El 22 de marzo de 1833, a las 16:30, partió desde la Guardia de San Miguel del Monte la División Izquierda de la tercera Campaña al Desierto, liderada por Juan Manuel de Rosas y ordenada por el gobernador Juan Ramón Balcarce. Su objetivo fue enfrentar a los pueblos originarios que resistían el avance de las autoridades sobre los territorios del sur bonaerense. Junto a los soldados marchó un grupo de hombres de ciencia, seleccionados para realizar observaciones astronómicas, meteorológicas y topográficas. Registraron latitudes, longitudes, ocultaciones estelares, declinación solar y eclipses de los satélites de Júpiter, además de temperaturas, presión atmosférica y dirección de los vientos. Día tras día, anotaron la ubicación de montañas, cursos de ríos, calidad de aguas, tipos de suelo, pasturas y vegetación, y recolectaron minerales, yesos, arcillas y especies vegetales para su análisis en Buenos Aires. También exploraron los ríos Colorado y Negro, elaborando mapas detallados sobre sus costas, caudal y navegabilidad. Entre los participantes se destacaron el científico italiano Nicolás Descalzi, el ingeniero agrónomo Feliciano Chiclana (hijo), y marinos como Thorne, Bathurst, Amores, Lynch, Elsegood y Scaillet. Incluso el joven Charles Darwin visitó el campamento en el río Colorado, donde realizó observaciones que luego incluyó en su obra, aunque con algunas imprecisiones culturales, como afirmar que Rosas y sus hombres eran “soldados españoles guerreando contra los indios”. Esta campaña combinó estrategia militar y exploración científica, dejando registros valiosos para la historia natural, la cartografía y la meteorología argentina, en un contexto de expansión territorial y conflicto. #Rosas1833 #CienciaEnCampaña #DarwinEnArgentina #ExploraciónYConquista #DesiertoYObservación #HistoriaNaturalCriolla #mendozantigua
Bienvenidos al sitio con mayor cantidad de Fotos antiguas de la provincia de Mendoza, Argentina. (mendozantigua@gmail.com) Para las nuevas generaciones, no se olviden que para que Uds. vivan como viven y tengan lo que tienen, primero fue necesario que pase y exista lo que existió... que importante sería que lo comprendan
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jueves, 18 de diciembre de 2025
📌 Ciencia en campaña: cuando Rosas marchó al desierto con astrónomos, naturalistas y hasta Darwin (1833)
El 22 de marzo de 1833, a las 16:30, partió desde la Guardia de San Miguel del Monte la División Izquierda de la tercera Campaña al Desierto, liderada por Juan Manuel de Rosas y ordenada por el gobernador Juan Ramón Balcarce. Su objetivo fue enfrentar a los pueblos originarios que resistían el avance de las autoridades sobre los territorios del sur bonaerense. Junto a los soldados marchó un grupo de hombres de ciencia, seleccionados para realizar observaciones astronómicas, meteorológicas y topográficas. Registraron latitudes, longitudes, ocultaciones estelares, declinación solar y eclipses de los satélites de Júpiter, además de temperaturas, presión atmosférica y dirección de los vientos. Día tras día, anotaron la ubicación de montañas, cursos de ríos, calidad de aguas, tipos de suelo, pasturas y vegetación, y recolectaron minerales, yesos, arcillas y especies vegetales para su análisis en Buenos Aires. También exploraron los ríos Colorado y Negro, elaborando mapas detallados sobre sus costas, caudal y navegabilidad. Entre los participantes se destacaron el científico italiano Nicolás Descalzi, el ingeniero agrónomo Feliciano Chiclana (hijo), y marinos como Thorne, Bathurst, Amores, Lynch, Elsegood y Scaillet. Incluso el joven Charles Darwin visitó el campamento en el río Colorado, donde realizó observaciones que luego incluyó en su obra, aunque con algunas imprecisiones culturales, como afirmar que Rosas y sus hombres eran “soldados españoles guerreando contra los indios”. Esta campaña combinó estrategia militar y exploración científica, dejando registros valiosos para la historia natural, la cartografía y la meteorología argentina, en un contexto de expansión territorial y conflicto. #Rosas1833 #CienciaEnCampaña #DarwinEnArgentina #ExploraciónYConquista #DesiertoYObservación #HistoriaNaturalCriolla #mendozantigua
📌 Acollarar: la práctica rural que enseñó a los caballos a seguir el rumbo de la madrina
En el ámbito rural argentino, el verbo acollarar se utilizó para describir la acción de atar por el cuello a dos animales, especialmente yeguarizos, con el propósito de que aprendieran a desplazarse juntos y no se desorientaran en campo abierto. Esta costumbre fue común en la cría y doma de caballos, donde se los acollaraba a la llamada “yegua madrina”, una hembra experimentada que guiaba al resto del tropel. La práctica se realizó con cuerdas, colleras o lazos de cuero, y permitió que los animales jóvenes adquirieran hábitos de marcha, obediencia y orientación, siguiendo el ritmo y comportamiento de la madrina. El acollaramiento también facilitó el traslado de tropas equinas, evitando que se dispersaran en travesías largas o en zonas de monte. Según registros del Tesoro de los Diccionarios Históricos de la Lengua Española, el término tuvo uso extendido en Argentina, Bolivia, Chile y Uruguay, y se aplicó también a bueyes y perros, aunque en menor medida. En textos rurales del siglo XIX, se mencionó como parte de las tareas cotidianas del peón de campo, junto con el amanse, el ensille y el arreo. El acollaramiento no solo tuvo valor práctico, sino que reflejó una filosofía de aprendizaje por compañía, donde el animal joven imitaba al veterano, aprendiendo por cercanía y repetición. En la cultura gauchesca, la yegua madrina fue símbolo de guía, experiencia y cohesión grupal, y aún hoy se la recuerda en relatos y canciones camperas. #Acollarar #YeguaMadrina #SaberesDelCampo #TradiciónCriolla #CaballosEnMarcha #RuralidadViva
📌 En 1904, bajo la presidencia de Julio A. Roca, Argentina enfrentó una crisis monetaria marcada por emisiones descontroladas, bonos provinciales y una falsa escasez de billetes.
