Un oficio que cuenta con su efeméride. Según el santoral católico su patrón es San Crispín y el 25 de octubre se conmemora su onomástica. Cuenta la leyenda que Crispín y Crispiano eran dos hermanos nobles romanos que se convirtieron al cristianismo. Perseguidos por el emperador Diocleciano (284-305 d.C) huyeron a Francia a Soissons, donde aprendieron el oficio de zapatero. Confeccionaban zapatos que después regalaban a los pobres. Trabajaban por la noche y durante el día se dedicaban a evangelizar las Galias. De ahí que se ganaran tantos admiradores como adversarios. Tras ser traicionados fueron perseguidos, capturados y decapitados.
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