Michael Hines tenía 18 años cuando llegó a Londres, en septiembre de 1806, proveniente de Dublin, con el anillo y la cédula que certificaban que era hijo bastardo del futuro rey de Inglaterra, Jorge IV. Su arribo coincidió con festejos porque en la principal ciudad británica paseaban el botín que Beresford había capturado en Buenos Aires. Entusiasmado, Hines tiró el anillo al Támesis y se alistó entre los soldados que partirían en la segunda expedición. Decidió que con una espada, y no con el anillo, le mostraría a Inglaterra quién era.
Buenos Aires ya había sido reconquistada por Liniers, pero los ingleses no lo sabían y partieron rumbo a lo que creían era su nueva colonia. No fueron bienvenidos. El hijo del príncipe heredero integró las tropas rechazadas en las jornadas de la Defensa de Buenos Aires. Cayó herido a cinco cuadras de Plaza de Mayo. Un vecino, Jorge Terrada, lo levantó de la calle y ordenó que lo curaran. El joven fue empleado en el comercio de Terrada. Casó con María Josefa González en 1814. Se quedó en el Plata para siempre.
La tradición lo señala como un precursor navideño. La costumbre en nuestro territorio, consistía en armar el pesebre. Pero en diciembre de 1828, Hines agregó un nuevo accesorio: montó el el primer arbolito de Navidad en la ciudad. Era un abedul lleno de velas, adornos y regalos para sus tres hijas que instaló en el patio de su casa, ubicada frente a la célebre Manzana de las Luces (Alsina y Perú).
Fuente: http://blogs.lanacion.com.ar/historia-argentina/costumbres/nuestro-primer-arbolito-de-navidad/