viernes, 5 de febrero de 2021

Cada tanto se repite y repite. Y cada tanto tenemos que salir a decir que es una mentira. ¿A que me refiero? A la edulcorada fábula de los siete viejos Granaderos que recibieron los restos del General San Martín en 1880.

 por Eduardo Javier Mundani Osuna

Primeramente tenemos que ponernos en situación.

El Cruce de los Andes aconteció entre los meses de enero y febrero de 1817. Y la llegada de los restos del General San Martín al país fue el 28 de mayo de 1880. Es decir que habían transcurrido SESENTA Y TRES AÑOS entre una fecha y la otra. La fábula dice que de la nada, aparecieron siete viejos Granaderos, montados, con sus raidos uniformes, y entraron a la Catedral de Buenos Aires e hicieron guardia toda la noche en la que fue velado el ataud con los restos del General, para desaparecer con las primeras luces del día siguiente. Hay variantes del cuento. Una de ellas dice que vivían en el barrio de San Telmo. Pero en sí no afecta el resultado del invento. Hagamos cuentas. Cualquiera de esos "supuestos" Granaderos, hubiera sido largamente, cuando menos, octogenario. En épocas (1880) en que la expectativa de vida rondaba los cincuenta años, hubiera sido notable. Y más notable sería que vinieran a Caballo e hicieran guardia toda una noche. ¡Ojalá uno llegara a la edad de esos siete con tanto vigor y energía! Por cierto, otro detalle. La fábula dice que vinieron con sus viejos y gastados uniformes. La pregunta es ¿cuáles uniformes? Porque el uniforme de San Lorenzo es distinto al del Cruce de los Andes, distinto al de la Expedición al Perú y distinto al que usaron en Ecuador. En el Perú era tanta la miseria que pasaron los Granaderos, que como no tenían ropa, usaron uniformes de unidades peruanas. ¡E incluso en el Ecuador usaron ponchos!. Sigamos. No hay, no existe, ninguna publicación contemporánea que nombre la aparición de esos siete viejos en andrajos. No hay fotos. No hay notas periodísticas. Y miren que para la época había diarios y revistas de gran alcance popular. En concreto, la prensa no los nombra. ¿No hubiera sido un noticion la aparición de los viejos Granaderos? ¿No hubiera sido una nota de tapa? . Sin embargo, nada. Es extraño pensar que ningún periodista se haya acercado al viejo de guardia y le haya preguntado:"Disculpe Don, ¿usted como se llama?". Y ojo, que el lugar donde hizo guardia, donde estaban velando los restos del General San Martín era en el Altar Mayor de la Catedral de Buenos Aires... Las ceremonias fueron fastuosas. El pueblo de la Ciudad de Buenos Aires recibió con verdadero amor a los restos del General. Hubo discursos de todo tipo. Homenajes varios. Todo muy documentado. Pero de los siete, ni noticias. Pero sí, hubo algunos viejos Granaderos que participaron de los actos. Pero no eran desconocidos, sino que fueron invitados especialmente a las Ceremonias. ¿Y saben porque? ¡Porque eran Tenientes Generales! Eustaquio Frías, Esteban Pedernera, Geronimo Espejo y Tomás de Iriarte estuvieron presentes e incluso brindaron discursos alusivos. Y para cerrar éstas lineas, doy mi opinión sobre el origen del mito de los siete. La carroza fúnebre que trajo desde el puerto a la Catedral los restos del Libertador era copia de la carroza que llevó a su última morada a Lord Wellington. Estaba tirada por dieciséis caballos negros. El 24 de mayo de 1880, cuatro días antes de la llegada de los restos del General, el Gobierno dispuso que OCHO SARGENTOS del Regimiento de Caballería Nro 1, se vistieran de Granaderos, y cumplieran las funciones de "palafreneros" de la Carroza Fúnebre del General (el palafrenero es el mozo que camina al lado del caballo, llevándolo del bocado y el freno). La orden del gobierno fue publicada en el Diario La República del 24/05/1880. Es decir que no eran siete, sino ocho, y tampoco eran Granaderos. Eran soldados disfrazados de Granaderos. ¿Se entiende?. Con ésto quiero dar por tierra con la burda fábula de los fabulosos siete Granaderos que hicieron guardia un lejano mayo de 1880. Es tan pero tan grande la Gloria del Regimiento de Granaderos a Caballo, que no es necesario inventar fábulas edulcoradas. Es sólo leer un poco de su historia para darse cuenta que no es necesario. Nota: Los Granaderos que hacen guardia son sólo dos. Sólo hay siete en la apertura y en el cierre de la Guardia en Catedral. En el resto del día, son cinco los que hacen el relevo cada dos horas de los efectivos apostados. Soy Granadero Reservista de la Sección Hípica del Escuadrón Riobamba del Regimiento de Granaderos a Caballo. Hice mi SMO en el RGC.

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