martes, 15 de diciembre de 2020

'Mucho ruido y pocos marcianos' Orson Welles y La Guerra de los Mundos. (1938)

Hasta nuestros días llegan historias que con el tiempo van creciendo en dramatismo pero mas en leyenda y exageración. Una de las que mas se fue para el lado de los tomates es la de una emisión radial en vísperas de Halloween de 1938. En ella el actor Orson Welles representó "La guerra de los mundos" de Herbert George Wells. Hoy se cuenta sin ponerse colorado que lo escucharon millones de personas y se creyeron que era verdad que los marcianos invadían la tierra. Que por ello se desató la histeria colectiva y hubo suicidios en masa. Paremos un poco la mano, deberíamos ir bajando los decibeles. Ni hubo millones de oyentes, ni hubo histeria, ni siquiera un solo suicidio, lo único que pasó es que la radio se puso los pantalones largos. El programa de Orson Welles, de solo 23 años tenía unos miles de oyentes, no millones. Era un programa cultural y en ningún país en ninguna época son masivos. Era un programa dominical que las las 20:00 Hs en el que se representaba una obra adaptada de algún libro clásico o que a Welles le pareciera radial. Ya lo había hecho con Frankenstein de Mary Shelley, Drácula de Bram Stocker y El conde de Montecristo de Alexandre Dumas, esa noche el particular le tocaba a Herbert George Wells. Cuando el programa comenzaba, una voz decía "-La estación CBS, sus afiliadas y repetidoras presentan a Orson Welles y el Teatro Mercury en... " y el título de la obra a representar. Es por ello que los oyentes estaban siempre al tanto que se trataba de una ficción. El programa duró menos de una hora y terminó como siempre, con el talentoso Orson despidiéndose de sus oyentes "-Éste es Orson Welles, señoras y señores, fuera de personaje, para asegurarles que esto no fue otra cosa que una diversión para un día libre". La leyenda de la histeria colectiva se empezó a edificar por algún despistado que agarró el programa a la mitad. Como Welles presentó la obra en formato de informativo, un par de poco avispados llamaron a la estación de policía de New York para ver si enserio estábamos siendo invadidos. Imagínense la respuesta policial. Los que dudaron salieron a la calle y vieron que su vida no estaba en riesgo por los marcianos sino por los peligros habituales de caminar por New York de noche. Al día siguiente en un par de periódicos hubo referencias a los llamados a la policía y no mucho mas. La leyenda dejaba como unos pavotes a los neoyorquinos y solo benefició a Orson Welles, por ahí deberíamos buscar el origen de las exageraciones. Ver menos


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