El Día Mundial de las Playas se celebra cada tercer sábado de septiembre. Este día tiene como objetivo concienciar sobre la importancia de proteger y conservar nuestras playas y ecosistemas costeros. La celebración está vinculada al International Coastal Cleanup, una iniciativa global organizada por la ONG Ocean Conservancy, que promueve la limpieza y preservación de mares y océanos. Las playas no solo son lugares de recreación, sino también ecosistemas frágiles que albergan una gran diversidad de vida marina. Enfrentan amenazas como la contaminación por plásticos, la erosión costera y el desarrollo urbano descontrolado. Las playas pueden clasificarse en varios tipos según diferentes criterios, como el tipo de sedimento, la forma y la dinámica costera. Playas de arena: Formadas por la acumulación de arena, que puede ser de diferentes colores dependiendo de los minerales presentes. Ejemplos incluyen las playas de arena blanca, dorada y negra. Playas de grava o cantos rodados: Caracterizadas por la presencia de piedras y rocas redondeadas por la acción del agua. Playas de conchas: Formadas principalmente por fragmentos de conchas marinas. Playas de coral: Compuestas por restos de corales y otros organismos marinos. Playas de bahía: Situadas en bahías, protegidas de las olas fuertes, lo que permite la acumulación de sedimentos finos. Playas de barrera: Formadas por la acumulación de sedimentos que crean una barrera entre el mar y una laguna o estuario. Playas de bolsillo: Pequeñas playas situadas entre acantilados o formaciones rocosas. Playas de estuario: Localizadas en la desembocadura de ríos, donde se mezclan agua dulce y salada. Cada tipo de playa tiene su propia importancia ecológica y económica, y es vital protegerlas para mantener la biodiversidad y los beneficios que proporcionan
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