El Hotel fue construido por la cadena Sheraton en el año 1963, pero en 1980 un reglamento interno contra incendios elaborado por la propia firma obligaba a rediseñar las medidas de seguridad contra incendios en sus hoteles de todo el mundo. Particularmente este hotel necesitaba demasiadas reformas y prefirieron venderlo y construir uno nuevo. El comprador, la cadena Dupont no le realizó ninguna reforma de seguridad, solo amplió la capacidad del casino. Hacia fines de 1986 estalló un conflicto gremial que alteraba el normal funcionamiento del hotel. Las autoridades tomaron la decisión de despedir al menos a 60 empleados sindicalizados para tomar personal sin registrar y poder abusar laboralmente de ellos. Los sindicatos de camioneros y hoteleros comenzaron pequeños sabotajes dentro de las instalaciones como cortocircuitos, pequeños incendios y paros sorpresivos. En el ambiente hotelero de Puerto Rico se recomendaba no alojarse allí hasta que se solucionara el conflicto. El 31 de Diciembre de 1986 una reunión de la comisión interna sindical resolvió un paro a partir de las cero hora del año nuevo. Sin embargo tres empleados de la nómina de futuros despedidos, Héctor Escudero Aponte, José Rivera López, y Arnaldo Jiménez Rivera, iniciaron tres focos de pequeños incendios para generar caos y confusión. Uno de ellos en el depósito de mobiliario se salió de control tomando el salón de baile contiguo. En ese momento mas de 1.000 turistas habitaban el Hotel que comenzaba a incendiarse en su planta baja. El fuego tomó la parte trasera del hall de acceso y única entrada del casino, donde los asistentes quedaron atrapados, el saldo fue de 100 muertos y 150 heridos por quemaduras y asfixia. Los bomberos tardaron mas de tres horas en controlar el incendio. Las demandas se realizaron con jurisdicción de los EEUU e incluyeron a la cadena del Hotel, Sindicatos, Autoridades y Compañías de seguro, el monto de las indemnizaciones superó los 200 millones de dólares. El siniestro generó una paranoia por la seguridad contra incendios, la respuesta de las autoridades fue una severa reglamentación para nuevas habilitaciones y un plazo de 2 años para readaptar los hoteles existentes. Los tres responsables fueron arrestados y condenados a 99 años de prisión, aunque solo Hector Escudero Aponte continua detenido. El hotel fue remodelado, se adaptó a la nueva reglamentación y fue comprado por la cadena Marriot, quien lo administra desde entonces bajo el nombre “San Juan Marriott Resort & Stellaris Casino”.
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