Esta imagen es una cápsula visual exquisita de la moda y el espíritu de los años 50. Capturada por la fotógrafa Nina Leen, pionera del fotoperiodismo en Life Magazine, muestra a cuatro modelos recostadas en la arena, exhibiendo trajes de baño con una elegancia relajada y casi coreográfica. Las modelos están dispuestas en diagonal, como si fueran parte de una instalación artística, con los cuerpos estirados y los brazos en posiciones que evocan tanto descanso como escenografía. Los trajes de baño varían entre bikinis a cuadros, una pieza con escote corazón, y diseños con patrones geométricos, todos representativos de la transición entre la modestia de los años 40 y la audacia pin-up de los 50. En la arena se observan sandalias y sombreros, elementos que completan la estética veraniega y femenina de la época. Fue una de las primeras mujeres fotógrafas en trabajar para Life, con más de 50 portadas publicadas. Su estilo combinaba documentación social con una mirada estética aguda, especialmente en temas de moda, juventud y animales. Esta imagen forma parte de una serie de 1950 que retrata la evolución del traje de baño como símbolo de libertad y modernidad femenina. #ModaVintage #TrajesDeBaño1950 #FotografíaHistórica #EstiloRetro #NinaLeen #LifeMagazine #CulturaVisual #PlayasDeÉpoca #CoreografíaDelVerano #ModaEnReposo #MemoriaVisual #HistoriaDeLaModa #ArchivoFotográfico #CuraduríaHistórica #PatrimonioFotográfico #BellezaEnPausa #CuerposAlSol #SolYEstilo #SombrasDelVerano #EscenaTendida #Mendozantigua
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lunes, 28 de julio de 2025
🏖️ Moda en reposo: playa y estilo, 1950. “Cuerpos al sol: coreografía del verano"
Esta imagen es una cápsula visual exquisita de la moda y el espíritu de los años 50. Capturada por la fotógrafa Nina Leen, pionera del fotoperiodismo en Life Magazine, muestra a cuatro modelos recostadas en la arena, exhibiendo trajes de baño con una elegancia relajada y casi coreográfica. Las modelos están dispuestas en diagonal, como si fueran parte de una instalación artística, con los cuerpos estirados y los brazos en posiciones que evocan tanto descanso como escenografía. Los trajes de baño varían entre bikinis a cuadros, una pieza con escote corazón, y diseños con patrones geométricos, todos representativos de la transición entre la modestia de los años 40 y la audacia pin-up de los 50. En la arena se observan sandalias y sombreros, elementos que completan la estética veraniega y femenina de la época. Fue una de las primeras mujeres fotógrafas en trabajar para Life, con más de 50 portadas publicadas. Su estilo combinaba documentación social con una mirada estética aguda, especialmente en temas de moda, juventud y animales. Esta imagen forma parte de una serie de 1950 que retrata la evolución del traje de baño como símbolo de libertad y modernidad femenina. #ModaVintage #TrajesDeBaño1950 #FotografíaHistórica #EstiloRetro #NinaLeen #LifeMagazine #CulturaVisual #PlayasDeÉpoca #CoreografíaDelVerano #ModaEnReposo #MemoriaVisual #HistoriaDeLaModa #ArchivoFotográfico #CuraduríaHistórica #PatrimonioFotográfico #BellezaEnPausa #CuerposAlSol #SolYEstilo #SombrasDelVerano #EscenaTendida #Mendozantigua
“El mini desafía la tormenta: Chicago, Noviembre ‘69”
Esa cita de Jack Mulcahy es una joya visual y sociocultural. Publicada en el Chicago Tribune el 3 de noviembre de 1969, captura con precisión el espíritu de una época en la que la moda no solo desafiaba el clima, sino también las convenciones. En medio de una jornada lluviosa y ventosa en Chicago, las jóvenes optaban por minifaldas a pesar de las inclemencias. El maxi-abrigo ofrecía abrigo, sí, pero el mini era símbolo de actitud, visibilidad y modernidad. La frase “la atención de los observadores de la muchacha” revela cómo el cuerpo femenino se volvía foco de miradas, pero también cómo las mujeres tomaban control de su imagen en el espacio público. La fotografía muestra a una joven de espaldas, bajo la lluvia, con un abrigo corto y zapatos altos. El pavimento mojado refleja su