Durante el año 1904, en plena segunda presidencia de Julio Argentino Roca, la economía argentina atravesó una ola especulativa que comprometió su estabilidad financiera y política. Aunque la Caja de Conversión, creada en 1890, acumuló reservas de oro y emitió papel moneda respaldado, alcanzando una circulación cercana a los 400 millones de pesos, en varias provincias se denunció una supuesta escasez de billetes. Ante esa situación, gobiernos provinciales como los de Mendoza, San Juan y Salta emitieron bonos locales que circularon como moneda, generando una fragmentación monetaria que confundía a los ciudadanos: al llegar desde Buenos Aires, se recibían billetes que solo tenían validez provincial, como si se cruzara de una nación a otra. Un diario de la época cuestionó esta paradoja: ¿cómo podía haber escasez si la emisión equivalía a 80 pesos por habitante, cifra superior a la de países con mayor actividad comercial? La respuesta apuntó al desorden fiscal de las provincias, que al no ajustar sus gastos a los ingresos genuinos, recurrieron a mecanismos prohibidos para obtener liquidez. Se propuso retirar los bonos provinciales, pero se reconoció que no existían medios para hacerlo sin agravar la crisis. El artículo concluyó que una escasez momentánea sería preferible a una abundancia artificial, y que la provincia de Buenos Aires, con mayor extensión y peso económico, no experimentaba tal escasez, lo que evidenciaba el carácter político y administrativo del problema. Este episodio reflejó las tensiones entre emisión nacional controlada y autonomías provinciales desbordadas, anticipando debates que persistirían en la historia monetaria argentina. #CrisisMonetaria1904 #CajaDeConversión #RocaPresidente #BonosProvinciales #FragmentaciónFiscal #HistoriaEconómica #mendozantigua
Jemmy Button: el fueguino que cruzó el mundo y volvió a su fuego
Entre 1826 y 1830, el joven capitán Robert Fitz-Roy de la Marina Real Británica comandó el bergantín HMS Beagle en una expedición científica que recorrió las costas de la Patagonia y el Estrecho de Magallanes. Durante esa travesía, capturó y trasladó a Inglaterra a cuatro indígenas fueguinos: dos adultos, un adolescente y una niña, pertenecientes a los pueblos yámana y kawésqar. Uno de los adultos falleció en suelo británico, pero los otros tres —rebautizados con nombres ingleses— lograron adaptarse parcialmente a su nuevo entorno. El joven, adquirido por un botón, fue llamado Jemmy Button; la niña adoptó el nombre de Fuegia Basket, y el otro hombre se hizo llamar York Minster. A pesar de los prejuicios de la época, que consideraban a los fueguinos como los más “atrasados” entre los pueblos originarios, los tres demostraron inteligencia, sensibilidad y capacidad de aprendizaje. Fuegia aprendió inglés, algo de español y portugués; York, aunque de carácter difícil, mostró agudeza; y Jemmy, carismático y coqueto, se integró con soltura a la sociedad británica. En 1832, Fitz-Roy emprendió una nueva expedición a América, esta vez acompañado por el joven Charles Darwin, y decidió repatriar a los tres fueguinos a su tierra natal. En 1833, Jemmy Button se reencontró con su comunidad en Tierra del Fuego, aunque el regreso no fue sencillo: hablaba en inglés, se sentía ajeno, y decía con frustración: “No saben nada”. Años más tarde, Fitz-Roy volvió a la región y divisó una canoa acercándose. En ella viajaba un indígena desnudo que intentaba limpiarse el rostro. Era Jemmy, quien le aseguró que no sentía frío, que estaba casado y que no deseaba regresar a Inglaterra. Subió al barco, comió con modales impecables, se despidió con cortesía y, al alejarse el Beagle, encendió una fogata en la costa: un gesto ancestral, quizás su forma de decir adiós. Este episodio, que inspiró a Darwin en sus reflexiones sobre la evolución y la cultura, reveló el profundo choque entre mundos y la complejidad de la identidad en contextos coloniales. #JemmyButton #FueguinosEnLondres #Beagle1826 #DarwinYFitzRoy #TierraDelFuegoAncestral #ChoqueDeMundos #mendozantigua
Yamanás: los canoeros que vivieron entre el hielo, el mar y los espíritus del sur
Los yamanás —también conocidos como yaganes o yamanaes— habitaron durante milenios las costas del sur de Tierra del Fuego, desplazándose en canoas por los canales fueguinos y adaptándose a uno de los climas más hostiles del planeta. Se estima que sus antepasados llegaron a la región entre el 2000 y 1500 a. C., conformando una sociedad de grupos familiares que hablaban distintos dialectos derivados de la lengua yámana. De baja estatura, cráneo alargado y rostro ancho, los yamanás vivieron del mar: cazaron focas, nutrias y aves marinas, y recolectaron mariscos en familia. Construyeron sus embarcaciones con corteza de árbol cosida con fibras vegetales, y utilizaron arpones de hueso y recipientes de cuero o caparazón. No desarrollaron cerámica ni arquitectura compleja. Se refugiaron en chozas de ramas, cuero o paja, y se cubrieron con pieles para resistir el frío. Su cosmovisión incluía la creencia en un dios creador y en espíritus benévolos y malignos, y transmitieron su saber oralmente a través de generaciones. A diferencia de otros pueblos originarios, su cultura no se expandió territorialmente, pero dejó una huella profunda en la etnografía fueguina. A comienzos del siglo XX, el contacto con colonos, misiones religiosas y enfermedades foráneas provocó su casi extinción. Hoy, algunos de sus descendientes sobreviven en la zona del Canal Beagle, trabajando como peones rurales o en actividades vinculadas al turismo, mientras luchan por reconocer su identidad y preservar su lengua. #Yamanás #CanoerosDelSur #TierraDelFuegoAncestral #LenguaYámana #MemoriaIndígena #NavegantesDelSilencio #mendozantigua
📌 En busca del cruce perfecto: los pasos andinos que exploraron los Clark para unir Chile y Argentina
