jueves, 18 de diciembre de 2025

📌 Emilio Frey fue el ingeniero y explorador que trazó los primeros mapas de la Patagonia, dirigió el Parque Nacional del Sur y dejó una huella silenciosa pero profunda en Bariloche.


Emilio Enrique Frey, nacido el 2 de febrero de 1872 en Baradero, creció junto al río Paraná antes de ser enviado por su padre a Zúrich, Suiza, para estudiar ingeniería. Allí vivió con su abuelo Rudolph Frey, y se formó en una tradición austera y meticulosa que marcaría su carácter. Al regresar a Argentina, comenzó a trabajar en el Museo de La Plata, colaborando en las misiones científicas que el gobierno nacional impulsaba para delimitar la frontera con Chile. En una época en que la cordillera patagónica era aún un misterio cartográfico, Frey lideró expediciones que recorrieron ríos helados, bosques densos y montañas inexploradas, dibujando mapas, bautizando cursos de agua y registrando cada detalle en sus libretas de campo. Fue admirado por Francisco “Perito” Moreno, quien lo consideró su guía indispensable en las campañas por el Nahuel Huapi. Frey, discreto y servicial, evitó protagonismos, pero su labor fue esencial para la creación del Parque Nacional del Sur (hoy Nahuel Huapi), del cual fue su primer director. En 1912, se casó con Rosita Schumacher, una suiza que había llegado a Bariloche junto a su familia. Compraron el lote 45 en el campito de los Runge y construyeron su casa en Los Cipreses, con madera de ciprés y tejuelas de alerce. Mientras Emilio dirigía obras viales y ferroviarias, Rosita impulsaba el hospital local. La casa se convirtió en punto de encuentro de vecinos y viajeros. Aunque pensaron en convertirla en hotel, Frey prefirió mantenerla como hogar. Desde su rol como presidente de parques, impulsó normas pioneras: prohibió la tala indiscriminada, la caza de fauna silvestre y la destrucción de bosques nativos. Hasta sus últimos días, siguió explorando la montaña con su pavita y su cuaderno. Murió en Bariloche el 29 de mayo de 1964, pocos meses después del fallecimiento de Rosita. En diciembre de 2024, la marca Patagonia restauró su casa, respetando íntegramente su patrimonio. Hoy, en Av. Bustillo KM 1,5, se puede visitar no solo una vivienda, sino una historia viva de la Patagonia #EmilioFrey #mendozantigua  #ExploradorDeLaPatagonia #BarilocheHistórico #ParquesNacionales #CartografíaConAlma #LegadoSilencioso

📌 En octubre de 1920, la estación ferroviaria de San Rafael fue escenario del trasbordo de aceite Mobiloil, marcando un hito en la logística industrial mendocina.


En octubre de 1920, la estación de trenes de San Rafael, Mendoza, fue testigo de una operación de trasbordo de aceite industrial, protagonizada por tambores metálicos rotulados con la icónica marca “Gargoyle Mobiloil”. La imagen capturada por el fotógrafo Juan Pi documentó el momento en que operarios descargaban los contenedores desde un vagón de carga, cuya puerta indicaba claramente el lugar y la fecha del evento. La marca Gargoyle, propiedad de la Vacuum Oil Company, ya se había consolidado como pionera en la producción de lubricantes derivados del petróleo. Desde 1869, la empresa utilizó la figura de una gárgola roja estilizada como símbolo publicitario, asociando su producto con fuerza, resistencia y protección mecánica. Inicialmente destinados a carruajes tirados por caballos y máquinas a vapor, sus aceites evolucionaron para abastecer motores de combustión interna, consolidándose como referencia en la industria automotriz y ferroviaria. La escena en San Rafael reflejó el dinamismo de la red ferroviaria argentina, que en ese período funcionaba como columna vertebral del transporte de mercancías. El aceite Mobiloil, en sus variantes A, C y D, era distribuido para distintos tipos de motores, desde locomotoras hasta vehículos agrícolas. Este tipo de registros visuales no solo documentaron la actividad industrial, sino que también capturaron el paisaje humano y técnico de una época en la que el ferrocarril articulaba el desarrollo regional. La presencia de marcas internacionales como Vacuum Oil en el interior mendocino evidenció la globalización temprana de los insumos energéticos. #Mobiloil1920 #SanRafaelIndustrial #FerrocarrilYPetróleo #MemoriaLogística #GargoyleVacuumOil #JuanPi #mendozantigua 

📌 El Ramal Retiro–San Juan del Ferrocarril General San Martín incluyó a Luzuriaga como estación clave en el circuito de Luján de Cuyo, conectando Mendoza con el corazón ferroviario del país.




El Ferrocarril General San Martín, uno de los principales trazados ferroviarios de Argentina, desarrolló desde principios del siglo XX el ramal Retiro–San Juan, que atravesó las provincias de Buenos Aires, Córdoba, San Luis, Mendoza y San Juan, con una extensión total de 1.048 km y más de 70 estaciones activas. En Mendoza, el circuito incluyó la Estación Luzuriaga, ubicada en el departamento de Luján de Cuyo, que funcionó como punto estratégico para el transporte de pasajeros y cargas, especialmente agrícolas y vitivinícolas. Esta estación formó parte del tramo entre La Paz y Gutiérrez, que luego se integró al sistema del Metrotranvía Mendoza, manteniendo viva la traza ferroviaria en clave urbana. Durante décadas, el ramal permitió la conexión directa entre Retiro y los valles productivos del oeste argentino, favoreciendo el desarrollo regional y la integración nacional. En Luzuriaga, el paso del tren marcó la vida cotidiana, con su arquitectura de estación tradicional, su señalero y su vínculo con los barrios aledaños. Con el tiempo, parte del ramal fue desactivado o desmantelado, aunque algunos tramos se conservaron para servicio de cargas o fueron adaptados al transporte urbano. La estación Luzuriaga, hoy revitalizada por el Metrotranvía, sigue siendo símbolo de la memoria ferroviaria mendocina. #FerrocarrilSanMartín #EstaciónLuzuriaga #LujánDeCuyo #MemoriaFerroviaria #TrenesQueUnen #18DeDiciembre #mendozantigua. Crédito Fotográfico:  http://incihusa.mendoza-conicet.gob.ar/

📌 El Dique Morales-Solanilla Villanueva fue un azud derivador clave en la distribución de aguas de riego en Luján de Cuyo, abasteciendo más de 890 hectáreas agrícolas. Mendoza. (Imagen Ilustrativa)


El Dique Morales-Solanilla Villanueva, ubicado en Mayor Drummond, Luján de Cuyo (Mendoza), funcionó como un azud derivador destinado a la distribución de aguas de riego. Su estructura permitió canalizar el caudal del río Mendoza, integrándose al sistema de acequias que conformaban el oasis agrícola mendocino. La Rama Morales-Villanueva se iniciaba en un comparto situado aproximadamente 300 metros al sur de la calle Castelli. Desde allí se derivaban aguas hacia 7 hijuelas, ninguna de ellas revestida, lo que implicaba pérdidas por infiltración y filtraciones. Aun así, el sistema irrigaba una superficie total de 896 hectáreas, en su mayoría destinadas a cultivos agrícolas como viñedos, frutales y hortalizas. Este tipo de obras hidráulicas formaban parte del entramado de riego artificial que caracterizó a Mendoza desde tiempos coloniales, consolidado luego por el Departamento General de Irrigación, creado en 1884 para administrar el recurso hídrico. La importancia de estos diques derivadores radicaba en que permitían transformar zonas áridas en áreas productivas, sosteniendo la economía vitivinícola y agrícola de la región. #DiqueMorales #RiegoMendoza #LujánDeCuyo #AguaParaLaTierra #PatrimonioHídrico #mendozantigua 

miércoles, 17 de diciembre de 2025

🤯 El Ferrocarril Trasandino: La Épica Ruina de los Hermanos Clark (1872-1910)