silueta, mientras otros transeúntes con paraguas completan la escena urbana. Es una postal de resistencia estética: la moda como declaración, incluso bajo tormenta. Mini: símbolo de liberación femenina, juventud y desafío a los roles tradicionales. Maxi: refugio contra el clima, pero también una estética más conservadora. La elección del mini, incluso en días hostiles, habla de una generación que priorizaba expresión sobre comodidad. #ModaBajoLaLluvia #Chicago1969 #ResistenciaEstética #MinifaldaEnTormenta #ModaUrbanaHistórica #EstiloEnTemporal #MiradasEnMovimiento #MemoriaVisual60s #CalleComoPasarela #HistoriaEnImágenes #Mendozantigua
domingo, 27 de julio de 2025
💃 “La revolución sentada: minifalda y modernidad en la terraza parisina, 1969” París
La imagen captura mucho más que moda: es un instante de emancipación cotidiana. Una mujer joven, con minifalda y camisa blanca, lee el periódico en una terraza de París. A su lado, una botella de vidrio y un vaso sugieren pausa, reflexión, presencia. Es 1969, y la ciudad respira cambio.
La minifalda como manifiesto: Desde su irrupción en Londres por Mary Quant y su adopción por diseñadores como Courrèges y Paco Rabanne, la minifalda se convirtió en símbolo de juventud, libertad y desafío a los códigos morales tradicionales. Aunque la revolución estética nació en Inglaterra, París la abrazó con estilo propio. En 1969, la minifalda ya era parte del paisaje urbano, pero aún provocaba debates sobre feminidad, decoro y poder. No está caminando ni posando. Está leyendo. Es protagonista de su tiempo, no objeto de él. La escena sugiere autonomía, pensamiento y una nueva forma de habitar lo público.#Minifalda1969 #ModaYRevolución #ParísContemporáneo #FeminismoVisual #CulturaPop60s
📸 Benedetta Barzini por Chris von Wangenheim Vogue Italia, marzo de 1970
La fotografía muestra a Benedetta Barzini envuelta en una explosión de color y exotismo: cintas verdes y rosadas, cuentas blancas, borlas naranjas, y un loro verde posado en su hombro. Es una escena que mezcla teatralidad, sofisticación y provocación, muy en línea con el estilo de Chris von Wangenheim. Este fotógrafo alemán fue célebre por sus imágenes audaces, glamorosas y a menudo transgresoras. En los años 70, sus trabajos para Vogue, Harper’s Bazaar e Interview definieron una estética cargada de sensualidad, peligro y dramatismo. Barzini, por su parte, fue la primera modelo italiana en aparecer en la portada de Vogue Italia en 1965. Su belleza “antigua” y su mirada intensa la convirtieron en musa de fotógrafos como Irving Penn, Richard Avedon y Ugo Mulas. Pero más allá de la moda, Benedetta se convirtió en una figura clave del feminismo italiano, escritora y docente universitaria. #ArchivoEmocional. #CuraduríaVisual. #ModaConHistoria. #EstéticaRetro. #ImagenPoética. #NarrativaVisual. #MemoriaEnImágenes. #CápsulaDocumental. #EtiquetaMuseográfica. #EscenaConSentido
sábado, 26 de julio de 2025
🌸 “Flor entre concreto: elegancia femenina en la ciudad de los años 40” EEUU.
La imagen captura una escena urbana típica de la década de 1940, con una dama caminando por la acera, vestida con un vestido floral de manga corta, largo hasta la rodilla. Su atuendo, complementado con zapatos de tacón y un bolso oscuro, refleja la moda femenina de la época: práctica, refinada y con un toque romántico, incluso en contextos cotidianos. Estampados florales apagados eran comunes, evocando delicadeza sin ostentación. Las cinturas marcadas y los cortes entallados resaltaban la silueta femenina. Se usaban telas como rayón, algodón o crepé, accesibles y versátiles. El largo hasta la rodilla era estándar, por razones tanto estéticas como funcionales. El entorno muestra automóviles estacionados, arquitectura comercial y transeúntes, lo que sugiere una ciudad norteamericana en plena actividad. El letrero “Owl Drug Co.” indica una cadena de farmacias popular en EE.UU. durante el siglo XX. La moda de los años 40 estuvo influida por la Segunda Guerra Mundial, lo que llevó a diseños más sobrios, pero no exentos de estilo.