Durante el último tercio del siglo XIX, los ingenieros de la Clark’s Transandine Railway Company estudiaron diversos pasos cordilleranos para definir la mejor ruta ferroviaria entre Chile y Argentina. El objetivo era conectar la zona central chilena con Mendoza y San Juan, facilitando el comercio hacia el Pacífico. El mapa adjunto muestra los pasos fronterizos evaluados, marcados en rojo, que recorren la cordillera de los Andes desde Valparaíso hasta Uspallata. Entre los puntos destacados figuran Los Patos, Valle Hermoso, Alicahue, Sobrante, Yareta, Piuquenes, Leiva, Choapa, Navarro y Uspallata, cada uno con características geográficas y climáticas que fueron analizadas por los técnicos. La elección final recayó en el Paso de Las Cuevas–Juncal, por su menor altitud y viabilidad técnica, aunque otros pasos como Los Patos y Piuquenes también ofrecían ventajas estratégicas. Estos estudios fueron fundamentales para el trazado del Ferrocarril Trasandino, inaugurado en 1910, que atravesó túneles, puentes y tramos de cremallera para vencer la complejidad del relieve andino. La imagen revela la cercanía de estos pasos a ciudades como Los Andes, San Felipe, Quillota y Valparaíso, así como su conexión con rutas modernas como la Ruta 5 y la Ruta 60, que hoy siguen articulando el tránsito binacional. Este trabajo de exploración fue pionero en la integración física entre ambos países, y sentó las bases para futuras obras como el túnel Cristo Redentor (1980) y los actuales proyectos de corredores bioceánicos. #PasosAndinos #ClarkExploraciones #FerrocarrilTrasandino #CordilleraHistórica #RutasQueUnen #MapaConMemoria #mendozantigua. Fuente: https://www.ferrocarril-trasandino.com.ar/
📌 El Ferrocarril Trasandino, concebido como puente entre Argentina y Chile, enfrentó décadas de obstáculos financieros, técnicos y políticos que lo llevaron al abandono definitivo en 1984. (Imagen Ilustrativa)
El Ferrocarril Trasandino, ideado como conexión entre Mendoza y Los Andes, se dividió desde su origen en dos administraciones independientes: el FCTA (Ferrocarril Trasandino Argentino) y el FCTC (Ferrocarril Trasandino Chileno). En Argentina, tras múltiples cambios de concesión, el control quedó en manos del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico (FCBAP). La construcción comenzó el 1 de enero de 1887 en Mendoza, habilitándose tramos progresivos: Uspallata (1891), Río Blanco (1892), Punta de Vacas (1893) y Las Cuevas (1903). En Chile, la Clark’s Transandine Railway Company inició obras en 1889, pero la revolución de 1891 paralizó el proyecto, que fue retomado por la Transandine Construction Company. Esta avanzó hasta Juncal (1906), Portillo (1908) y la frontera (1910). Durante la construcción, los pasajeros debían continuar a mulas desde la punta de rieles. Tras la inauguración en 1910, las ganancias iniciales se desvanecieron rápidamente. Las causas fueron múltiples: Altos costos operativos por el uso de cremallera en pendientes pronunciadas. Avalanchas frecuentes, especialmente en el lado chileno. Tarifas abusivas impuestas por el FCBAP, que favorecieron el tráfico hacia el Atlántico, dejando al Pacífico sin competitividad. En 1923, se creó una administración conjunta, lo que mejoró temporalmente los resultados. Chile invirtió en electrificación parcial, mientras Argentina rechazó esa opción, obligando a extender el tendido chileno hasta Las Cuevas para el cambio de locomotoras. La Gran Depresión de 1930 volvió a hundir las finanzas del Trasandino. En 1934, un aluvión destruyó la vía argentina, paralizando el servicio por 10 años. En 1939, el FCTA fue entregado al Estado argentino, y en 1944, el FCTC pasó a manos de la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE). Antes de la apertura del túnel Cristo Redentor (1980), el ferrocarril transportó automóviles entre Caracoles y Las Cuevas, pero ese servicio fue eliminado. En 1979, se suspendió el transporte de pasajeros por el conflicto del Canal de Beagle, y en 1984, un nuevo alud en Chile provocó la cancelación definitiva del servicio. En los años siguientes, el Trasandino fue absorbido por la red norte de EFE y luego transferido a la red sur, quedando como un vestigio de una obra monumental que nunca logró cumplir su promesa de integración continental. #FerrocarrilTrasandino #MendozaALosAndes #HistoriaBinacional #RielesOlvidados #CordilleraYConflictos #PuenteQueNoFue #mendozantigua
miércoles, 17 de diciembre de 2025
🤯 El Ferrocarril Trasandino: La Épica Ruina de los Hermanos Clark (1872-1910)
Los hermanos Clark concibieron un ambicioso proyecto para unir Argentina y Chile por tren, buscando atraer el crucial tráfico de carga de Cuyo hacia Valparaíso. Argumentaron que la línea recta de ~260 km de Mendoza a Valparaíso era mucho más corta que los ~990 km a Buenos Aires. En agosto de 1872, los Clark presentaron sus propuestas ferroviarias: un tramo en Argentina desde Buenos Aires a Mendoza y a la frontera, y otro en Chile desde Los Andes hasta la frontera. Para impulsar la construcción, solicitaron concesiones, garantías y subvenciones a ambos gobiernos. Argentina acogió la idea favorablemente, otorgando a los Clark la concesión para construir un ferrocarril (trocha de 1,68 m) desde Buenos Aires hasta San Juan (pasando por Mendoza), con una extensión de ~1.200 km, y, una vez finalizado este, el tramo hacia Chile. Chile tardó dos años en aprobar las condiciones, y solo promulgó la ley de concesión en noviembre de 1874, aunque con términos modificados que desagradaron a los capitalistas europeos. A pesar de las dificultades financieras en Europa, estudios de ingeniería liderados por Mr. Warring Davies identificaron una ruta favorable a través del paso Navarro, aunque requería un costoso túnel de cumbre de 3.354 metros. No obstante, la crisis obligó a los Clark a aplazar el proyecto por una década. La construcción de la línea Buenos Aires-Mendoza finalizó en septiembre de 1886. El 1 de enero de 1887 comenzaron los trabajos del Trasandino desde Mendoza. En el lado chileno, ante la indecisión del Congreso, los Clark iniciaron la construcción desde Los Andes el 5 de abril de 1889 con capital propio, bajo la denominación "Trasandino Clark". La revolución de 1891 en Chile y la falta de financiamiento provocaron la paralización de las obras y la quiebra de la firma Clark. Se abandonó la ruta Navarro por su