Los hermanos Clark concibieron un ambicioso proyecto para unir Argentina y Chile por tren, buscando atraer el crucial tráfico de carga de Cuyo hacia Valparaíso. Argumentaron que la línea recta de ~260 km de Mendoza a Valparaíso era mucho más corta que los ~990 km a Buenos Aires. En agosto de 1872, los Clark presentaron sus propuestas ferroviarias: un tramo en Argentina desde Buenos Aires a Mendoza y a la frontera, y otro en Chile desde Los Andes hasta la frontera. Para impulsar la construcción, solicitaron concesiones, garantías y subvenciones a ambos gobiernos. Argentina acogió la idea favorablemente, otorgando a los Clark la concesión para construir un ferrocarril (trocha de 1,68 m) desde Buenos Aires hasta San Juan (pasando por Mendoza), con una extensión de ~1.200 km, y, una vez finalizado este, el tramo hacia Chile. Chile tardó dos años en aprobar las condiciones, y solo promulgó la ley de concesión en noviembre de 1874, aunque con términos modificados que desagradaron a los capitalistas europeos. A pesar de las dificultades financieras en Europa, estudios de ingeniería liderados por Mr. Warring Davies identificaron una ruta favorable a través del paso Navarro, aunque requería un costoso túnel de cumbre de 3.354 metros. No obstante, la crisis obligó a los Clark a aplazar el proyecto por una década. La construcción de la línea Buenos Aires-Mendoza finalizó en septiembre de 1886. El 1 de enero de 1887 comenzaron los trabajos del Trasandino desde Mendoza. En el lado chileno, ante la indecisión del Congreso, los Clark iniciaron la construcción desde Los Andes el 5 de abril de 1889 con capital propio, bajo la denominación "Trasandino Clark". La revolución de 1891 en Chile y la falta de financiamiento provocaron la paralización de las obras y la quiebra de la firma Clark. Se abandonó la ruta Navarro por su mayor longitud, optándose por un trazado más directo pero con pendientes más pronunciadas (hasta 8%), implementando el sistema de cremallera ABT. Finalmente, en julio de 1904 se reiniciaron las obras en el lado chileno bajo la Trasandine Construction Company, sin la participación de los Clark. La línea se inauguró el 5 de abril de 1910 después de 38 años de gestiones. Lamentablemente, Juan Clark falleció tres años antes (18 de junio de 1907) sin ver el proyecto concluido. El ferrocarril resultó en la ruina económica de sus visionarios, y su desempeño económico fue siempre deficitario. Un dato adicional es que el túnel de 19.823 metros que los Clark propusieron como ideal (similar al Simplón en Europa) finalmente se inauguró en 1906 para el tramo transandino, aunque su propuesta original era para un solo túnel de menor longitud. #FerrocarrilTrasandino #HermanosClark #HistoriaArgentina #HistoriaChilena #GranObra #mendozantigua 

El 18 de diciembre de 1820, José de San Martín, como Protector del Perú, premió con una medalla a los patriotas que vencieron a los realistas en el Cerro de Pasco el 6 de diciembre de ese mismo año.


El 18 de diciembre de 1820, el general José de San Martín, en su rol de Protector del Perú, dispuso la entrega de una medalla conmemorativa a los combatientes que habían derrotado a las fuerzas realistas en la Batalla del Cerro de Pasco, librada el 6 de diciembre de 1820. En el anverso de la medalla se grabó la inscripción “A los vencedores de Pasco”, mientras que en el reverso figuró la fecha de la victoria. Según documentos oficiales, las medallas destinadas al general de división y jefes fueron confeccionadas en oro, mientras que las de los oficiales se realizaron en plata. Para los sargentos, cabos y soldados, se otorgó un escudo ovalado de paño blanco bordado, que debía usarse en el uniforme como símbolo de honor. La batalla, dirigida por el coronel mayor Juan Antonio Álvarez de Arenales, formó parte de la Primera Campaña de la Sierra del Perú. Con apenas 740 infantes, 120 jinetes y 4 cañones, los patriotas lograron vencer a unos 900 infantes y 160 jinetes realistas, capturando además la bandera del regimiento Talavera, que luego fue remitida por San Martín desde Lima a Buenos Aires. Este reconocimiento no solo exaltó el valor de los combatientes, sino que también reforzó la moral del Ejército Libertador del Perú, consolidando la estrategia sanmartiniana de combinar la acción militar con gestos simbólicos que fortalecieran la identidad patriota. #SanMartín #CerroDePasco1820 #VencedoresDePasco #LibertadorDelPerú #HistoriaSudamericana #MemoriaPatriota #mendozantigua 

18 de Diciembre de 1885. Cuando la nieta de San Martín envió a Mitre documentos inéditos desde Francia


En 1885, la nieta del Libertador, Josefa Dominga Balcarce de San Martín, escribió al general Bartolomé Mitre para informarle que había descubierto en un cajón de su casa de campo en Brunoy, Francia, un lote de documentos y papeles inéditos pertenecientes a su abuelo. Ella desconocía su existencia hasta ese momento. Le comunicó que los enviaría a Buenos Aires a bordo del vapor Níger, que zarpaba desde Burdeos el 18 de diciembre de 1885. Estos materiales se sumaron al acervo documental que Mitre venía reuniendo para escribir la Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana, obra que se convirtió en referencia fundamental para la historiografía argentina. Josefa Dominga, nacida en 1836 en Grand Bourg, fue hija de Mercedes Tomasa de San Martín y Escalada y de Mariano Severo Balcarce. Junto con su hermana María Mercedes, ambas nietas del Libertador preservaron parte del legado familiar. Su gesto de 1885 permitió que se recuperaran escritos que enriquecieron el conocimiento sobre la vida y pensamiento del prócer. Este episodio reflejó cómo la memoria de San Martín continuó viva en su descendencia y cómo Mitre, además de político y militar, desempeñó un papel clave como historiador y recopilador de fuentes. #SanMartín #Mitre #DocumentosHistóricos #Brunoy1885 #MemoriaArgentina #LegadoDelLibertador #mendozantigua 

18 de Diciembre de 1873. El cólera volvió a Buenos Aires: 897 muertes en tres meses de epidemia



Durante el verano de 1873, la ciudad de Buenos Aires sufrió nuevamente el impacto del cólera, enfermedad que ya había azotado en brotes anteriores. El 18 de diciembre se notificaron los primeros casos: uno en La Boca y otro en la parroquia de Catedral al Sud. En los días siguientes, nuevos contagios confirmaron la llegada de la epidemia. Aunque este brote tuvo una repercusión menor en comparación con la devastadora epidemia de 1867-68 y la fiebre amarilla de 1871, no dejó de ser grave: se extendió hasta el 13 de marzo de 1874 y provocó 897 muertes. La enfermedad se propagó por todas las parroquias porteñas, alcanzando un máximo de 29 defunciones diarias hacia el 30 de diciembre. A partir del 15 de enero de 1874, los casos comenzaron a disminuir hasta que la epidemia se extinguió en marzo. Según estudios históricos, la respuesta social incluyó la formación de comisiones de vecinos, que actuaron ante la parálisis del Estado municipal, organizando medidas de higiene y asistencia. El cólera, conocido en el siglo XIX como “cólera morbo” o “cólera europeo”, se transmitía principalmente por agua y alimentos contaminados. En Buenos Aires, la precariedad de las condiciones sanitarias y el crecimiento urbano acelerado favorecieron su expansión. Este episodio se sumó a la serie de epidemias que marcaron la vida urbana de la capital argentina en el siglo XIX, dejando huellas en la memoria colectiva y en la necesidad de fortalecer políticas de salud pública. #Cólera1873 #BuenosAiresHistórica #MemoriaSanitaria #EpidemiasDelSigloXIX #HistoriaArgentina #mendozantigua 

18 de Diciembre de 1805. San Fernando de Buena Vista: del temporal al nacimiento de una ciudad ribereña