jueves, 24 de julio de 2025
📸 Grace Kelly en “Rear Window” (1954): elegancia congelada en celuloide
La imagen que compartiste es una de las más icónicas del Hollywood clásico: Grace Kelly vestida con el célebre diseño de Edith Head para su entrada triunfal en Rear Window, capturada por el fotógrafo Bud Fraker en una sesión promocional de 1954. Esta foto no solo inmortaliza un momento cinematográfico, sino que también consagra un ideal de estilo, sofisticación y narrativa visual. Diseñado por Edith Head, el vestido combina un corpiño negro de escote profundo con una falda blanca de tul y gasa, adornada con bordados en forma de enredaderas que caen desde la cintura. La silueta evoca la estética de una figura de porcelana de Dresden, como deseaba Hitchcock: intocable, refinada, pero emocionalmente compleja. El conjunto se completa con guantes largos blancos, collar de perlas, zapatos de tacón con tiras y un pañuelo blanco, todo cuidadosamente elegido para reforzar el carácter de Lisa Fremont, una editora de moda neoyorquina. La escena de entrada de Lisa Fremont es una de las más estudiadas en la historia del vestuario cinematográfico. El vestido no solo comunica estatus social, sino también tensión narrativa: ¿puede una mujer tan elegante adaptarse al mundo del fotógrafo aventurero interpretado por James Stewart? Hitchcock pidió a Head que los trajes de Kelly transmitieran conflicto emocional, y este vestido lo logra con sutileza: belleza, lujo y vulnerabilidad. Fraker, fotógrafo oficial de Paramount, capturó a Grace Kelly en una serie de imágenes que difunden la estética del personaje más allá del film. Su estilo de iluminación suave y encuadre clásico refuerza la idea de una mujer suspendida entre el cine y la realeza, justo antes de que Kelly se convirtiera en princesa de Mónaco. El vestido ha sido replicado, reinterpretado y homenajeado en múltiples ocasiones, desde pasarelas hasta editoriales de moda. En 2010, un boceto original firmado por Edith Head fue subastado en Christie's, consolidando su valor como pieza de arte y diseño
“Tres musas del Atlántico: verano, curvas y libertad en Coney Island, 1935”
La imagen compartida captura un instante vibrante y despreocupado en la playa de Coney Island, Brooklyn, durante el verano de 1935. Tres mujeres con trajes de baño de época posan abrazadas, sonrientes y radiantes, encarnando el espíritu de una generación que comenzaba a redefinir la feminidad y el ocio público. Coney Island en los años 30 era el epicentro del entretenimiento popular en Nueva York: playas, parques de diversiones, espectáculos y una mezcla de clases sociales que se reunían para escapar del calor urbano. La moda de baño femenina estaba en plena transición: los trajes de una sola pieza ganaban popularidad, con cortes más ajustados que celebraban las curvas sin perder la modestia exigida por la época. La Gran Depresión aún marcaba la vida cotidiana, pero espacios como Coney Island ofrecían una válvula de escape accesible, donde la alegría y el cuerpo podían expresarse libremente. Las tres mujeres, probablemente amigas o hermanas, se muestran confiadas y alegres, abrazadas en la arena frente a una estructura de madera que podría ser parte del paseo marítimo. Sus poses y sonrisas transmiten una energía de camaradería y orgullo corporal que desafía los cánones rígidos de belleza de la época.
