El nombre "Puerto Blest" proviene de un episodio de exploración en el siglo XIX. En 1856, el médico y explorador chileno Francisco "Pancho" Fonck, junto con el teniente de la Armada de Chile Benjamín Muñoz Gamero, navegó por el lago Nahuel Huapi desde el lado chileno hacia el argentino. Durante esta expedición, llegaron a una bahía tranquila en el extremo occidental del brazo Blest del lago, un lugar protegido de los vientos y rodeado de selva valdiviana, un ecosistema húmedo y frondoso poco común en la Patagonia argentina. Fonck, impresionado por la belleza y la paz del lugar, lo bautizó "Puerto Blest" en honor a su amigo inglés Henry Blest, quien había fallecido años antes. Este nombre también evocaba la idea de un lugar "bendito" (del inglés blessed), reflejando su carácter casi mágico. A fines del siglo XIX, tras la Campaña del Desierto (1878-1885) y la definición de la frontera entre Argentina y Chile, la región del Nahuel Huapi comenzó a ser explorada y poblada por colonos europeos. Francisco Pascasio Moreno, conocido como el "Perito Moreno", desempeñó un papel clave en la zona al relevar sus maravillas naturales y donar tierras en 1903 para crear lo que luego sería el Parque Nacional Nahuel Huapi (oficializado en 1934). Puerto Blest, por su ubicación estratégica en el brazo oeste del lago, empezó a ser un punto de interés para los primeros viajeros y científicos que estudiaban la flora y fauna únicas de la región. En esa época, el acceso a Puerto Blest era exclusivamente por agua, y su aislamiento lo convirtió en un refugio natural. La selva valdiviana que lo rodea, con coihues, alerces y arrayanes, sumada a la cercanía de la Cascada de los Cántaros (a unos 2 km del puerto), lo hicieron destacar como un lugar excepcional en un paisaje dominado por la aridez andina. El turismo en Puerto Blest comenzó a tomar forma en el siglo XX, especialmente tras la creación del Parque Nacional Nahuel Huapi. En 1917, la Compañía Argentina de Navegación Mihanovich (antecesora de empresas modernas como Turisur) empezó a operar embarcaciones regulares en el lago Nahuel Huapi, conectando Bariloche con Puerto Blest. Estas excursiones se popularizaron entre los visitantes que buscaban explorar la Patagonia más allá de los caminos terrestres. Un hito importante fue la construcción del Hotel Puerto Blest, inaugurado en 1932 por la Administración de Parques Nacionales bajo la dirección de Exequiel Bustillo, un visionario del turismo patagónico. Este pequeño hotel, de estilo rústico y madera, ofrecía alojamiento básico para quienes querían pasar la noche en este lugar remoto. Aunque funcionó durante varias décadas, el hotel cerró sus puertas en la segunda mitad del siglo XX debido a los altos costos de mantenimiento y la dificultad logística de operar en un lugar tan aislado. Hoy, las ruinas del hotel aún son visibles cerca del embarcadero y son un atractivo histórico para los visitantes. Puerto Blest también se convirtió en una parada clave del Cruce Andino, una ruta turística entre Argentina y Chile que data de principios del siglo XX. Desde Puerto Blest, los viajeros podían continuar por tierra hasta la Laguna Fría y luego navegar hacia Puerto Frías y Peulla, cruzando la cordillera hacia Puerto Varas. Esta travesía, originalmente usada por colonos y comerciantes, se consolidó como una experiencia turística en la década de 1930 y sigue siendo popular hoy, operada por empresas como Cruce Andino. En la actualidad, Puerto Blest es un destino clásico de las excursiones lacustres que parten desde Puerto Pañuelo en Bariloche, a una hora y media en barco. Los visitantes llegan al muelle, exploran los senderos hacia la Cascada de los Cántaros y disfrutan de la selva húmeda, que contrasta con el clima seco de la región este del Nahuel Huapi. El lugar sigue siendo un área protegida, con infraestructura mínima para preservar su carácter natural. Puerto Blest es más que un puerto: es un testimonio de la historia de exploración y conservación en la Patagonia. Su aislamiento, su vegetación única y su conexión con el pasado lo convierten en un sitio especial dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi. Aunque no tiene una comunidad permanente ni grandes desarrollos, su legado perdura a través del turismo y las historias de quienes lo descubrieron.