El Municipio de San Fernando, en la provincia de Buenos Aires, se originó el 18 de diciembre de 1805 por un edicto del virrey Sobremonte, quien reconoció oficialmente la villa con el nombre de San Fernando de Buena Vista. La historia del lugar, sin embargo, se remontaba a más de dos siglos antes. Hacia 1600, un grupo de soldados que había acompañado a Juan de Garay en la fundación de Buenos Aires decidió instalarse con sus familias en tierras cercanas al río Las Conchas (actual Tigre). Allí levantaron viviendas y sobrevivieron a las dificultades del clima y a la hostilidad de los nativos. Con el tiempo, la población creció gracias a la llegada de otros colonos españoles y prosperó mediante el comercio de cueros y pequeños cultivos. En 1802, el vicario Manuel Saturnino de San Ginés advirtió el riesgo constante de las inundaciones y sugirió trasladar el poblado a una zona más alta, en Punta Gorda. Algunos vecinos lo siguieron y él mismo levantó un rancho para la nueva iglesia. El 5 y 6 de junio de 1805, un temporal acompañado de una gran creciente arrasó el pueblo original en apenas cinco horas. Los sobrevivientes se trasladaron definitivamente a Punta Gorda, donde San Ginés ya había construido una capilla, fijado un cementerio fuera del poblado —una medida innovadora para la época— y fundado una escuela. Finalmente, el 18 de diciembre de 1805, Sobremonte ordenó erigir la villa con el nombre de San Fernando, en honor al príncipe de Asturias, heredero del trono español. El agregado “Buena Vista” surgió cuando el virrey, impresionado por la belleza del paisaje desde las barrancas, decidió sumarlo al nombre. Con el tiempo, esa denominación se simplificó y quedó solo como San Fernando. Posteriormente, el municipio se consolidó como uno de los partidos más poblados del norte bonaerense. En el siglo XIX recibió una fuerte corriente de inmigrantes europeos y en 1864 la llegada del Ferrocarril del Norte impulsó su crecimiento económico y social. #SanFernando1805 #BuenaVista #HistoriaBonaerense #OrígenesUrbanos #MemoriaArgentina #FundaciónDeCiudades #mendozantigua 

18 de diciembre de 1810 La Junta Grande: cuando las provincias se sumaron al gobierno revolucionario


El 18 de diciembre de 1810, la Primera Junta de Gobierno decidió transformarse en la Junta Grande, incorporando a los representantes enviados por los cabildos provinciales. La medida buscó ampliar la base política del nuevo Estado surgido tras la Revolución de Mayo, otorgando mayor participación a las Provincias Unidas del Río de la Plata. El secretario Mariano Moreno se opuso, pues advirtió que los diputados del interior, en su mayoría conservadores, obstaculizarían sus proyectos revolucionarios. Sin embargo, figuras como Cornelio Saavedra y el deán Gregorio Funes impulsaron la incorporación, argumentando que Buenos Aires no podía gobernar sola y que era necesario reforzar la confianza pública. En la sesión del 18 de diciembre, se sumaron nueve diputados: Funes (Córdoba), García de Cossio (Corrientes), Gurruchaga (Salta), Manuel Ignacio Molina (Mendoza), Olmos de Aguilera (Catamarca), Tarragona (Santa Fe), Manuel Felipe Molina (Tucumán), Julián Pérez (Tarija) y Gorriti (Jujuy). La votación resultó favorable: 14 apoyaron la incorporación y solo Moreno y Paso se opusieron. La Junta Grande funcionó como un organismo provisorio hasta el 22 de septiembre de 1811, cuando fue reemplazada por el Primer Triunvirato, que reinstaló la hegemonía porteña. El historiador Ravignani destacó que con la Junta Grande surgió un nuevo factor político: el partido provincial, que dejó de ser una facción para convertirse en fuerza decisiva en la construcción del Estado argentino. #JuntaGrande1810 #RevoluciónDeMayo #HistoriaArgentina #ProvinciasUnidas #MorenoVsSaavedra #MemoriaHistórica

El 18 de diciembre de 1864 se fundó en Buenos Aires la Legión Paraguaya, integrada por emigrados opositores a Francisco Solano López. Participó en la Guerra de la Triple Alianza, se dividió por conflictos internos y reapareció en 1869 en Asunción como cuerpo aliado, influyendo en el gobierno provisional paraguayo.


El 18 de diciembre de 1864, un grupo de emigrados paraguayos estableció en Buenos Aires la Legión Paraguaya, con el propósito de regenerar la patria y poner fin al régimen de Francisco Solano López. Según el acta de fundación conservada en el archivo del general Juan A. Gelly y Obes, los objetivos eran claros: rescatar al Paraguay de la tiranía, instaurar una Constitución republicana, promover líderes respetados por los países vecinos y garantizar que los López fueran juzgados ante la ley. La asociación reunió entre 30 y 40 hombres, quienes aseguraban poder movilizar a más de 2.000 paraguayos dispersos en el litoral argentino. Entre sus principales figuras se encontraban José Segundo y Juan Francisco Decoud, Jaime Sosa, Benigno Ferreira, Carlos Loizaga, Fernando Iturburu y Cirilo Antonio Rivarola. Durante la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870), la Legión se incorporó a las fuerzas del general Wenceslao Paunero en Corrientes, aunque pronto sufrió divisiones internas. Algunos miembros, como Ferreira, pasaron al Ejército argentino, mientras que otros continuaron en la campaña legionaria. En septiembre de 1865, Sosa, Ferreira y los Decoud participaron en la capitulación del coronel Estigarribia en Uruguayana. En el último año de la guerra, surgió en Asunción una segunda Legión Paraguaya, formada por 367 opositores a López, que ofrecieron sus servicios a los aliados. El presidente argentino Domingo F. Sarmiento aceptó oficialmente la propuesta el 20 de febrero de 1869, y poco después, el general Emilio Mitre entregó la bandera paraguaya en una ceremonia solemne. Esta nueva unidad combatió en la Campaña de la Cordillera, en los meses finales del conflicto. El mariscal López protestó ante Gastón de Orléans, comandante aliado, al ver flamear esa bandera frente a su ejército. Finalmente, el gobierno provisional paraguayo surgido en junio de 1869 tuvo como protagonistas a varios legionarios, entre ellos Cirilo A. Rivarola, Carlos Loizaga y Díaz de Bedoya, quienes fueron impuestos por Brasil y Argentina respectivamente. La Legión Paraguaya representó tanto la resistencia política de los exiliados como la influencia de los aliados en la reorganización del Paraguay tras la guerra. #LegiónParaguaya #TripleAlianza #HistoriaDelParaguay #BuenosAires1864 #SoberaníaYMemoria #MendozaAntigua

El 18 de diciembre de 1805, San Fernando de Buena Vista: del temporal, al nacimiento de una ciudad junto al río


El 18 de diciembre de 1805, el virrey Sobremonte oficializó el nombre de San Fernando de Buena Vista, tras el traslado de los pobladores a Punta Gorda luego de un temporal devastador. La ciudad ya tenía raíces desde el siglo XVII, con soldados de Juan de Garay y comerciantes que prosperaron en la zona del río Las Conchas. Por primera vez se registró en un documento oficial el nombre de San Fernando de Buena Vista, designando a la villa bonaerense levantada junto al Río de la Plata. La historia de este poblado había comenzado mucho antes. Hacia 1600, un grupo de soldados que acompañó a Juan de Garay se asentó en tierras próximas al río Las Conchas (actual Tigre), iniciando una comunidad que prosperó con el comercio de cueros y pequeños cultivos. Sin embargo, las crecientes del río ponían en riesgo constante a los habitantes. En 1802, el vicario Manuel Saturnino de San Ginés advirtió el peligro y sugirió trasladar el poblado a una zona más alta, en Punta Gorda. Algunos vecinos lo siguieron y él mismo levantó un rancho para la nueva iglesia. El 5 y 6 de junio de 1805, un temporal acompañado de una gran creciente destruyó el pueblo original en apenas cinco horas. Los sobrevivientes se trasladaron definitivamente a Punta Gorda, donde San Ginés ya había construido una capilla, fijado un cementerio fuera del poblado —una medida progresista para la época— y fundado una escuela. A fines de ese mismo año, el virrey Rafael de Sobremonte ordenó erigir la villa con el nombre de San Fernando, en honor al príncipe de Asturias, heredero del trono español. Al contemplar el paisaje desde las barrancas, agregó la denominación “Buena Vista”, impresionado por la belleza del lugar. Este acto fundacional consolidó la identidad de San Fernando, que desde entonces se convirtió en un núcleo urbano clave del norte bonaerense, con fuerte vínculo al comercio fluvial y al desarrollo agrícola. #SanFernando1805 #BuenaVista #HistoriaBonaerense #OrígenesUrbanos #MemoriaArgentina #FundaciónDeCiudades #mendozantigua 

La última expedición de Luis Piedrabuena, iniciada el 18 de diciembre de 1881, recorrió durante ocho meses las costas australes y dejó valiosa información científica y geográfica que fortaleció la soberanía argentina en la Patagonia y Tierra del Fuego



