El viernes 28 de enero de 1966 circulaba por última vez por las calles de la ciudad el tranvía, el interno Nº 50 de la línea 1 hacía el recorrido desde el Cementerio hasta Godoy Cruz y se detenía a las 20:30 horas en el garaje ubicado en av. San Martín al 255 para morir definitivamente. Los Andes en un sentido artículo lleno de emoción lo despedía en la edición del 1 de febrero. Los vecinos de la ciudad no volverían a sentir el golpe característico de las ruedas metálicas en las juntas de rieles.
Ese valioso elemento que marcaría una época de progreso en la provincia, terminaría sus días como carrito “choripanero”, escuela u oficina de algún barrio de ayuda mutua.
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