mayor longitud, optándose por un trazado más directo pero con pendientes más pronunciadas (hasta 8%), implementando el sistema de cremallera ABT. Finalmente, en julio de 1904 se reiniciaron las obras en el lado chileno bajo la Trasandine Construction Company, sin la participación de los Clark. La línea se inauguró el 5 de abril de 1910 después de 38 años de gestiones. Lamentablemente, Juan Clark falleció tres años antes (18 de junio de 1907) sin ver el proyecto concluido. El ferrocarril resultó en la ruina económica de sus visionarios, y su desempeño económico fue siempre deficitario. Un dato adicional es que el túnel de 19.823 metros que los Clark propusieron como ideal (similar al Simplón en Europa) finalmente se inauguró en 1906 para el tramo transandino, aunque su propuesta original era para un solo túnel de menor longitud. #FerrocarrilTrasandino #HermanosClark #HistoriaArgentina #HistoriaChilena #GranObra #mendozantigua
Azul, rojo y blanco: los colores que cruzaron fronteras y flamearon ideales
Los colores azul, rojo y blanco se difundieron por influencia de las banderas de Países Bajos, Francia y Rusia, y fueron adoptados por decenas de países como símbolo de libertad, republicanismo o identidad paneslava. A lo largo de la historia, el azul, el rojo y el blanco se convirtieron en los colores más repetidos en las banderas nacionales. Aunque la mayoría de los pabellones adoptaron forma rectangular, fue la combinación cromática la que marcó tendencia global. La primera bandera que incorporó estos tres colores fue la de las Provincias Unidas de los Países Bajos, que en 1660 adoptaron un diseño inspirado en la Bandera del Príncipe (1572), originalmente naranja, blanco y azul, durante su lucha por independizarse de la España de los Habsburgo. En 1794, Francia oficializó su famosa Tricolore, con franjas verticales azul, blanca y roja. Aunque se inspiró en la bandera holandesa, sus colores representaron símbolos parisinos: Azul por San Martín, Rojo por Saint Denis, Blanco por la Casa de Borbón. La Tricolore marcó un quiebre con los emblemas monárquicos y se convirtió en estandarte de los ideales republicanos. En 1821, Noruega adoptó su bandera con los mismos colores, diseñada por Fredrik Meltzer, como homenaje a Francia, Países Bajos y los valores democráticos emergentes. Durante el reinado de Pedro el Grande, Rusia reorganizó las franjas de la bandera holandesa para crear su propia insignia naval. Aunque se oficializó dos siglos más tarde, su influencia fue decisiva: los países eslavos de Europa central y oriental comenzaron a replicar esa paleta, dando origen a los llamados colores paneslavos. Entre los países que adoptaron esta inspiración se encuentran: Serbia, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia, República Checa En América, Paraguay y Chile también incorporaron estos colores, cada uno con significados patrióticos propios. En Asia, Tailandia los adoptó en 1917 como símbolo de nación, religión y monarquía.
🌍 ¿Por qué se repitieron tanto?
Representaron libertad, igualdad y fraternidad en Europa. Simbolizaron unidad eslava en el este del continente. Fueron asociados a valores republicanos y resistencia antimonárquica. Su diseño simple y contrastante facilitó la identificación visual en conflictos y tratados. #ColoresQueUnen #BanderasDelMundo #AzulRojoBlanco #HistoriaDeLasBanderas #Paneslavismo #Tricolore #PedroElGrande #MendozaAntigua
martes, 16 de diciembre de 2025
Los Tonocotés: guardianes de la llanura santiagueña y su legado perdido. (Imagen Ilustrativa)
Los Tonocotés, también llamados tonokotés o zuritas, fueron un pueblo indígena sedentario que habitó las actuales provincias de Santiago del Estero y parte de Tucumán. Poseyeron una lengua propia, registrada por el jesuita Alonso de Bárzana en su obra Arte y vocabulario, aunque con el tiempo se perdió. Algunas comunidades vecinas, como los lules y otros grupos nómades, adoptaron fragmentos de este idioma. Durante los primeros años de la conquista española, los Tonocotés fueron entregados en encomienda, lo que aceleró la desaparición de su cultura independiente. Entre los siglos XVI y XVIII, se integraron a la vida colonial del interior del país. Gracias a los estudios de misioneros y posteriores investigaciones de antropólogos y arqueólogos, se conservaron valiosas descripciones de sus costumbres. Se caracterizaron por su baja estatura, rostro ancho y nariz mediana, rasgos similares a los pueblos brasílidos. Fueron agricultores, cultivando maíz, zapallo y porotos, y complementaron su dieta con la caza, pesca y recolección de algarrobo. Domesticaron el ñandú y el guanaco, aprovechando su carne, plumas, lana y cuero. Construyeron chozas circulares o rectangulares con techos de paja, agrupadas en poblados defendidos por empalizadas de madera. Los hombres vestían delantales de plumas de ñandú o tejidos adornados con chaquiras de hueso, mientras que las mujeres usaban túnicas de lana o fibras vegetales. Como guerreros, emplearon arcos largos con flechas envenenadas y la macana (garrote de madera dura). Su alfarería destacó por la belleza y técnica, especialmente las urnas funerarias decoradas en rojo y negro sobre fondo blanco. En lo espiritual, veneraron a la divinidad Cachanchic, a quien ofrecieron pájaros, frutas y bebidas de algarrobo o maíz, bajo la mediación de hechiceros. Practicaron una doble inhumación: primero enterraban a sus muertos hasta que se descarnaban y luego depositaban los restos en urnas de barro cerca de sus viviendas. Los españoles los llamaron inicialmente “juríes”, deformación del quichua xuri (ñandú), por sus vestimentas de plumas. En la actualidad, se estima que existen alrededor de 6.000 descendientes mestizos de los Tonocotés en comunidades rurales de Santiago del Estero. Su territorio limitaba con los lules al norte, sanavirones al sur, diaguitas al oeste y el río Salado al este. #Tonocotés #Zuritas #PueblosOriginarios #HistoriaArgentina #SantiagoDelEstero #MemoriaAncestral #CulturaIndígena #mendozantigua
Los Tolombón fueron una parcialidad del pueblo diaguita en el noroeste argentino.