El presidente Julio Argentino Roca, decidido a eliminar los “desiertos” y territorios desconocidos del mapa nacional, envió en 1881 diversas expediciones militares y científicas. Algunas se destinaron a someter a los pueblos originarios rebeldes y otras a explorar las tierras conquistadas, con el fin de integrarlas al progreso y reafirmar la soberanía argentina. Entre ellas se destacó la Expedición Científica Austral Argentina, comandada por el marino Luis Piedrabuena, quien partió el 18 de diciembre de 1881 a bordo de la corbeta Cabo de Hornos y el cúter Patagones. En la misión participó el teniente italiano Giacomo Bove, solicitado expresamente al rey de Italia para dirigir los estudios científicos, junto con especialistas como el botánico Carlos Spegazzini, el geólogo Domingo Lovisato y el zoólogo Decio Vinciguerra. Durante ocho meses, la expedición recorrió las islas de los Estados, las costas de Tierra del Fuego, la Tierra de Graham, el mar de Ross y el canal de Beagle, realizando observaciones de gran valor geográfico y natural. En el trayecto, Piedrabuena rescató a 11 marineros británicos sobrevivientes del naufragio del barco Pactolus, trasladándolos hasta Punta Arenas. Los expedicionarios regresaron en agosto de 1882, primero el Patagones y luego el Cabo de Hornos. El Instituto Geográfico Argentino condecoró a los jefes de la misión, siendo uno de los pocos reconocimientos que Piedrabuena recibió en vida, ya que falleció en 1883, poco antes de cumplir 50 años. La expedición aportó información clave para los planes de integración territorial y el desarrollo económico de la región austral, consolidando la presencia argentina en zonas estratégicas del Atlántico Sur. #Piedrabuena1881 #ExpediciónAustral #SoberaníaArgentina #PatagoniaHistórica #TierraDelFuego #HistoriaMarítima

El 18 de diciembre de 1835, Juan Manuel de Rosas promulgó la Ley de Aduana, instaurando un sistema proteccionista que gravó y prohibió importaciones para favorecer la producción local. La norma benefició a Buenos Aires y al interior, aunque generó tensiones con provincias como Corrientes y Santa Fe


El 18 de diciembre de 1835, Juan Manuel de Rosas firmó la Ley de Aduana, atendiendo los reclamos de varios gobernadores provinciales que exigían medidas contra el librecambismo heredado del virreinato y de las políticas de Bernardino Rivadavia. La norma estableció un proteccionismo aduanero en la Confederación Argentina, con el objetivo de impulsar la producción nacional y dar salida a los productos locales que hasta entonces eran desplazados por las importaciones. La ley impuso altos aranceles —del 35% y hasta el 50% en algunos casos— y prohibió la entrada de ciertos artículos extranjeros como manteca, maíz, mostaza, escobas de paja, botones, espuelas de hierro y ruedas para carruajes. También fijó derechos diferenciados: 5% para insumos básicos como hierro, acero, carbón o instrumentos agrícolas. 10% para armas, pólvora, seda y arroz. 24% para azúcar, café, yerba mate y algodón. 35% para muebles, ropa hecha, vinos y licores. 50% para cerveza, fideos, papas y sillas de montar. En materia de exportaciones, la ley gravó con un peso cada cuero de bovino o equino, con 1% el oro y la plata sellada, pero declaró libres los granos, harinas y carnes saladas exportadas en barcos nacionales. En cuanto al comercio terrestre, aplicó un 10% a la yerba y tabaco del Paraguay y un 20% a los cigarros, mientras que los productos chilenos quedaron exentos. Muchas provincias agradecieron la medida, pues veían satisfechos viejos reclamos frente a la hegemonía porteña. Sin embargo, Corrientes y Santa Fe protestaron: el gobernador correntino Rafael León de Atienza denunció que la yerba y el tabaco locales pagaban los mismos tributos que los paraguayos, y cuestionó el 20% aplicado a los cigarros, industria clave de su provincia. Rosas nunca reconoció la independencia del Paraguay, lo que justificaba para él aplicar idénticos aranceles. Recién con Justo José de Urquiza en la presidencia se reconoció formalmente la soberanía paraguaya. La Ley de Aduana de 1835 representó un punto de inflexión económico: fortaleció a Buenos Aires y al interior frente a la competencia extranjera, pero también consolidó la dependencia de las provincias respecto de la Aduana porteña. #LeyDeAduana1835 #Rosas #Proteccionismo #HistoriaArgentina #EconomíaCuyana #Confederación #mendozantigua 

Azul, rojo y blanco: los colores que cruzaron fronteras y flamearon ideales


Los colores azul, rojo y blanco se difundieron por influencia de las banderas de Países Bajos, Francia y Rusia, y fueron adoptados por decenas de países como símbolo de libertad, republicanismo o identidad paneslava. A lo largo de la historia, el azul, el rojo y el blanco se convirtieron en los colores más repetidos en las banderas nacionales. Aunque la mayoría de los pabellones adoptaron forma rectangular, fue la combinación cromática la que marcó tendencia global. La primera bandera que incorporó estos tres colores fue la de las Provincias Unidas de los Países Bajos, que en 1660 adoptaron un diseño inspirado en la Bandera del Príncipe (1572), originalmente naranja, blanco y azul, durante su lucha por independizarse de la España de los Habsburgo. En 1794, Francia oficializó su famosa Tricolore, con franjas verticales azul, blanca y roja. Aunque se inspiró en la bandera holandesa, sus colores representaron símbolos parisinos: Azul por San Martín, Rojo por Saint Denis, Blanco por la Casa de Borbón. La Tricolore marcó un quiebre con los emblemas monárquicos y se convirtió en estandarte de los ideales republicanos. En 1821, Noruega adoptó su bandera con los mismos colores, diseñada por Fredrik Meltzer, como homenaje a Francia, Países Bajos y los valores democráticos emergentes. Durante el reinado de Pedro el Grande, Rusia reorganizó las franjas de la bandera holandesa para crear su propia insignia naval. Aunque se oficializó dos siglos más tarde, su influencia fue decisiva: los países eslavos de Europa central y oriental comenzaron a replicar esa paleta, dando origen a los llamados colores paneslavos. Entre los países que adoptaron esta inspiración se encuentran: Serbia, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia, República Checa En América, Paraguay y Chile también incorporaron estos colores, cada uno con significados patrióticos propios. En Asia, Tailandia los adoptó en 1917 como símbolo de nación, religión y monarquía.

🌍 ¿Por qué se repitieron tanto?

Representaron libertad, igualdad y fraternidad en Europa. Simbolizaron unidad eslava en el este del continente. Fueron asociados a valores republicanos y resistencia antimonárquica. Su diseño simple y contrastante facilitó la identificación visual en conflictos y tratados. #ColoresQueUnen #BanderasDelMundo #AzulRojoBlanco #HistoriaDeLasBanderas #Paneslavismo #Tricolore #PedroElGrande #MendozaAntigua

Rin Tin Tin celebró la Navidad de 1927 como una estrella de Hollywood


En el año 1927, el célebre pastor alemán Rin Tin Tin, ícono del cine mudo y estrella de la Warner Bros., se sumó al espíritu navideño con una imagen que lo mostró rodeado de regalos y decoraciones festivas. Rin Tin Tin había sido rescatado en 1918 por el soldado estadounidense Lee Duncan en un campo de batalla en Francia durante la Primera Guerra Mundial. Duncan lo llevó a California, donde el perro demostró una inteligencia y carisma excepcionales que lo convirtieron en protagonista de más de 25 películas entre 1922 y 1932. En 1927, mientras gozaba de fama internacional, Rin Tin Tin fue fotografiado en una escena navideña que combinó ternura y estrellato: sentado junto a un árbol decorado, con un regalo en el hocico, encarnó el vínculo entre el cine, la cultura popular y las celebraciones familiares. Ese mismo año, se publicó el libro infantil ilustrado Little Folks Story of Rin-Tin-Tin, que narraba sus aventuras y consolidaba su figura como héroe canino para generaciones de niños. Su imagen navideña fue reproducida en revistas y postales, convirtiéndose en símbolo de afecto y fidelidad en tiempos de cambio. Rin Tin Tin falleció en 1932, pero su legado continuó con sus descendientes, y su huella quedó grabada en el Paseo de la Fama de Hollywood.  #RinTinTin #Navidad1927 #EstrellaCanina #HollywoodMudo #CineConHistoria #PerroLegendario #EspírituNavideño #mendozantigua 

Promoción 1979: legado de mujeres formadas en el Colegio San José de Hermanas Dominicas. Mendoza