miércoles, 23 de julio de 2025
🕶️ Moda juvenil de 1965: el conjunto Kicky y el espíritu Mary Quant
Este conjunto, descrito en un folleto de 1965, es una cápsula visual del estilo mod británico que revolucionó la moda femenina. Fue parte del movimiento impulsado por Mary Quant, quien democratizó el diseño con prendas accesibles, cómodas y audaces para las jóvenes de la época. Jersey de cuello redondo con patrón de tablero de ajedrez (checkerboard), una estética gráfica muy popular en el diseño mod. Bandas de rayas en dos tonos en caderas, puños y cuello, que se repiten en los calcetines altos, creando una armonía visual y un “total look”. Falda de costura tipo welt, de línea A, fácil de usar y favorecedora, que costaba alrededor de $11 USD. El jersey, por su parte, se vendía por unos $16 USD, lo que lo hacía accesible para el público juvenil. Las botas go-go blancas una de las innovaciones más icónicas de Mary Quant, introducidas en 1965. Eran planas o de tacón bajo, hasta la rodilla, hechas de vinilo blanco, y se convirtieron en símbolo de libertad y estilo. Se usaban con minifaldas, vestidos geométricos y conjuntos como el Kicky, marcando una ruptura con la moda formal de décadas anteriores. Este tipo de conjunto reflejaba el espíritu de la Swinging London, donde la moda se volvió expresión de juventud, rebeldía y modernidad. Mary Quant no solo diseñaba ropa: creaba un estilo de vida. Sus boutiques ofrecían música, maquillaje, accesorios y una estética completa. La fotografía ilustra perfectamente este conjunto: una figura femenina dentro de un marco, con el jersey de tablero, la falda A, los calcetines altos a rayas y las botas gogo blancas. Es una imagen que encapsula el diseño gráfico, la actitud lúdica y la silueta revolucionaria de mediados de los 60.
lunes, 21 de julio de 2025
📰 Una escena urbana con tintes provocadores
La frase “Chic en un Mini, jovencita desenvuelve su almuerzo para deleite de los hombres”, atribuida a Jack Mulcahy en el Chicago Tribune del 30 de enero de 2014, parece evocar una imagen cargada de estética retro y comentario social. El tono sugiere una mirada nostálgica —y quizás irónica— sobre los códigos visuales y de género en espacios públicos. La imagen como contexto La fotografía muestra a una joven vestida con minifalda y tacones altos, inclinada sobre una mesa de piedra mientras desenvuelve su almuerzo. El entorno es urbano, con piso de ladrillos y muros de piedra, y la escena parece cuidadosamente compuesta para resaltar la postura y el atuendo de la mujer. El título del artículo funciona como una especie de pie de foto editorial, que mezcla observación cotidiana con una lectura masculina del momento. El “Mini” hace referencia tanto al automóvil clásico como a la minifalda, ícono de la liberación femenina en los años 60. El uso del término “deleite de los hombres” refleja una mirada que hoy podría considerarse objetivizante, pero que en su momento era parte del lenguaje editorial común. Este tipo de enunciado combina elementos de moda, comportamiento urbano y género, y puede leerse como una cápsula de época: una joven moderna, segura, que ocupa el espacio público con estilo, mientras es observada —y narrada— desde una perspectiva masculina.
📸 Nena von Schleebrügge (madre de Uma Thurman) en Vogue, 1958 — elegancia en movimiento
La fotografía muestra a Nena von Schleebrügge en una sesión realizada para la revista Vogue en 1958. La escena se desarrolla en un entorno exterior, junto a un automóvil de época. La modelo aparece vestida con un conjunto compuesto por vestido entallado, cinturón y calzado de tacón, mientras sostiene un abrigo. En la imagen también se observan tres perros: uno dentro del vehículo y dos ubicados en el suelo, junto a un bolso. El fondo está compuesto por vegetación y árboles, lo que contribuye a una atmósfera visual de elegancia informal. Nena von Schleebrügge nació en 1941 en Ciudad de México y posee ascendencia sueca y alemana. Fue descubierta en 1955 por el fotógrafo Norman Parkinson en Estocolmo, lo que marcó el inicio de su carrera como modelo profesional. En 1958, con 17 años, se trasladó a Nueva York por invitación de Eileen Ford, fundadora de la Ford Modeling Agency. Durante ese período trabajó para revistas como Vogue y Harper’s Bazaar, siendo retratada por fotógrafos reconocidos como Gleb Derujinsky, Richard Avedon y Henry Clarke. La imagen forma parte de una etapa en la que la moda comenzaba a transitar desde las estructuras formales de los años 50 hacia una estética más espontánea, característica de la década siguiente. Elementos como el cinturón de cadena y la inclusión de animales en la escena aportan una dimensión narrativa que combina lo cotidiano con lo editorial. Además de su trayectoria como modelo, Nena von Schleebrügge se desempeñó como psicoterapeuta y ocupó cargos directivos en instituciones culturales como Tibet House US y Menla Mountain Retreat
