Si hablamos de objetos de uso diario, nada más cotidiano que abrir y cerrar una botella con tapa a rosca. En 1968, El Argentino Jorge Weber desarrolló y patentó este invento que se pone en funcionamiento todos los días, en todo el mundo. Una botella llega cerrada herméticamente al usuario y, al girar su tapa, esta se corta y se abre sin ninguna complicación. Luego, puede cerrarse y el producto se mantiene en perfecto estado. Cuando Jorge Weber nació el 22 de octubre de 1907, en Entre Ríos, Argentina, su papá, Lujan Weber, tenía 34 años y su mamá, Katharina Elisabeth Schmunk, tenía 41 años. Tuvo por lo menos 1 hijo y 1 hija con Elisa Jacobi. Murió el 22 de enero de 1979, en Santa Fe, Argentina, a la edad de 71 años, y fue sepultado en Ezpeleta, Quilmes, Buenos Aires, Argentina. Ahora nos parece que una tapa con rosca y un borde troquelado que se rompe cuando es girada por primera vez es una idea obvia. Pero lo cierto es que a nadie se le había ocurrido hasta que el argentino Jorge Weber se puso a pensar en el tema, en 1968. Pese al enorme éxito mundial de este invento, poco se sabe sobre su creador. La única pista que tenemos figura en las páginas amarillentas de un catálogo del Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI). Allí, en la página 194, junto a otros modelos y diseños patentados en el 68, como un taco más estable para zapatos de mujer, un calefactor de rulero y un filtro de líquidos, aparece el dibujo de la famosa tapa degollable con cubrecuello para botellas. Un diagrama sobrio, una idea simple, una solución perfecta que conquistaría el mundo. Si alguien sabe algo mas de este creador, como alguna observación de esta publicación agregarlo a los comentarios para juntos ir aprendiendo mas.
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