El voto de los asistentes al Cabildo Abierto del 22 había sido contundente: el virrey debía cesar en el mando. Pero los funcionarios querían mantenerlo. Resolvieron encontrar cuatro aceptables integrantes para completar una junta que presidiría el (no tan) depuesto virrey. La cuidada elección recayó en tres criollos (Saavedra, Castelli y el sacerdote Juan Nepomuceno Solá) más el español José Santos Inchaurregui.
A las tres de la tarde los cinco integrantes de aquella primera Primera Junta se arrodillaron frente al crucifijo, en el piso superior del Cabildo, y juraron fidelidad al rey. Cisneros dijo palabras de rigor y, una vez concluida la ceremonia, el flamante quinteto se dirigió al fuerte, su sede de gobierno. Los capitulares se abrazaron: aun frente al avasallador resultado electoral del Cabildo Abierto, el virrey seguía a la cabeza.
Los promotores de la Revolución, en cambio, no celebraron. Esa noche, Saavedra y Castelli fueron increpados en la casa de Rodríguez Peña. Dos decisiones fundamentales se tomaron esa madrugada: los vocales renunciarían al amanecer y se presionaría al Cabildo para que aceptara la creación de una nueva Junta. Estaría integrada por un presidente y ocho vocales; dos de ellos, vocales secretarios.
La idea de un gobierno de nueve hombres fue de dos de los participantes en esa reunión secreta: el sacerdote Manuel Alberti y su amigo, el comerciante catalán Domingo Matheu.
Con la lista definida en aquella casa, partieron con sigilo a sus casas. Los esperaba una complicada jornada el viernes.
Fuente: http://blogs.lanacion.com.ar/historia-argentina/personalidades/que-paso-el-24-de-mayo/
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