En 1905, el Gran Ducado de Finlandia aún pertenecía al Imperio ruso, por ello pese a un seguro futuro de granjero, el servicio militar obligatorio al que fue convocado en 1925 cambió sus planes, esto puso el germen de su pasión por las armas. Al estallar la WW2 y en el marco de la llamada Guerra de Invierno, la URSS invade Finlandia, Simo, quién ya era un francotirador de élite de la "Suojeluskunta" (Guardia Civil Finlandesa) fue destinado a Kollaa en Noviembre de 1939. Las fuerzas soviéticas superaban en número de efectivos 100 a 1 a las finlandesas, por ello, las fuerzas locales estaban obligadas a batallar con táctica de guerra de guerrillas y evitar el enfrentamiento abierto. Dentro de este panorama, el cuerpo de francotiradores se transformaba en crucial para la defensa, Simo se desempeñaba de manera solitaria y con sus propios métodos. Vestido totalmente de blanco solía parapetarse detrás de una montaña de nieve que él mismo compactaba para que al disparar no se moviese y tornar casi imposible descubrir el origen de los disparos, además para no emitir vapor al respirar llenaba su boca de nieve. Las condiciones extremas como -40°C, hacían que el estado de su arma fuera esencial, su Fusil de largo alcance Mosin Nagant M28 y su subfusil de corto alcance Suomi M-31 SMG eran confiables y letales. Simo se negó a utilizar miras telescópicas, no confiaba en ellas, se empañaban imprevistamente y un fortuito reflejo en la lente frontal podía delatar su posición. En pocos meses su escuadrón le acreditó 542 soldados rusos abatidos, aunque se estima que fueron mas de 700, esto le valió el apodo de "Biélaya Smiértch" (La muerte blanca). Para infundir terror al invasor soviético, a las víctimas de Simo se las dejaba congelar y se las colocaba de pié en campos abiertos para prevenir sobre las consecuencias de avanzar dentro del territorio finlandés. La guerra se acabó para él cuando el 6 de Marzo de 1940, un disparo con una bala explosiva le destrozó la parte izquierda de su cara pulverizando su mandíbula. Si bien sobrevivió al disparo, no solo se acabó la guerra para él, sino que comenzó un calvario de operaciones y dolorosos ejercicios de recuperación, luego de 10 cirugías recuperó la funcionalidad de su mandíbula. Para terminar con la guerra Finlandia se vio obligada a ceder a la URSS parte de su territorio, entre esas tierras se encontraba el hogar natal de Simo, por lo que nunca pudo regresar a su granja perdiendo todas sus posesiones. Pese a ser un héroe nacional y uno de los pocos en recibir la Cruz de Mannerheim, Simo envejeció como un humilde granjero hasta su muerte el 1 de Abril de 2002.
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