A pesar de las limitaciones de la época, recibió una educación de calidad, en 1815 se traslada a Buenos Aires donde recibió algunas nociones militares, en solo dos años regresa a sus tierras donde organizaría las milicias locales. Como capitán zonal participó en las luchas por la independencia colaborando con el Ejército del norte y el Ejército de los andes. Luego de algunas intrigas y luchas entre facciones riojanas, se transformó en Gobernador provisional de la Provincia. Con el control de las minas de Cobre y plata de la zona, su poder aumentó, florecieron la economía provincial y la suya. En 1824, Bernardino Rivadavia concede esas minas a empresarios británicos, Quiroga se une a los enemigos de los unitarios de Buenos Aires. A lo largo de los siguientes 5 años libró y ganó decenas de batallas en las provincias de la Rioja, Salta, Córdoba y Santiago del Estero, siendo Gregorio Aráoz de Lamadrid su principal enemigo. En 1829 es derrotado por José María Paz, sin embargo Quiroga secundado por un joven llamado Ángel Vicente Peñaloza dieron una dura batalla, que Paz reconoció diciendo -"Me he batido con tropas más aguerridas, más disciplinadas y más instruidas, pero más valientes, jamás". Quiroga derrotado regresó a La Rioja y se enteró de algunas traiciones, por ello ordenó decenas de fusilamientos, método utilizado por todos los bandos de las batallas de esa época. Perseguido, se trasladó a Buenos Aires a buscar el apoyo de Rosas, esto le permitió regresar a la batalla venciendo al Coronel Pringles en Río Cuarto y así recuperar el dominio regional, lamentó que el Coronel muriera en batalla ya que él lo admiraba por su participación en la gesta libertadora junto a San Martín. Aprovechando su figura y liderazgo propuso una constitución federal, pero el resto de los líderes creían que la inestabilidad militar y política ameritaban una dilación que exasperaba a Quiroga. En 1834, el gobierno central de Buenos Aires suplicó a Quiroga que intervenga en la guerra civil entre Salta y Tucumán, finalizada su tarea, en su viaje de regreso, el 16 de febrero d e1835 fue emboscado en Barranca Yaco, el capitán de las milicias Cordobesas, Santos Pérez lo asesino con un disparo en la cabeza. Las ambiguas y discutidas leyendas de "El tigre de las llanuras" permanecieron inalterables a lo largo de los años, sus restos descansan en el Cementerio de la Recoleta.
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