Los conquistadores españoles los identificaron y nombraron así, reconociendo su pertenencia a una de las tribus más combativas de la región. Los Tolombón constituyeron una comunidad indígena perteneciente a la gran nación diaguita, asentada en los valles y quebradas del actual noroeste argentino, especialmente en la provincia de Tucumán y zonas aledañas. Los conquistadores españoles, al llegar en el siglo XVI, los denominaron de ese modo al encontrarlos organizados en aldeas fortificadas y con una marcada tradición guerrera. Este pueblo, como otros diaguitas, practicó una agricultura avanzada, cultivando maíz, papa, porotos y quinoa en terrazas escalonadas, y complementó su sustento con la cría de llamas y la producción de tejidos. Se destacó por su habilidad en la alfarería decorada con motivos geométricos y por su arquitectura en piedra, que incluía viviendas y espacios comunitarios. Los Tolombón, junto con los quilmes, pulares y otros grupos diaguitas, resistieron con fuerza la conquista española. Durante las llamadas Guerras Calchaquíes (siglos XVI y XVII), combatieron contra las tropas coloniales, defendiendo sus tierras y su modo de vida. Sin embargo, tras décadas de enfrentamientos, fueron finalmente derrotados y muchos fueron desplazados o trasladados forzosamente a otras regiones, como ocurrió con los quilmes llevados a Buenos Aires. A pesar de la represión colonial, su legado cultural perduró en la memoria regional. Hoy, comunidades diaguitas —incluyendo descendientes de los Tolombón— siguen reclamando reconocimiento y derechos territoriales en el valle de Choromoro (Tucumán). #Tolombón #Diaguitas #PueblosOriginarios #HistoriaArgentina #ResistenciaIndígena #MemoriaAncestral #17Diciembre
Los Sanavirones: guardianes de Mar Chiquita y vecinos de los Comechingones
Los Sanavirones fueron una parcialidad de los tonocotés que habitó la amplia llanura recorrida por los ríos Dulce y Salado, las sierras de Sumampa en Santiago del Estero y el norte de Córdoba, con su mayor concentración en la región de la laguna Mar Chiquita. En el siglo XV, cuando llegaron los españoles, este pueblo de carácter guerrero presionaba sobre los territorios de los comechingones, aunque finalmente convivió con ellos en un sincretismo cultural que derivó en una vida más sedentaria y agrícola. Durante el período colonial, los Sanavirones fueron de los que más rápidamente adoptaron la doctrina cristiana enseñada por los jesuitas. Sin embargo, el sistema de encomiendas y las epidemias los diezmaron hasta desaparecer como grupo organizado hacia el siglo XVII. Se distinguieron por su estatura mediana, tez oscura y vestimenta andina, con camisetas de lana, gorros y ponchos tejidos. Al inicio vivieron en cuevas semi-subterráneas, pero luego construyeron chozas colectivas de madera y paja, origen del rancho criollo, capaces de albergar familias, guerreros y caballos. Sus aldeas podían reunir hasta 40 viviendas, protegidas por cercos espinosos, una costumbre que aún persiste en sectores rurales del norte argentino. Su economía combinó la caza de guanacos, ciervos y liebres, la pesca, la recolección de algarrobo y chañar, y el cultivo de maíz, porotos y quinua con técnicas andinas escalonadas. Criaron llamas, ovejas y ñandúes, aprovechando su lana, carne y plumas. Fueron hábiles ceramistas, elaborando piezas grises o coloreadas pintadas con tintes vegetales. En lo espiritual, tuvieron escasos ritos, aunque veneraron una divinidad solar y practicaron magia y danzas rituales, como muestran las pinturas rupestres donde se representaron brujos preparando polvos psicotrópicos, probablemente derivados del cebil. Enterraron a sus muertos en posición acurrucada, envueltos en cuero, y a los niños en pequeñas cámaras sepulcrales. Los Sanavirones formaron parte del grupo pámpido, con influencias culturales amazónicas y andinas. En la actualidad, más de 2.800 personas se reconocen como descendientes de esta etnia en Santiago del Estero y Córdoba. Su lengua, distinta de la de los comechingones, se perdió casi por completo, aunque se conservaron algunas palabras aisladas. #Sanavirones #PueblosOriginarios #HistoriaArgentina #MarChiquita #MemoriaIndígena #17Diciembre #CulturaAncestral #mendozantigua
🏹 Los Pampas: El Pueblo Cazador que Forjó la Identidad de la Llanura Argentina
Los Pampas constituyeron las etnias originarias de la llanura argentina, habitaron la región antes de la colonización española y sufrieron un trágico declive a partir del siglo XVIII. Históricamente, fueron víctimas de la expansión de los mapuches (a quienes se refirieron como "araucanos") que cruzaron los Andes desde Chile en busca de mejores pastos y ganado, un proceso conocido como "araucanización" que virtualmente extinguió la pureza de la etnia pampa. La geografía del lugar determinó el nombre de este pueblo cazador-recolector, que se dividió en dos grandes grupos: los Taluhet (ubicados al noreste e incluyeron a los Querandíes) y los Diluhet (asentados en el sudoeste). Se destacaron por su gran agilidad y resistencia física, ya que cazaban venados, guanacos, ñandúes y liebres a pie, agotando a sus presas por cansancio. Utilizaron hábilmente las boleadoras y el arco y flecha con punta de pedernal guardada en un carcaj de cuero. En momentos de escasez, recolectaron algarrobas, raíces, semillas e incluso langostas. Los hombres usaron un taparrabo o un chiripá hasta las rodillas, mientras que las mujeres se cubrieron con una pampanilla de piel, dejando el busto descubierto. Tanto hombres como mujeres se abrigaron con quillangos, que eran mantos cosidos de pieles de guanaco, zorro o nutria. El poncho, una pieza rectangular con abertura central, también