miércoles, 12 de enero de 2022

'Desechos humanos'


Me resulta intrigante saber que quiso hacer la ONU con el documento más importante de su historia, la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Desde la abolición de esclavitud, el mundo no había dado muchos pasos en materia de derechos humanos. Las 4 convenciones de Ginebra solo sirvieron para que sus delegados engordaran a base de brandy y canapés. Por ello la flamante ONU, en su artículo 68, estipula la formación de Comisión de Derechos Humanos para elaborar un documento de aplicación global. La comisión original era un poco escasa, solo representantes de EE.UU., China y el Líbano, como si ellos representaran a todas las telas del género humano. A la presidenta de la comisión, Eleanor Roosevelt, le daba un poco de vergüenza que semejante documento no tuviera más aportes. Por su insistencia se amplió la comisión con los representantes de Francia, Chile, URSS, Gran Bretaña y Australia. Se olvidaron de invitar a un africano, las víctimas de las más aberrantes formas de tortura y exterminio en tiempos de paz. Parece que determinar cuáles eran los derechos de un ser humano no era tan fácil, se demoraron casi tres años para elaborar 30 artículos. Encima cuando el documento vio la luz, decepcionó bastante. Un detalle de color es que en un párrafo del preámbulo dice ‘personas humanas’, no se lo tomen en joda, si los expertos luego de tres años de debate determinaron que una persona es humana, hay que creerles. Cuando el texto fue puesto a votación el 19 de diciembre de 1948, se llevaron una sorpresita. De los 58 miembros, 48 votaron a favor pero 8 se abstuvieron y dos se retiraron de la sala. Contrariamente a lo que mucha gente cree, esta declaración no está destinada a los abusos o crímenes comunes cometidos por las personas o colectivos sociales, por más masivos o aberrantes parezcan. Se trata de un conjunto de normas y principios, garantía de las personas frente a los poderes públicos, o sea que solo pueden considerarse violaciones de los derechos humanos los crímenes cometidos por el estado o con su complicidad, sea este legal o ilegalmente constituido. Las palabras, derecho, libertad, justicia, respeto e igualdad, quedan muy bonitas escritas en ‘Futura LT Pro Extra Bold Condensed’, pero si figuran en un documento cuyo encabezado solo dice ‘Carta de intención’, quedan vacías de contenido. Al no ser un documento de cumplimiento obligatorio, cada estado hace con él lo que le parece. La única herramienta para hacerlo oficial, son los Pactos Internacionales de Derechos Humanos, como los de New York y Costa Rica de la OEA. Aunque en estas reuniones, los delegados de las naciones con el culo sucio son reacios a estampar su firma. En mi humilde opinión, lo mejor del documento, es el tercer párrafo del preámbulo, ‘…considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión’. Pequeñas Piezas de la Historia, por Gabriel Horacio Blasco Dantuono

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