En el año 1979, el Colegio San José de Hermanas Dominicas, ubicado en la ciudad de Mendoza, celebró la egresada promoción E-30, integrada por un grupo de jóvenes que culminaron su formación secundaria con orientación comercial y humanística. Estas estudiantes compartieron años de estudio, valores y vivencias en una institución reconocida por su enfoque en la educación integral femenina, basada en los principios de la Orden de Santo Domingo, que promovía el pensamiento crítico, la solidaridad y el compromiso ético. Las egresadas de aquella generación fueron: E. Adaro, L. Aguero, G. Ascurra, V. Avila, C. Azzaroni, H. Banesi, M. Biodelillo, A. Boggio, G. Bosisio, O. Conopassi, C. Castro, A. Chiarello, S. Chiadelli, L. Danizetti, G. Fernández, A. Flores, S. García, A. González, A. Rallvada, S. Lemos, S. Martínez, C. Nieva, A. Wucifaro, S. Palacios, G. Redobón, M. Rizzatti, C. Romano, L. Rosane, M. Suárez, G. Scattareggio, N. Torres y G. Trazo. #Promoción1979 #SanJoséDominicas #MendozaEducativa #MemoriaEscolar #EgresadasConHistoria #MujeresQueDejanHuella #MendozaAntigua 

Lennon y Ono: amor, protesta y sábanas limpias en el Hilton de Ámsterdam (1969)


En marzo de 1969, John Lennon y Yoko Ono protagonizaron una de las protestas más insólitas y simbólicas del siglo XX: el “Bed-In for Peace”, realizado en la Suite Presidencial del Hotel Hilton de Ámsterdam, pocos días después de su boda en Gibraltar. Durante una semana, la pareja permaneció en cama rodeada de flores, carteles y periodistas, como gesto de resistencia pacífica frente a la guerra de Vietnam y otros conflictos globales. Su intención fue utilizar su fama para promover el amor, la paz y la no violencia, transformando un espacio íntimo en un escenario político. La fotografía tomada por Charles Ley, publicada en el Daily Mirror el 26 de marzo de 1969, capturó un momento inesperado: Lennon y Ono debieron levantarse brevemente para que la empleada del hotel, María de Soledade Alves, cambiara las sábanas. Esta escena, entre lo doméstico y lo disruptivo, evidenció el contraste entre su activismo y la rutina hotelera, humanizando una protesta que ya era global. El “Bed-In” de Ámsterdam fue el primero de dos eventos similares; el segundo se realizó en Montreal en mayo del mismo año, donde grabaron el himno pacifista “Give Peace a Chance”. Ambos actos se convirtieron en íconos del activismo contracultural de los años 60, y consolidaron a Lennon y Ono como referentes del arte político y la protesta creativa. #BedInForPeace #LennonOno #Ámsterdam1969 #AmorYProtesta #GivePeaceAChance #Contracultura #17Diciembre #MendozaAntigua

Promoción 1980: los nuevos peritos mercantiles de General Las Heras dejaron huella en Mendoza


En el año 1980, los estudiantes de 5º año, 2ª división de la Escuela Nacional de Comercio General Las Heras, ubicada en la ciudad de Mendoza, culminaron su formación como peritos mercantiles, marcando el cierre de una etapa académica que los preparó para enfrentar el mundo profesional con herramientas contables, administrativas y comerciales. La promoción estuvo integrada por jóvenes que compartieron aulas, esfuerzos y sueños durante cinco años, y que celebraron su egreso con orgullo y emoción. Entre ellos se encontraban: Gladys Abalos, Jorge Alexander, Gratiela Ballester, Jorge Brizuela, Alejandro Bruno, José Cordón, Alba Cortez, Vivian Corti, Graciela Dalmau, Graciela Del Valle, Silvia Flores, Ana Gómez, Salvador Guercio, Eduardo Hidalgo, Rosa Irigoyen, Teresita Kodelic, Alberto Lascano, Dora López, Carolina Lorenzo, Sonia Lucero, María Llorens, Mónica Maltrat, María Martín, Héctor Moreno, Juan Moreno, Graciela Palet, Daniel Paz, Vicente Pereyra, Leonor Pujol, José Quinteros, Patricia Ramallo, María Ramonda, María Real, Adolfo Reale, Adriana Santos, Carlos Sarracina, Silvia Sosa, Adriana Tixeiro, Viviana Torres y Alfredo Urrutigoity. Muchos de ellos continuaron sus estudios en carreras universitarias, mientras otros se incorporaron al ámbito laboral mendocino, aportando su formación técnica en empresas, organismos públicos y emprendimientos propios. La Escuela General Las Heras, fundada en 1931, fue durante décadas un semillero de profesionales en comercio, contabilidad y administración, y esta promoción de 1980 representó con excelencia ese legado educativo. #Promoción1980 #GeneralLasHeras #PeritosMercantiles #MendozaEducativa #MemoriaEscolar #EgresadosConHistoria #MendozaAntigua

Estrellas eternas: Loren, Schneider y Delon brillaron en Cannes 1962


En mayo de 1962, el Festival de Cine de Cannes se convirtió en un desfile de glamour y talento cuando Sofia Loren, Romy Schneider y Alain Delon cautivaron al público y a la prensa internacional con su presencia. A sus 26 años, Delon ya era considerado un ícono del cine europeo, tras su papel en Rocco y sus hermanos (1960) de Luchino Visconti, que lo consagró como uno de los actores más prometedores de su generación. Por su parte, Sofia Loren, con su elegancia mediterránea y carisma arrollador, era ya una estrella consolidada, ganadora del Oscar a Mejor Actriz por Dos mujeres (1961), siendo la primera intérprete galardonada por una actuación en lengua extranjera. Romy Schneider, con su belleza serena y formación germano-francesa, había dejado atrás su imagen de princesa en la saga de Sissi para consolidarse como actriz dramática, colaborando con directores como Orson Welles y Claude Sautet. Durante el festival, los tres artistas participaron en sesiones fotográficas, entrevistas y presentaciones que quedaron registradas en los archivos del INA (Institut National de l’Audiovisuel), y que hoy son considerados momentos icónicos del cine europeo. La edición de 1962 no solo celebró películas, sino también el magnetismo de sus protagonistas, que marcaron una época dorada en la historia del cine. #Cannes1962 #SofiaLoren #RomySchneider #AlainDelon #CineEuropeo #EstrellasEternas #MemoriaCinematográfica #mendozantigua 

Los hermanos Clark y el sueño del Trasandino: el cruce ferroviario que unió Los Andes con Mendoza


A mediados del siglo XIX, los hermanos Juan y Mateo Clark Torres, nacidos en Valparaíso, impulsaron una de las ideas más audaces de la época: construir una vía férrea que cruzara la cordillera de los Andes entre Los Andes (Chile) y Mendoza (Argentina). Hijos de un inmigrante escocés y una madre argentina, los Clark crecieron en condiciones humildes. Tras la muerte de su padre, James Clark, comenzaron a trabajar desde jóvenes en el comercio portuario, donde se vincularon con empresarios extranjeros y se familiarizaron con los avances tecnológicos de Europa y Estados Unidos, como el ferrocarril y el telégrafo. Su padre había sido amigo de William Wheelwright, pionero del ferrocarril en Chile, y había promovido un “maderocarril” en Huasco para transportar minerales, inspirándose en los sistemas de su Escocia natal. Los Clark, ya consolidados económicamente, propusieron la construcción de un telégrafo trasandino entre Valparaíso y Buenos Aires, que fue inaugurado el 23 de julio de 1872. Este avance revolucionó las comunicaciones, reduciendo semanas de espera a minutos. El éxito del telégrafo les permitió imaginar algo aún mayor: un ferrocarril trasandino por el paso de Juncal, con trocha de 1 metro, que conectara las zonas centrales de Chile y Argentina. Para financiarlo, recurrieron a modelos modernos: buscaron accionistas privados y lograron que el Estado garantizara condiciones mínimas de rentabilidad. La idea del Trasandino se convirtió en símbolo de integración regional y modernización. Aunque el proyecto enfrentó desafíos técnicos y políticos, sentó las bases para el futuro cruce ferroviario por la cordillera, que se concretó décadas más tarde. El Ferrocarril Trasandino fue inaugurado oficialmente en 1910, tras años de obras en condiciones extremas. Utilizó el sistema de cremallera Abt para superar pendientes de hasta el 8%. Fue clausurado en 1984, pero su legado sigue vivo en la memoria ferroviaria de ambos países.  #Trasandino #ClarkHermanos #HistoriaFerroviaria #LosAndesMendoza #CordilleraDeLosAndes #1872 #MendozaAntigua