📸 Moda familiar en 1968: estilo coordinado entre madre e hija
La fotografía muestra a una madre y su hija caminando juntas, ambas vestidas con diseños similares que reflejan la estética predominante de mediados de la década de 1960. El comentario de Earl Gustie, publicado en el Chicago Tribune el 17 de julio de 1968, acompaña la imagen con una referencia a los patrones de confección utilizados. El vestido de la madre, evita el uso de la cintura imperio y en su lugar incorpora un cinturón de cadena ubicado en la cintura natural. El vestido de la hija, replica el estilo del modelo adulto, manteniendo una coherencia visual entre ambas prendas. Durante 1968, la moda femenina combinaba elementos estructurados con influencias juveniles. Los vestidos cortos, los estampados geométricos y los accesorios metálicos eran característicos del período. Los patrones numerados como los mencionados eran comunes en publicaciones especializadas en costura, que ofrecían modelos para confección doméstica. La coordinación de vestimenta entre madre e hija representaba una tendencia estética que también funcionaba como expresión de vínculo familiar. Este tipo de imágenes era utilizado en medios impresos para ilustrar propuestas de moda accesibles y reproducibles en el ámbito doméstico.
domingo, 20 de julio de 2025
👗 La revolución silenciosa del traje de baño femenino en 1915
Desde 1915, los trajes de baño para mujeres comenzaron a incorporar modificaciones en su diseño que marcaron el inicio de una transformación gradual. Aunque se mantenían elementos de modestia, se introdujeron cortes más definidos, piezas de una sola unidad, escotes más amplios y tirantes que reemplazaban a las mangas. La parte inferior del traje se acortó para facilitar el movimiento acuático. Durante este período se empezaron a utilizar patrones como rayas y cuadros, y se añadieron elementos decorativos como cinturones o faldas superpuestas, con referencias a la estética marinera. En cuanto a los materiales, se continuó usando lana, aunque surgieron intentos de incorporar tejidos más ligeros y prácticos, debido al peso de los trajes cuando se mojaban. Estos cambios coincidieron con un aumento de la presencia femenina en actividades recreativas y deportivas. Las playas adquirieron un rol social destacado, y el traje de baño comenzó a adquirir también un valor estético, más allá de su función práctica. Este proceso representó el inicio de una evolución que derivaría en nuevas formas como el bikini, el monokini y una mayor diversidad en los estilos de baño actuales.
📰 Una imagen que resume una revolución: La fotografía muestra a Mary Quant sentada en una mecedora, leyendo un periódico, con una minifalda y botas altas (1967)
Es una escena íntima, pero cargada de significado: ella no solo diseñaba moda, la encarnaba. El entorno doméstico —suelo de madera, lámpara, mesa auxiliar— contrasta con la audacia de su atuendo, subrayando cómo la minifalda irrumpía incluso en los espacios más tradicionales. En 1966, Quant presentó oficialmente la minifalda, aunque ya la lucía desde antes. La prenda se convirtió en símbolo del Swinging London y de la liberación femenina. Le puso el nombre “mini” en honor a su coche favorito, el Mini Cooper, que también representaba juventud, agilidad y modernidad. Quant decía que las chicas de la calle fueron las verdaderas creadoras de la minifalda: ella solo respondió a su deseo de acortar el dobladillo. La minifalda rompió con los códigos de decencia de la posguerra y celebró la autonomía femenina. Quant diseñaba ropa para bailar, correr, vivir. Su boutique Bazaar en King’s Road era un epicentro de creatividad juvenil5. En 1966, recibió la Orden del Imperio Británico… luciendo una minifalda, por supuesto. Esta foto de 1967, publicada por UPI, no es solo un retrato: es una afirmación visual de que la diseñadora era su propia musa. Las piernas largas, la actitud relajada, el entorno cotidiano… todo comunica que la revolución de estilo ya estaba en marcha, y que Mary Quant la lideraba desde su propia sala.