fue una prenda de abrigo común. Los hombres se distinguieron por el uso del tembetá o barbote, una varilla insertada en el labio inferior como símbolo de madurez. Se pintaron el cuerpo con diseños geométricos y, en ocasiones especiales como la guerra, tiñeron sus rostros de negro y rojo con lo que consideraron signos cabalísticos, creyendo que los hacían invulnerables. Practicaron la poligamia y sus matrimonios se concertaron mediante la compra de la mujer. Celebraron ceremonias con danzas al son de sonajas y tamboriles, presididas por el "vicario" de la deidad maléfica Elel. Su industria principal giró en torno al trabajo de la piedra, con la que tallaron puntas de flecha, morteros, bolas para boleadoras y raspadores para curtir las pieles. A través del contacto con otras culturas, probablemente por influencia incaica, adquirieron destreza en la alfarería, especializándose en jarras con asa, y decoraron sus piezas y mantos con intrincados trazos geométricos, a los que atribuyeron un poder mágico. Se resguardaron en paravientos y, más tarde, en toldos más elaborados llamados Kau, hechos con cueros de guanaco o vaca. En combate, el arma más temida fue la chuza, una lanza de caña tacuara de entre 2,40 y 3,60 metros de largo, con una moharra de hierro en la punta. Los guerreros a caballo cargaron en escuadrones compactos con la lanza en ristre, empleando alaridos ensordecedores. Manejaron la lanza con destreza, haciéndola girar o "voltear" para buscar una nueva carga. La caballería indígena usó rastrilladas (huellas dejadas por las chuzas arrastradas) para señalar sus movimientos. Demostraron ingenio táctico, usando vejigas infladas con piedras atadas a las colas de los caballos para espantar a la caballería enemiga, o quemando el campo para crear cortinas de humo. También emplearon el conocimiento del terreno, atrayendo a sus perseguidores a tembladerales o a campos con pastos venenosos como el mío-mío, para dejar a los enemigos sin monturas y luego exterminarlos. Además de la chuza, utilizaron arcos y flechas, la macana (garrote de madera dura), hachas de pedernal, hondas y la temible bola perdida y las boleadoras de dos o tres ramales, que usaron con gran maestría en combates personales. Como protección, se cubrieron con escudos y corazas hechos de varias capas de cuero crudo. #PueblosOriginarios #Pampas #HistoriaArgentina #GauchosPrimitivos #mendozantigua
Los Lules y Vilelas fueron pueblos originarios del noroeste argentino, cazadores y nómades, que resistieron la conquista española pero terminaron desplazados y casi extinguidos hacia mediados del siglo XVIII. (Imagen Ilustrativa)
Los Lules y los Vilelas constituyeron dos grupos indígenas nómades, culturalmente relacionados pero con lenguas distintas. Habitaron el noreste de la actual Argentina, en territorios conocidos como El Tucumán durante la conquista, abarcando el este de Santiago del Estero y el suroeste de Tucumán. Los españoles que acompañaban a Diego de Almagro en 1536 fueron los primeros en describirlos. Almagro los llamó “lules” por su gran altura y delgadez, que les recordaba a los avestruces. Su subsistencia se basaba en la caza del pecarí, la recolección de frutas silvestres, miel y raíces, y en la pesca ocasional. Usaban arcos y flechas envenenadas, macanas de madera dura, boleadoras y dardos. También elaboraban una bebida alcohólica con miel y algarrobo. Una característica singular fue la construcción de cisternas para almacenar agua de lluvia, algo poco común entre otros pueblos de la región. Resistieron con fuerza los primeros asentamientos españoles, pero finalmente se replegaron hacia zonas más remotas. A comienzos del siglo XVIII, los jesuitas intentaron incorporarlos a las reducciones misioneras, pero muchos huyeron. Hacia 1750, los Lule-Vilelas ya habían desaparecido como grupo organizado, quedando apenas algunos individuos dispersos en el Chaco. Los Lules se dividían en parcialidades como Esistiné, Toquistiné y Oristiné, mientras que los Vilelas tenían grupos como Chunupí, Pazaine y Atalala. Su lengua formó parte de la familia lule-vilela, hoy prácticamente extinta, aunque algunos descendientes aún viven en Chaco y Santiago del Estero. La memoria de estos pueblos se conserva en estudios antropológicos y en comunidades que reivindican su herencia cultural. #LulesVilelas #PueblosOriginarios #HistoriaArgentina #MemoriaIndígena #ResistenciaAncestral #17Diciembre #lules #vilelas #mendozantigua
Los Charrúas: guerreros del río Uruguay y memoria de resistencia
Los charrúas fueron un pueblo indígena que habitó las márgenes del río Uruguay, extendiéndose por territorios de la actual Argentina, Uruguay y sur de Brasil. Se sustentaron con la caza de venados y ñandúes, la pesca y la recolección de huevos y frutos silvestres. Sus viviendas eran simples paravientos de esteras, y vestían una pampanilla de cuero o mantos de pieles decorados con motivos geométricos. Los hombres portaban adornos corporales como el tembetá y tarugos nasales, se tatuaban el rostro y lo pintaban antes de la guerra. Usaban arcos, flechas líticas, boleadoras, hondas y lanzas, y solían traer las cabezas de sus enemigos como trofeos. En los rituales de duelo, los hombres se clavaban astillas en los brazos y las mujeres se cortaban una falange. También practicaron una alfarería rudimentaria, decorada con incisiones. El jesuita Cayetano Cattáneo describió a los charrúas como hábiles jinetes, capaces de montar sin silla ni estribos y de maniobrar con gran destreza. Su vida nómada, sin asentamientos fijos, dificultó la labor de los misioneros. Las mujeres cargaban con los bienes y los hijos en las mudanzas, mientras los hombres viajaban armados a caballo. Durante el siglo XVIII y XIX, los charrúas resistieron las campañas coloniales y luego participaron en las guerras de independencia, pero fueron perseguidos y casi exterminados en la matanza de Salsipuedes (1831) en Uruguay. Hoy, su memoria se mantiene viva en organizaciones culturales y en comunidades que reivindican su identidad. El término “Uruguay” proviene del guaraní y significa “río de los pájaros pintados”. En el censo uruguayo de 2011, alrededor del 1% de la población se reconoció como descendiente charrúa. Su cultura se vinculó con otros pueblos como los chaná-timbúes, yaros y bohanes. #Charrúas #PueblosOriginarios #MemoriaIndígena #ResistenciaAncestral #HistoriaRioplatense #17Diciembre #IdentidadCultural #mendozantigua