Motín en Mendoza: prisioneros españoles se rebelaron contra el maltrato en obras públicas (1818) - Imagen Ilustrativa


En diciembre de 1818, se produjo un motín en Mendoza protagonizado por ochenta prisioneros de guerra españoles que trabajaban en la construcción de un canal de irrigación, ubicado a dos leguas de la ciudad. Los detenidos se rebelaron en protesta por el trato cruel e inhumano que recibían por parte del director de las obras, el señor Herrera, quien había sido denunciado por su brutalidad sistemática hacia los subordinados. Los insurrectos fueron reducidos y castigados con azotes, pero según la prensa local de la época, el castigo no resolvió el conflicto. El periódico advirtió que este episodio se sumaba a otros similares, evidenciando un creciente malestar entre los condenados a trabajos forzados en obras estatales, en contraste con quienes habían sido entregados a particulares. La denuncia pública señaló que Herrera contaba con el respaldo de las autoridades, lo que dificultaba cualquier sanción. Sin embargo, se instó a que se llamara la atención sobre sus abusos, para evitar que se repitieran y derivaran en desgracias irreparables. Este motín reflejó las tensiones sociales y laborales que atravesaban la región en plena etapa de organización republicana, cuando la infraestructura pública se construía muchas veces sobre la explotación de prisioneros y mano de obra forzada. En el contexto de las guerras de independencia, muchos prisioneros realistas fueron destinados a trabajos forzados en obras públicas. Mendoza, en ese período, impulsaba canales de riego para expandir la producción agrícola en el oasis norte. Las denuncias sobre abusos en obras estatales fueron frecuentes en la prensa local entre 1815 y 1820. #Motín1818 #MendozaHistórica #ObrasPúblicas #CanalDeRiego #MemoriaCuyana #PrisionerosDeGuerra #17Diciembre #mendozantigua 

“Entre San Juan y Mendoza: el modismo que nació del vino y se convirtió en cultura” (Imagen Ilustrativa)


El dicho “estar entre San Juan y Mendoza” se usó como eufemismo para referirse a alguien que estaba borracho, inspirado en la histórica fama vitivinícola de ambas provincias cuyanas. La expresión “estar entre San Juan y Mendoza” se empleó en la Argentina como un modismo popular para señalar que una persona se encontraba bajo los efectos del alcohol, ya fuera “machada”, “curada”, “ebria” o “achumada”, según las variantes regionales. Las provincias de San Juan y Mendoza, desde tiempos antiguos, gozaron de prestigio por su abundante producción de vinos, lo que dio origen a la frase. El estado de embriaguez resultaba tan común y natural en estas tierras, gracias a la exuberancia de sus viñedos y a las condiciones favorables de sus suelos, que el dicho se difundió rápidamente en todo el país. Este modismo fue uno de los más reconocidos en el habla popular argentina, reflejando cómo la cultura vitivinícola cuyana impregnó el lenguaje cotidiano. Mendoza, considerada la capital del vino argentino, y San Juan, con su fuerte tradición en la producción de uvas y vinos, consolidaron esta fama que trascendió fronteras. Incluso en el siglo XX, la frase se mantuvo viva en el imaginario colectivo, reforzada por la expansión de la industria vitivinícola y por la identidad cultural de Cuyo como tierra del vino. #EntreSanJuanYMendoza #ModismoArgentino #CulturaDelVino #HistoriaPopular #LenguaViva #Cuyo #mendozantigua 

martes, 16 de diciembre de 2025

Mendoza en 1815: oasis cuyano y cuna del espíritu sanmartiniano. (Imagen Ilustrativa)


En 1815, la ciudad de Mendoza fue descrita por viajeros como un oasis fértil en medio de la aridez pampeana. Sus huertas producían uvas, melones, membrillos, duraznos, peras y hortalizas, gracias al riego de los ríos Mendoza y Tunuyán, aunque más allá predominaba la sequedad de los territorios pehuenches. Las construcciones eran sencillas: casas de adobe blanqueado con cal, techos de cañas y barro, y tapias pardas que rodeaban jardines. Las calles, bordeadas por acequias, ofrecían un aspecto modesto pero más limpio que otras poblaciones. Los viajeros preferían alojarse en casas particulares antes que en las fondas, y las familias mendocinas, de trato afable, solían recibir huéspedes recomendados desde Buenos Aires o Santiago de Chile. La sociedad mendocina se organizaba en un esquema patriarcal, con escasa diferencia entre clases. Existían comerciantes ricos ligados al tráfico de mulas y productos de la viña, familias de linaje sin fortuna y pequeños propietarios que prosperaban con su trabajo. Nadie parecía indigente. El paseo obligado era la Alameda, embellecida en 1814 por el gobernador José de San Martín con álamos introducidos por Juan Cobo, flores, bancos de barro y un templete griego. Al atardecer, damas y caballeros se reunían allí para conversar o disfrutar helados, siendo habitual la presencia de la esposa de San Martín junto a la señora de Luzuriaga. En lo cultural, Mendoza contaba con tres escuelas primarias que reunían unos 600 niños. La ausencia de estudios secundarios preocupó a San Martín, quien impulsó la construcción del Colegio de la Santísima Trinidad, inaugurado en 1817 con apoyo de Joaquín de Sosa y Lima y Manuel Teles Meneses. Este colegio se convirtió en un referente educativo, preparando jóvenes para ingresar a universidades y consolidando el espíritu ilustrado en Cuyo. A pesar del clima bélico, los mendocinos mostraron un alto espíritu público, aceptando impuestos y contribuyendo a la causa patriota sin perder su buen humor. Los bailes y tertulias continuaron con la misma vitalidad que en tiempos de paz, reflejando la energía social de una provincia que se preparaba para ser protagonista en la guerra de independencia.  #Mendoza1815 #SanMartín #AlamedaHistórica #CuyoIndependiente #HistoriaArgentina #EspírituPatriota #17Diciembre #mendozantigua 

Los Tonocotés: guardianes de la llanura santiagueña y su legado perdido. (Imagen Ilustrativa)


Los Tonocotés, también llamados tonokotés o zuritas, fueron un pueblo indígena sedentario que habitó las actuales provincias de Santiago del Estero y parte de Tucumán. Poseyeron una lengua propia, registrada por el jesuita Alonso de Bárzana en su obra Arte y vocabulario, aunque con el tiempo se perdió. Algunas comunidades vecinas, como los lules y otros grupos nómades, adoptaron fragmentos de este idioma. Durante los primeros años de la conquista española, los Tonocotés fueron entregados en encomienda, lo que aceleró la desaparición de su cultura independiente. Entre los siglos XVI y XVIII, se integraron a la vida colonial del interior del país. Gracias a los estudios de misioneros y posteriores investigaciones de antropólogos y arqueólogos, se conservaron valiosas descripciones de sus costumbres. Se caracterizaron por su baja estatura, rostro ancho y nariz mediana, rasgos similares a los pueblos brasílidos. Fueron agricultores, cultivando maíz, zapallo y porotos, y complementaron su dieta con la caza, pesca y recolección de algarrobo. Domesticaron el ñandú y el guanaco, aprovechando su carne, plumas, lana y cuero. Construyeron chozas circulares o rectangulares con techos de paja, agrupadas en poblados defendidos por empalizadas de madera. Los hombres vestían delantales de plumas de ñandú o tejidos adornados con chaquiras de hueso, mientras que las mujeres usaban túnicas de lana o fibras vegetales. Como guerreros, emplearon arcos largos con flechas envenenadas y la macana (garrote de madera dura). Su alfarería destacó por la belleza y técnica, especialmente las urnas funerarias decoradas en rojo y negro sobre fondo blanco. En lo espiritual, veneraron a la divinidad Cachanchic, a quien ofrecieron pájaros, frutas y bebidas de algarrobo o maíz, bajo la mediación de hechiceros. Practicaron una doble inhumación: primero enterraban a sus muertos hasta que se descarnaban y luego depositaban los restos en urnas de barro cerca de sus viviendas. Los españoles los llamaron inicialmente “juríes”, deformación del quichua xuri (ñandú), por sus vestimentas de plumas. En la actualidad, se estima que existen alrededor de 6.000 descendientes mestizos de los Tonocotés en comunidades rurales de Santiago del Estero. Su territorio limitaba con los lules al norte, sanavirones al sur, diaguitas al oeste y el río Salado al este. #Tonocotés #Zuritas #PueblosOriginarios #HistoriaArgentina #SantiagoDelEstero #MemoriaAncestral #CulturaIndígena #mendozantigua 

Los Tolombón fueron una parcialidad del pueblo diaguita en el noroeste argentino.