📸 Una escena urbana con sabor a historia: La imagen muestra a seis niños en su primer día de escuela en East 3rd Street, Nueva York, en 1976. Están de pie sobre la acera frente a un edificio de fachada sencilla, probablemente de ladrillo, típico del Lower East Side.
👕 Moda infantil setentera: Pantalones acampanados, camisetas de rayas, mochilas colgando de un hombro: cada niño parece reflejar una personalidad distinta. El estilo es informal pero cuidado, con prendas que hoy evocan una estética retro muy buscada.
🚸 Contexto social y urbano: East 3rd Street en los años 70 era parte de un vecindario con fuerte presencia de comunidades inmigrantes, especialmente puertorriqueñas, judías y afroamericanas. El primer día de clases era un ritual cargado de emociones: nervios, ilusión, y el inicio de una rutina que marcaba el año escolar.
🎞️ Narrativa visual: Esta imagen no solo documenta un momento cotidiano, sino que captura la transición entre el hogar y el mundo escolar. Los niños, aún en la calle, están entre dos mundos: el familiar y el institucional. La mirada de algunos hacia la cámara sugiere curiosidad, otros parecen distraídos o expectantes.
sábado, 19 de julio de 2025
🕺 El 14 de noviembre de 1966, el Chicago Tribune publicó una imagen que capturaba el espíritu audaz y glamoroso de la moda discotequera de los años 60: un vestido diseñado por Gayle Kirkpatrick de Atelier, confeccionado con ternero estampado estilo tigre y asegurado con correas adornadas con piedras preciosas
El vestido tenía un corte sliplike, es decir, similar a un camisón o prenda interior, muy en línea con la estética provocadora de la época. El uso de piel de ternero estarcida con patrón de tigre era una declaración de estilo: salvaje, sensual y sofisticada. Las correas con gemas no solo cumplían función estructural, sino que añadían un toque de lujo y brillo, ideal para la pista de baile. Se exhibía en la tienda Horse of a Different Color, conocida por sus propuestas vanguardistas y atrevidas. En 1966, la moda femenina vivía una revolución: las minifaldas, los estampados animales y los materiales no convencionales eran parte del lenguaje visual del Swinging Sixties. Diseñadoras como Mary Quant y estilistas como Kirkpatrick apostaban por la liberación estética, donde el cuerpo se mostraba con orgullo y la ropa era una forma de expresión personal. Este vestido, con su mezcla de animal print, silueta minimalista y detalles brillantes, encarnaba el espíritu de la discoteca como templo de libertad.
viernes, 18 de julio de 2025
📸 La fotografía tomada por UPI el 9 de noviembre de 1966 captura un momento icónico de la moda urbana de los años 60: la modelo Lorna McDonaugh posa en la plaza de la calle 59 en Nueva York, luciendo un conjunto de “Raingear” diseñado por el británico Paul Blanche
El atuendo —una minifalda acampanada inconformista y una chaqueta estilo Ike— representa la fusión entre funcionalidad impermeable y rebeldía estilística, en plena era del Swinging London. La chaqueta Ike evocaba el estilo militar simplificado, popularizado por el presidente Eisenhower, pero reinterpretado con un toque juvenil. La minifalda acampanada rompía con las normas tradicionales de vestimenta, alineándose con el espíritu de liberación femenina y moda callejera. El conjunto estaba confeccionado en material impermeable, pensado para transformar los días de lluvia en una oportunidad de expresión estética. Lorna McDonaugh aparece erguida sobre un bloque de cemento, con una pierna elevada, irradiando seguridad y estilo. El fondo muestra edificios altos y una fuente, en un entorno típicamente neoyorquino, donde la moda se mezcla con la arquitectura moderna. La imagen sugiere que incluso en un día gris, el diseño puede “iluminar la escena”, como lo indica el título. En 1966, la minifalda se consolidaba como símbolo de revolución juvenil, con diseñadoras como Mary Quant y André Courrèges liderando el cambio. Paul Blanche, aunque menos conocido, aportó una visión funcional y provocadora, integrando la moda con el clima urbano. Este tipo de fotografía era común en revistas como Life o Vogue, que documentaban el auge de la moda como fenómeno social.
jueves, 17 de julio de 2025
“Chicas que se bañan atrapan una sirena en California Beach, 1933” es una encantadora escena teatral o fotográfica que refleja el espíritu lúdico y creativo de la época.
