lunes, 31 de marzo de 2014

Crisis Económica del año 1981. Mendoza. Argentina.


Al finalizar el ciclo de Martínez de Hoz, el Ministro de Economía que durante mayor lapso y con respaldo efectivo manejaba la conducción económica de Argentina, no contó con huelga alguna que dificultase su gestión. Su teoría se contrapone con la realidad de aquellos años. Asume afirmando los beneficios de la teoría sobre las ventajas comparativas (si la Argentina produce trigo y carnes más baratas que en otras partes del mundo; debería dedicarse a esa especialidad; si produce automóviles o maquinarias más caros debería importar de donde se produce más barato) y la necesidad de importar capitales para radicación ( de allí, su afán de elevar las tasas de interés para atraer el capital internacional GOLONDRINA, para interesarlo en la producción que el país necesitaba), entre otros aspectos la libre competencia y que terminan de redondear la imagen de una economía abierta.
La realidad era muy distinta. Luego de un período de gestión económica cambiante, recibe una emisión circulante de 190 mil millones de pesos y en algo más de 48 meses entregó más de 10 billones de pesos. Mientras la deuda externa, uno de los aspectos sobre los que más trabajó, la publicidad oficial en los primeros tiempos, era de unos 9000 millones de dólares, creció a 35000 millones de la misma moneda. A un costo social difícil de calcular, se mantuvo el valor  de los salarios comprimido a niveles de subsistencia y la producción nacional se agotaba rápidamente bajo el peso de la presión inflacionaria, la presión de las importaciones y el constante crecimiento del valor financiero de los préstamos.
En pocos términos, mientras se franqueaba la entrada de productos extranjeros para competir libremente en el país, no se valoraba demasiado la importancia del DUMPING SOCIAL (falta de precio de la mano de obra, subsidios oficiales) de otros países respecto a la producción nacional, con niveles masivos en baja y con costos fijos en incremento. Los primeros efectos se hacen sentir en las economías regionales (como la de Mendoza); los secundarios, sobre los productores menores de la misma zona de ventajas comparativas, la Pampa húmeda. La especulación priva sobre la inversión y la producción.  Resultaba más práctico y redituable invertir a plazo fijo (garantizado en el ciento por ciento por el Estado y con tasas positivas) que arriesgar valores, sacrificios y esfuerzos en producir bienes para la Población. 

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