando 1.000 mts por debajo de lo necesario, al salir de una densa nube vieron delante del avión la pared del Cerro Seler, no lo pudieron evitar, lo chocaron perdiendo parte de la cola, en dos sucesivos golpes perdieron ambas alas, una de ellas arrancó una sección trasera con 6 asientos y sus pasajeros amarrados a ellos. El cuerpo principal del avión, apenas un cilindro, cayó mansamente sobre el Glaciar de las lágrimas a 3.500 mts de altura, el piloto atrapado y agonizando les dijo a los sobrevivientes, lo mismo que a la torre de Santiago, "pasamos Curicó", pero eso era erróneo, esto complicó las tareas de rescate y la expedición final ya que aún estaban en Mendoza, Argentina. Entre el accidente y la primera noche murieron 17 personas, el día 9 muere otra pasajera, al mismo tiempo en una radio portátil escuchan que se abandonó su búsqueda. Desolados, muertos de frío y hambrientos, el día 17, luego de largas deliberaciones resuelven que su única salida era comer los cadáveres que los rodeaban. Esa misma noche una avalancha hace desaparecer los cuerpos existentes pero mata a 8 nuevas personas, de las que se alimentaron durante casi 2 meses. Luego de la muerte de un tercer amigo el día 60, Roberto Canessa y Nando Parrado, los mas fuertes y determinados del grupo, emprenden un viaje imposible a través de las altas cumbres hacia el oeste, donde suponían estaban los verdes valles Chilenos. El error del piloto les hizo tomar el peor camino, hacia el este por un camino mucho mas simple hubieran llegado en 2 días a la civilización. Pero tomaron hacia el oeste, luego de extenuantes 55 Km recorridos en 8 días llegan a un Río en la zona de Los Mitenes, pero no pueden cruzarlo y deciden acampar. La mañana siguiente ven en la otra orilla a un arriero que los observa, escriben una improvisada carta donde le dicen quienes eran, la atan a una piedra y la arrojan a la otra orilla. Pese a que no tenían esperanza de haberse hecho entender o que les creyera, la mañana del 22 de diciembre el arriero Sergio Catalán regresó al lugar con un grupo de carabineros que los abrigaron y dieron de comer, atónitos por la historia que les contaban, dieron aviso a los cuerpos de rescate ya que en la montaña aún había 14 sobrevivientes. Sin poder rescatar a todos juntos, se organizaron varios viajes, en el primero se trasladaron rescatistas médicos que se quedaron en el lugar del accidente para dar los primeros auxilios a los que se tuvieron que quedar a la espera de ser rescatados. Luego de rescatar al último sobreviviente comenzaron a surgir las preguntas incómodas, como habían sobrevivido?, como se habían alimentado?. Pese a que intentaron evitar hablar del tema debieron enfrentar a la opinión pública y decir la verdad, al fin y al cabo no habían cometido ningún delito, sin embargo los medios los crucificaron y la prensa amarilla se hizo un festín. Nadie tomó en cuenta que eran un grupo de jóvenes inocentes que se vieron envueltos en una situación dramática donde debieron enfrentar una encrucijada macabra y en vez de preguntarse como iban a volver a ser personas normales después de comerse los cuerpos de sus amigos intentaron sobrevivir, y lo lograron, por ello a este suceso se lo recuerda como "El milagro de los Andes"
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