Cuatro mujeres en traje de baño sostienen una red en la playa, dentro de la cual aparece una quinta mujer caracterizada como sirena, con una cola de pez. La composición sugiere una mezcla de fantasía, humor y estética vintage, típica de las representaciones recreativas de los años 30. En la década de 1930, las playas de California eran epicentro de la cultura del ocio, con concursos de belleza, espectáculos acuáticos y sesiones fotográficas que celebraban la juventud y el exotismo. Las sirenas eran figuras recurrentes en el imaginario popular, asociadas al misterio del mar, la sensualidad y lo fantástico. Este tipo de imágenes se usaban en revistas, postales, campañas turísticas o simplemente como entretenimiento entre grupos de amigos. Los trajes de baño que lucen las chicas son típicos de la época: enterizos de una sola pieza, con cortes modestos pero estilizados. La sirena lleva una cola de escamas que parece hecha de tela o papel metálico, lo que sugiere una producción artesanal. El fondo de la playa, con arena clara y cielo despejado, refuerza el aire de verano californiano.
domingo, 13 de julio de 2025
👗 En el artículo publicado por Earl Gustie en el Chicago Tribune el 3 de noviembre de 1966, se destaca una escena de moda juvenil que refleja el espíritu vibrante de los años 60. La foto presenta a dos estudiantes de secundaria —Pam Kimmell y Teri— modelando vestidos que combinan frescura, color y detalles artesanales.
Pam Kimmell, de la escuela secundaria de Wheaton, luce un vestido corto en turquesa y blanco césped, con un lazo gigante y recortes decorativos en el dobladillo, confeccionado con encaje veneciano, un tipo de encaje ornamental de origen italiano conocido por su riqueza textil y diseño elaborado. Precio: $35. Teri lleva un skimmer de algodón blanco a cuadros azules, adornado con una banda ancha de encaje y una puntilla estrecha en el bajo, por $22.95. El uso del encaje veneciano en prendas juveniles marcaba una tendencia que mezclaba lo clásico con lo moderno, dando un aire sofisticado a la moda cotidiana. Estos diseños eran accesibles, alegres y reflejaban el auge de la moda lista para usar, que democratizaba el estilo sin perder elegancia. Este tipo de cobertura en medios como el Chicago Tribune ayudaba a popularizar estilos entre adolescentes y jóvenes adultos, mostrando cómo la moda podía ser tanto expresiva como asequible
👗 En 1966, la moda vivía una revolución, y la minifalda era su estandarte. En ese contexto, surgió la Sociedad Británica para la Protección de las Minifaldas, un grupo de mujeres que se organizó para defender esta prenda como símbolo de liberación femenina y expresión juvenil.
viernes, 11 de julio de 2025
Publicado por Ron Bailey en el Chicago Tribune el 10 de octubre de 1966, es una joya del periodismo de moda de época. Refleja el estilo audaz y experimental de los años 60, cuando las boutiques como Cheetah en Chicago ofrecían prendas que rompían con lo convencional.
"Patas de gallo abstractas de nylon elástico": hace referencia al clásico patrón houndstooth, reinterpretado con un toque moderno y materiales sintéticos. "Medias con parte superior túnica esgrimista adelantado plus tapa": sugiere una combinación de leggings y túnica inspirada en la vestimenta de esgrima, con un diseño vanguardista. "$20 en Cheetah boutique": indica el precio y el lugar de venta, una boutique conocida por su moda atrevida y juvenil. Este tipo de descripción era común en los artículos de moda de los años 60, donde se mezclaban referencias deportivas, patrones gráficos y materiales nuevos como el nylon. La imagen que acompaña el texto lo ilustra perfectamente: una silueta estilizada, con un conjunto monocromático y un aire futurista.