lunes, 15 de diciembre de 2025
1958: El funeral de Pío XII y el escándalo que cambió los protocolos vaticanos
En octubre de 1958, el funeral del Papa Pío XII se convirtió en un episodio trágico y embarazoso para el Vaticano, debido a un embalsamamiento experimental fallido que provocó la rápida descomposición del cuerpo del pontífice. Su médico personal, Riccardo Galeazzi-Lisi, oftalmólogo sin formación forense, aplicó una técnica no convencional: bañó el cuerpo en aceites aromáticos y lo envolvió en celofán, evitando la extracción de órganos como era habitual. Esta decisión respondió al deseo explícito de Pío XII de conservar intacto su cuerpo. El calor otoñal, la ausencia de refrigeración y el método defectuoso aceleraron la putrefacción anaeróbica. En pocas horas, el cadáver se hinchó, adquirió un tono verdoso-negruzco y emitió un hedor insoportable, provocando desmayos entre los guardias suizos, que debieron rotarse cada 15 minutos. Durante la procesión fúnebre desde Castel Gandolfo a Roma, la acumulación de gases internos provocó la ruptura de la cavidad torácica, generando un estallido audible frente a los dolientes. El rostro fue cubierto con una máscara de cera para disimular el deterioro. El escándalo fue noticia mundial y tuvo consecuencias inmediatas: Galeazzi-Lisi fue expulsado del Vaticano, inhabilitado por el Consejo Médico Italiano y despedido por el Papa Juan XXIII. A raíz del incidente, el Vaticano estableció nuevos protocolos estrictos para garantizar prácticas profesionales en futuros funerales papales. Pío XII (Eugenio Pacelli) fue pontífice entre 1939 y 1958, guiando la Iglesia durante la Segunda Guerra Mundial. El embalsamamiento tradicional en el Vaticano incluía la extracción de órganos y refrigeración inmediata. Desde este evento, los funerales papales se realizan bajo supervisión médica especializada y con técnicas estandarizadas. #PíoXII1958 #FuneralVaticano #EmbalsamamientoFallido #HistoriaDelPapado #15Diciembre #ProtocoloVaticano
1980: Mendoza y la crisis maderera que aún resuena (Imagen Ilustrativa)
El 1 de diciembre de 1980, se visibilizó con fuerza la crisis maderera que afectaba a Mendoza y al país en general. El deterioro del patrimonio forestal era evidente, producto de la tala indiscriminada, el avance de desmontes comerciales, la acción de explotadores clandestinos y la retracción de la actividad forestadora. Aunque se dictaron normativas para frenar el daño, su aplicación fue débil. Los planes de fomento forestal impulsados por organismos oficiales no lograron resultados significativos, en parte por la burocracia lenta y la desarticulación de los créditos, que llegaban fuera de tiempo o no se ajustaban a las especies implantadas. La Cámara de Empresarios Madereros y Afines, que agrupaba a más de 1.600 asociados, alertó sobre el cierre de establecimientos, especialmente en la industria del mueble, afectada por la caída del poder adquisitivo y la falta de materia prima. En Mendoza, aserraderos locales denunciaron prácticas irracionales como la tala de álamos menores de ocho años, cuando su madurez biológica se alcanza entre los 10 y 12 años. Esta situación, calificada como suicida por los propios industriales, evidenciaba una crisis estructural que no era nueva, sino arrastrada por décadas. Paradójicamente, Mendoza producía —y aún produce— la mejor madera blanda del país, especialmente álamo estacionado, que se exportaba a la metrópoli para la industria del mueble. Lo que quedaba en la provincia era insuficiente incluso para cajonería y envases frutícolas, generando una demanda muy superior a la oferta. La falta de incentivos, planificación y control impidió el crecimiento del sector, a pesar de su potencial para fortalecer la economía regional. La crisis maderera de 1980 fue un llamado de atención que aún interpela a Mendoza. El álamo es una de las especies más cultivadas en Mendoza por su rápido crecimiento y versatilidad. La silvicultura mendocina enfrenta desafíos climáticos, edáficos y de gestión que requieren políticas sostenidas. En 1980, Argentina importaba madera para suplir la caída de producción local, especialmente en zonas urbanas. #CrisisMaderera1980 #MendozaForestal #ÁlamoMendocino #IndustriaDelMueble #SilviculturaEnRiesgo #1Diciembre #EconomíaRegional #mendozantigua
Armagnac S.E.2010: el gigante francés que soñó con cruzar el Atlántico