Bienvenidos al sitio con mayor cantidad de Fotos antiguas de la provincia de Mendoza, Argentina. (mendozantigua@gmail.com) Para las nuevas generaciones, no se olviden que para que Uds. vivan como viven y tengan lo que tienen, primero fue necesario que pase y exista lo que existió... que importante sería que lo comprendan
domingo, 9 de marzo de 2025
Vista de una construcción [posiblemente el hotel u hostería] en Puerto Blest, pequeño puerto ubicado en el lago Nahuel Huapi, en Bariloche, Río Negro. Argentina. (ca.1930)
El nombre "Puerto Blest" proviene de un episodio de exploración en el siglo XIX. En 1856, el médico y explorador chileno Francisco "Pancho" Fonck, junto con el teniente de la Armada de Chile Benjamín Muñoz Gamero, navegó por el lago Nahuel Huapi desde el lado chileno hacia el argentino. Durante esta expedición, llegaron a una bahía tranquila en el extremo occidental del brazo Blest del lago, un lugar protegido de los vientos y rodeado de selva valdiviana, un ecosistema húmedo y frondoso poco común en la Patagonia argentina. Fonck, impresionado por la belleza y la paz del lugar, lo bautizó "Puerto Blest" en honor a su amigo inglés Henry Blest, quien había fallecido años antes. Este nombre también evocaba la idea de un lugar "bendito" (del inglés blessed), reflejando su carácter casi mágico. A fines del siglo XIX, tras la Campaña del Desierto (1878-1885) y la definición de la frontera entre Argentina y Chile, la región del Nahuel Huapi comenzó a ser explorada y poblada por colonos europeos. Francisco Pascasio Moreno, conocido como el "Perito Moreno", desempeñó un papel clave en la zona al relevar sus maravillas naturales y donar tierras en 1903 para crear lo que luego sería el Parque Nacional Nahuel Huapi (oficializado en 1934). Puerto Blest, por su ubicación estratégica en el brazo oeste del lago, empezó a ser un punto de interés para los primeros viajeros y científicos que estudiaban la flora y fauna únicas de la región. En esa época, el acceso a Puerto Blest era exclusivamente por agua, y su aislamiento lo convirtió en un refugio natural. La selva valdiviana que lo rodea, con coihues, alerces y arrayanes, sumada a la cercanía de la Cascada de los Cántaros (a unos 2 km del puerto), lo hicieron destacar como un lugar excepcional en un paisaje dominado por la aridez andina. El turismo en Puerto Blest comenzó a tomar forma en el siglo XX, especialmente tras la creación del Parque Nacional Nahuel Huapi. En 1917, la Compañía Argentina de Navegación Mihanovich (antecesora de empresas modernas como Turisur) empezó a operar embarcaciones regulares en el lago Nahuel Huapi, conectando Bariloche con Puerto Blest. Estas excursiones se popularizaron entre los visitantes que buscaban explorar la Patagonia más allá de los caminos terrestres. Un hito importante fue la construcción del Hotel Puerto Blest, inaugurado en 1932 por la Administración de Parques Nacionales bajo la dirección de Exequiel Bustillo, un visionario del turismo patagónico. Este pequeño hotel, de estilo rústico y madera, ofrecía alojamiento básico para quienes querían pasar la noche en este lugar remoto. Aunque funcionó durante varias décadas, el hotel cerró sus puertas en la segunda mitad del siglo XX debido a los altos costos de mantenimiento y la dificultad logística de operar en un lugar tan aislado. Hoy, las ruinas del hotel aún son visibles cerca del embarcadero y son un atractivo histórico para los visitantes. Puerto Blest también se convirtió en una parada clave del Cruce Andino, una ruta turística entre Argentina y Chile que data de principios del siglo XX. Desde Puerto Blest, los viajeros podían continuar por tierra hasta la Laguna Fría y luego navegar hacia Puerto Frías y Peulla, cruzando la cordillera hacia Puerto Varas. Esta travesía, originalmente usada por colonos y comerciantes, se consolidó como una experiencia turística en la década de 1930 y sigue siendo popular hoy, operada por empresas como Cruce Andino. En la actualidad, Puerto Blest es un destino clásico de las excursiones lacustres que parten desde Puerto Pañuelo en Bariloche, a una hora y media en barco. Los visitantes llegan al muelle, exploran los senderos hacia la Cascada de los Cántaros y disfrutan de la selva húmeda, que contrasta con el clima seco de la región este del Nahuel Huapi. El lugar sigue siendo un área protegida, con infraestructura mínima para preservar su carácter natural. Puerto Blest es más que un puerto: es un testimonio de la historia de exploración y conservación en la Patagonia. Su aislamiento, su vegetación única y su conexión con el pasado lo convierten en un sitio especial dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi. Aunque no tiene una comunidad permanente ni grandes desarrollos, su legado perdura a través del turismo y las historias de quienes lo descubrieron.
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