Los conquistadores españoles los identificaron y nombraron así, reconociendo su pertenencia a una de las tribus más combativas de la región.  Los Tolombón constituyeron una comunidad indígena perteneciente a la gran nación diaguita, asentada en los valles y quebradas del actual noroeste argentino, especialmente en la provincia de Tucumán y zonas aledañas. Los conquistadores españoles, al llegar en el siglo XVI, los denominaron de ese modo al encontrarlos organizados en aldeas fortificadas y con una marcada tradición guerrera. Este pueblo, como otros diaguitas, practicó una agricultura avanzada, cultivando maíz, papa, porotos y quinoa en terrazas escalonadas, y complementó su sustento con la cría de llamas y la producción de tejidos. Se destacó por su habilidad en la alfarería decorada con motivos geométricos y por su arquitectura en piedra, que incluía viviendas y espacios comunitarios. Los Tolombón, junto con los quilmes, pulares y otros grupos diaguitas, resistieron con fuerza la conquista española. Durante las llamadas Guerras Calchaquíes (siglos XVI y XVII), combatieron contra las tropas coloniales, defendiendo sus tierras y su modo de vida. Sin embargo, tras décadas de enfrentamientos, fueron finalmente derrotados y muchos fueron desplazados o trasladados forzosamente a otras regiones, como ocurrió con los quilmes llevados a Buenos Aires. A pesar de la represión colonial, su legado cultural perduró en la memoria regional. Hoy, comunidades diaguitas —incluyendo descendientes de los Tolombón— siguen reclamando reconocimiento y derechos territoriales en el valle de Choromoro (Tucumán).  #Tolombón #Diaguitas #PueblosOriginarios #HistoriaArgentina #ResistenciaIndígena #MemoriaAncestral #17Diciembre

Los Sanavirones: guardianes de Mar Chiquita y vecinos de los Comechingones


Los Sanavirones fueron una parcialidad de los tonocotés que habitó la amplia llanura recorrida por los ríos Dulce y Salado, las sierras de Sumampa en Santiago del Estero y el norte de Córdoba, con su mayor concentración en la región de la laguna Mar Chiquita. En el siglo XV, cuando llegaron los españoles, este pueblo de carácter guerrero presionaba sobre los territorios de los comechingones, aunque finalmente convivió con ellos en un sincretismo cultural que derivó en una vida más sedentaria y agrícola. Durante el período colonial, los Sanavirones fueron de los que más rápidamente adoptaron la doctrina cristiana enseñada por los jesuitas. Sin embargo, el sistema de encomiendas y las epidemias los diezmaron hasta desaparecer como grupo organizado hacia el siglo XVII. Se distinguieron por su estatura mediana, tez oscura y vestimenta andina, con camisetas de lana, gorros y ponchos tejidos. Al inicio vivieron en cuevas semi-subterráneas, pero luego construyeron chozas colectivas de madera y paja, origen del rancho criollo, capaces de albergar familias, guerreros y caballos. Sus aldeas podían reunir hasta 40 viviendas, protegidas por cercos espinosos, una costumbre que aún persiste en sectores rurales del norte argentino. Su economía combinó la caza de guanacos, ciervos y liebres, la pesca, la recolección de algarrobo y chañar, y el cultivo de maíz, porotos y quinua con técnicas andinas escalonadas. Criaron llamas, ovejas y ñandúes, aprovechando su lana, carne y plumas. Fueron hábiles ceramistas, elaborando piezas grises o coloreadas pintadas con tintes vegetales. En lo espiritual, tuvieron escasos ritos, aunque veneraron una divinidad solar y practicaron magia y danzas rituales, como muestran las pinturas rupestres donde se representaron brujos preparando polvos psicotrópicos, probablemente derivados del cebil. Enterraron a sus muertos en posición acurrucada, envueltos en cuero, y a los niños en pequeñas cámaras sepulcrales. Los Sanavirones formaron parte del grupo pámpido, con influencias culturales amazónicas y andinas. En la actualidad, más de 2.800 personas se reconocen como descendientes de esta etnia en Santiago del Estero y Córdoba. Su lengua, distinta de la de los comechingones, se perdió casi por completo, aunque se conservaron algunas palabras aisladas.  #Sanavirones #PueblosOriginarios #HistoriaArgentina #MarChiquita #MemoriaIndígena #17Diciembre #CulturaAncestral #mendozantigua 

🏹 Los Pampas: El Pueblo Cazador que Forjó la Identidad de la Llanura Argentina


Los Pampas constituyeron las etnias originarias de la llanura argentina, habitaron la región antes de la colonización española y sufrieron un trágico declive a partir del siglo XVIII. Históricamente, fueron víctimas de la expansión de los mapuches (a quienes se refirieron como "araucanos") que cruzaron los Andes desde Chile en busca de mejores pastos y ganado, un proceso conocido como "araucanización" que virtualmente extinguió la pureza de la etnia pampa. La geografía del lugar determinó el nombre de este pueblo cazador-recolector, que se dividió en dos grandes grupos: los Taluhet (ubicados al noreste e incluyeron a los Querandíes) y los Diluhet (asentados en el sudoeste). Se destacaron por su gran agilidad y resistencia física, ya que cazaban venados, guanacos, ñandúes y liebres a pie, agotando a sus presas por cansancio. Utilizaron hábilmente las boleadoras y el arco y flecha con punta de pedernal guardada en un carcaj de cuero. En momentos de escasez, recolectaron algarrobas, raíces, semillas e incluso langostas.  Los hombres usaron un taparrabo o un chiripá hasta las rodillas, mientras que las mujeres se cubrieron con una pampanilla de piel, dejando el busto descubierto. Tanto hombres como mujeres se abrigaron con quillangos, que eran mantos cosidos de pieles de guanaco, zorro o nutria. El poncho, una pieza rectangular con abertura central, también fue una prenda de abrigo común. Los hombres se distinguieron por el uso del tembetá o barbote, una varilla insertada en el labio inferior como símbolo de madurez.  Se pintaron el cuerpo con diseños geométricos y, en ocasiones especiales como la guerra, tiñeron sus rostros de negro y rojo con lo que consideraron signos cabalísticos, creyendo que los hacían invulnerables. Practicaron la poligamia y sus matrimonios se concertaron mediante la compra de la mujer. Celebraron ceremonias con danzas al son de sonajas y tamboriles, presididas por el "vicario" de la deidad maléfica Elel. Su industria principal giró en torno al trabajo de la piedra, con la que tallaron puntas de flecha, morteros, bolas para boleadoras y raspadores para curtir las pieles. A través del contacto con otras culturas, probablemente por influencia incaica, adquirieron destreza en la alfarería, especializándose en jarras con asa, y decoraron sus piezas y mantos con intrincados trazos geométricos, a los que atribuyeron un poder mágico. Se resguardaron en paravientos y, más tarde, en toldos más elaborados llamados Kau, hechos con cueros de guanaco o vaca. En combate, el arma más temida fue la chuza, una lanza de caña tacuara de entre 2,40 y 3,60 metros de largo, con una moharra de hierro en la punta. Los guerreros a caballo cargaron en escuadrones compactos con la lanza en ristre, empleando alaridos ensordecedores. Manejaron la lanza con destreza, haciéndola girar o "voltear" para buscar una nueva carga. La caballería indígena usó rastrilladas (huellas dejadas por las chuzas arrastradas) para señalar sus movimientos. Demostraron ingenio táctico, usando vejigas infladas con piedras atadas a las colas de los caballos para espantar a la caballería enemiga, o quemando el campo para crear cortinas de humo. También emplearon el conocimiento del terreno, atrayendo a sus perseguidores a tembladerales o a campos con pastos venenosos como el mío-mío, para dejar a los enemigos sin monturas y luego exterminarlos. Además de la chuza, utilizaron arcos y flechas, la macana (garrote de madera dura), hachas de pedernal, hondas y la temible bola perdida y las boleadoras de dos o tres ramales, que usaron con gran maestría en combates personales. Como protección, se cubrieron con escudos y corazas hechos de varias capas de cuero crudo. #PueblosOriginarios #Pampas #HistoriaArgentina #GauchosPrimitivos #mendozantigua 