El SNCASE S.E.2010 Armagnac, avión francés de gran porte, realizó su primer vuelo el 2 de abril de 1949. Fue concebido como una aeronave presurizada, espaciosa y flexible, con capacidad para transportar pasajeros en cabinas de descanso de tres niveles, además de ofrecer amplio espacio para carga y equipaje. Con 39,6 metros de longitud, 48,95 de envergadura y un peso máximo de despegue de 77.500 kg, prometía comodidad incluso para los viajeros más altos. Su diseño apuntaba a cubrir la ruta transatlántica, pero su alcance limitado lo dejó fuera de competencia. Tras evaluar el prototipo, Air France rechazó su incorporación en 1952, alegando bajo rendimiento. La aerolínea Transports Aériens Intercontinentaux lo utilizó brevemente, pero lo descartó por su ineficiencia en rutas cortas. El Armagnac encontró utilidad como transporte de carga y tropas, especialmente entre Toulouse y Saigón, donde fue valorado por su capacidad. A pesar de estar equipado con cuatro motores Pratt & Whitney Wasp Majors, los más potentes de pistón fabricados en serie, su desempeño seguía siendo insuficiente. Aunque solo se construyeron nueve unidades, su diseño adelantado presagió la evolución de los aviones comerciales de gran tamaño. El Armagnac quedó en la historia como un hermoso intento fallido, símbolo de una época de ambición tecnológica y estética aeronáutica. SNCASE (Société Nationale de Constructions Aéronautiques du Sud-Est) fue una empresa estatal francesa que luego se integró en Sud Aviation, precursora de Aérospatiale y Airbus. El Armagnac fue exhibido en Le Bourget y otras ferias aéreas como ejemplo de innovación postbélica. Su diseño interior inspiró configuraciones posteriores en aviones como el Boeing 747 y el Lockheed L-1011 TriStar. #Armagnac1949 #GiganteFrancés #HistoriaAeronáutica #AviónOlvidado #AirFrance #15Diciembre #DiseñoVisionario #mendozantigua
Los Cainguás, de raíz guaraní, fueron una nación poderosa asentada en el Alto Paraná y dispersa entre Paraguay, Brasil y Argentina. (Imagen Ilustrativa)
En Misiones, sus núcleos principales se establecieron en los montes de San Ignacio, manteniendo un modo de vida aislado, con fuerte apego a sus tradiciones y bajo la autoridad de caciques. Los Cainguás (también llamados Caingwt, Cainguú o Caigaá) constituyeron un pueblo de origen genuinamente guaraní, con gran presencia en el territorio paraguayo y una amplia dispersión en la región del Alto Paraná, rodeando los yerbales y extendiéndose hacia zonas boscosas del interior. En tiempos históricos, fueron considerados una nación poderosa, aunque hoy sobreviven como un universo marginal, replegado en comunidades que se resisten a integrarse plenamente a los Estados modernos. Sus poblados se distribuyen en Paraguay y en los estados brasileños de Río Grande do Sul, Santa Catarina y Paraná, además de la provincia argentina de Misiones, donde se asentaron tras cruzar el río Paraná desde las reducciones cercanas a Jesús y Trinidad. En Argentina, sus mayores núcleos se localizaron en los montes de San Ignacio, aunque su hábitat se extendió por gran parte de Misiones y el sector oriental paraguayo. Se caracterizaron por vivir aislados en los bosques, practicando cultivos como el arroz y organizándose en grupos familiares o tribus regionales, bajo la conducción de un cacique. Estudios etnográficos de fines del siglo XIX, como los de Juan Bautista Ambrosetti, destacaron su singularidad dentro de la familia guaraní y su resistencia cultural frente a la colonización. Los Cainguás son considerados parte de los Mbya guaraníes, que aún mantienen rituales como el Ayvu Porã, lenguaje sagrado transmitido por sus líderes espirituales. Su aislamiento cultural fue documentado en censos indígenas del siglo XX, donde se los describió como una “nación oculta” que preservaba sus creencias y prácticas tradicionales. Hoy, comunidades mbya-guaraní continúan habitando Misiones, con fuerte vínculo espiritual con la selva y resistencia frente a la deforestación y el avance agrícola. #Cainguás #Guaraníes #Misiones #AltoParaná #PueblosOriginarios #MemoriaIndígena #15Diciembre
1600 - En el sur argentino, los pueblos fueguinos —Onas/Selk’nam, Yaganes/Yámanas y Alacalufes/Kawésqar— habitaron Tierra del Fuego desde tiempos ancestrales hasta bien entrado el siglo XX.
Su cosmovisión incluía a Teméukel, deidad suprema de los onas, y su vida cotidiana fue descrita por exploradores europeos como ruda y marcada por la supervivencia en un entorno extremo. Hacia el año 1600, los llamados fueguinos ocupaban los territorios de la actual Tierra del Fuego. Diversos estudios los engloban bajo el término “Peschera”, que reunía a tres etnias principales: Onas o Selk’nam, cazadores pedestres de las llanuras, cuya espiritualidad reconocía a Teméukel, creador de hombres, animales y plantas. Yaganes o Yámanas, nómadas canoeros expertos en la navegación de los canales australes, recolectores de mariscos y pescadores. Alacalufes o Kawésqar, habitantes de la zona occidental, también vinculados al mar como fuente de alimento y transporte. El expedicionario francés Dumont d’Urville describió a los fueguinos como personas que pasaban gran parte del tiempo recostadas sobre pieles, rodeadas de perros y caballos, y que incluso para recoger mariscos a pocos metros preferían hacerlo montados. Un marino escocés, Low, relató que los patagones llamaban “zapallos” a los fueguinos, aunque se trataba de un error auditivo. En realidad, los patagones los denominaban “sapallios”, en tono despectivo, aludiendo a su baja estatura y a la práctica de vender hijos recién nacidos como esclavos. Los pueblos fueguinos fueron estudiados desde el siglo XIX por misioneros y científicos europeos, quienes destacaron su adaptación extrema al frío austral. La colonización, el alcohol y las enfermedades aceleraron su desaparición, especialmente en el caso de los selk’nam, víctimas de una verdadera cacería humana durante la expansión ganadera de fines del siglo XIX. Hoy se reconocen descendientes yaganes en Ushuaia y Puerto Williams, que mantienen viva parte de su memoria cultural. #Fueguinos #Selknam #Yaganes #Kawesqar #TierraDelFuego #MemoriaIndígena #HistoriaAustral #mendozantigua
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