Los Lules y Vilelas fueron pueblos originarios del noroeste argentino, cazadores y nómades, que resistieron la conquista española pero terminaron desplazados y casi extinguidos hacia mediados del siglo XVIII. (Imagen Ilustrativa)


Los Lules y los Vilelas constituyeron dos grupos indígenas nómades, culturalmente relacionados pero con lenguas distintas. Habitaron el noreste de la actual Argentina, en territorios conocidos como El Tucumán durante la conquista, abarcando el este de Santiago del Estero y el suroeste de Tucumán. Los españoles que acompañaban a Diego de Almagro en 1536 fueron los primeros en describirlos. Almagro los llamó “lules” por su gran altura y delgadez, que les recordaba a los avestruces. Su subsistencia se basaba en la caza del pecarí, la recolección de frutas silvestres, miel y raíces, y en la pesca ocasional. Usaban arcos y flechas envenenadas, macanas de madera dura, boleadoras y dardos. También elaboraban una bebida alcohólica con miel y algarrobo. Una característica singular fue la construcción de cisternas para almacenar agua de lluvia, algo poco común entre otros pueblos de la región. Resistieron con fuerza los primeros asentamientos españoles, pero finalmente se replegaron hacia zonas más remotas. A comienzos del siglo XVIII, los jesuitas intentaron incorporarlos a las reducciones misioneras, pero muchos huyeron. Hacia 1750, los Lule-Vilelas ya habían desaparecido como grupo organizado, quedando apenas algunos individuos dispersos en el Chaco. Los Lules se dividían en parcialidades como Esistiné, Toquistiné y Oristiné, mientras que los Vilelas tenían grupos como Chunupí, Pazaine y Atalala. Su lengua formó parte de la familia lule-vilela, hoy prácticamente extinta, aunque algunos descendientes aún viven en Chaco y Santiago del Estero. La memoria de estos pueblos se conserva en estudios antropológicos y en comunidades que reivindican su herencia cultural.  #LulesVilelas #PueblosOriginarios #HistoriaArgentina #MemoriaIndígena #ResistenciaAncestral #17Diciembre #lules #vilelas #mendozantigua 

Los Charrúas: guerreros del río Uruguay y memoria de resistencia


Los charrúas fueron un pueblo indígena que habitó las márgenes del río Uruguay, extendiéndose por territorios de la actual Argentina, Uruguay y sur de Brasil. Se sustentaron con la caza de venados y ñandúes, la pesca y la recolección de huevos y frutos silvestres. Sus viviendas eran simples paravientos de esteras, y vestían una pampanilla de cuero o mantos de pieles decorados con motivos geométricos. Los hombres portaban adornos corporales como el tembetá y tarugos nasales, se tatuaban el rostro y lo pintaban antes de la guerra. Usaban arcos, flechas líticas, boleadoras, hondas y lanzas, y solían traer las cabezas de sus enemigos como trofeos. En los rituales de duelo, los hombres se clavaban astillas en los brazos y las mujeres se cortaban una falange. También practicaron una alfarería rudimentaria, decorada con incisiones. El jesuita Cayetano Cattáneo describió a los charrúas como hábiles jinetes, capaces de montar sin silla ni estribos y de maniobrar con gran destreza. Su vida nómada, sin asentamientos fijos, dificultó la labor de los misioneros. Las mujeres cargaban con los bienes y los hijos en las mudanzas, mientras los hombres viajaban armados a caballo. Durante el siglo XVIII y XIX, los charrúas resistieron las campañas coloniales y luego participaron en las guerras de independencia, pero fueron perseguidos y casi exterminados en la matanza de Salsipuedes (1831) en Uruguay. Hoy, su memoria se mantiene viva en organizaciones culturales y en comunidades que reivindican su identidad. El término “Uruguay” proviene del guaraní y significa “río de los pájaros pintados”. En el censo uruguayo de 2011, alrededor del 1% de la población se reconoció como descendiente charrúa. Su cultura se vinculó con otros pueblos como los chaná-timbúes, yaros y bohanes. #Charrúas #PueblosOriginarios #MemoriaIndígena #ResistenciaAncestral #HistoriaRioplatense #17Diciembre #IdentidadCultural #mendozantigua 

17 de Diciembre de 1921: La represión en San Julián y el sacrificio de Facón Grande. (Imagen Ilustrativa)


El 17 de diciembre de 1921, en plena represión de las huelgas rurales patagónicas, las tropas del teniente coronel Elbio Anaya avanzaron desde la estancia San José hacia el norte. Al mediodía, tras un tiroteo en la Tapera de Casterán, fueron capturados numerosos huelguistas. Aunque los militares informaron que solo habían muerto el dirigente Albino Argüelles y dos peones, en realidad se fusiló a cerca de un centenar de prisioneros, en uno de los episodios más sangrientos de la llamada Patagonia Rebelde. La última columna activa estaba dirigida por José Font, conocido como “Facón Grande”, un carrero que se convirtió en símbolo de la resistencia obrera. Font operaba en la zona del Ferrocarril Patagónico y dividió sus fuerzas: una columna de 300 hombres marchó hacia Bahía Laura, al sur de Puerto Deseado, mientras él mismo condujo otra hacia Pico Truncado. En su avance ocuparon el poblado de Las Heras, dejando al delegado Antonio Echevarría al mando. La represión de diciembre de 1921 marcó el desenlace de las huelgas iniciadas en 1920, que reclamaban mejores condiciones laborales para los peones de campo. El movimiento fue liderado por figuras como Antonio Soto, Ramón Outerelo y Albino Argüelles, este último fusilado en San José. La violencia estatal dejó un saldo estimado de 1.500 a 2.000 trabajadores asesinados, según investigaciones históricas, y se convirtió en una herida profunda en la memoria social argentina. Albino Argüelles (1896-1921) fue herrero y sindicalista socialista, asesinado el mismo 17 de diciembre. La represión fue ordenada por el presidente Hipólito Yrigoyen, bajo presión de los grandes estancieros y la Sociedad Rural. El episodio fue inmortalizado por Osvaldo Bayer en su investigación La Patagonia Rebelde, y llevado al cine en 1974 por Héctor Olivera. #PatagoniaRebelde #FacónGrande #AlbinoArgüelles #MemoriaHistórica #17Diciembre1921 #LuchaObrera #HistoriaArgentina #mendozantigua 

El 17 de diciembre de 1832, la Legislatura de Buenos Aires eligió al general Juan Ramón Balcarce como gobernador, tras la negativa de Juan Manuel de Rosas de continuar en el cargo y marcharse al sur para encabezar la Campaña al Desierto. (Imagen Ilustrativa)


La decisión profundizó las tensiones dentro del partido federal, dividido entre los moderados —apodados “lomos negros”— y los “federales netos” o “apostólicos”, fieles seguidores de Rosas. En las elecciones de 1833, los moderados triunfaron, lo que provocó la renuncia de varios diputados rosistas y nuevos comicios interrumpidos por disturbios. Mientras tanto, Rosas permanecía en campaña y su esposa Encarnación Ezcurra dirigía la política porteña. Fue ella quien impulsó la Revolución de los Restauradores, que forzó la destitución de Balcarce y la llegada interina de Juan José Viamonte, rápidamente sometido al control rosista. Ese mismo año, Ezcurra organizó la Sociedad Popular Restauradora, conocida como “la Mazorca”, que comenzó como un grupo de adhesión política pero pronto se transformó en una organización represiva y violenta, sembrando miedo entre los opositores y obligando a muchos a emigrar hacia la Banda Oriental. Finalmente, tras la renuncia de Viamonte y breves pasos de otros gobernadores, Rosas aceptó volver al poder el 13 de abril de 1835, imponiendo nuevamente la condición de recibir facultades extraordinarias, lo que consolidó su liderazgo autoritario en Buenos Aires. La división entre “lomos negros” y “apostólicos” marcó el inicio de una fractura interna del federalismo, que debilitó la institucionalidad provincial. La Mazorca fue considerada por historiadores como una de las primeras organizaciones políticas paramilitares en Argentina, símbolo del poder rosista. Rosas gobernó Buenos Aires en dos períodos: 1829-1832 y 1835-1852, consolidando un régimen de control férreo sobre la provincia. #Federales1832 #Rosas #Mazorca #EncarnaciónEzcurra #HistoriaArgentina #15Diciembre #CampañaAlDesierto #mendozantigua 

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