martes, 11 de marzo de 2025

1899. Campamento topográfico. Teodolito, trípodes, reglas, otros instrumentos de medición y el lujo de dos sillas. El del centro, sentado, de gorra, es el gran Emilio Frey. Rio Limay, Neuquén @ArchivoVisualArgentino


Emilio se había formado como ingeniero en Zurich, Suiza, y tiempo después regresó a su querida Argentina. Luego comenzó a trabajar en el Museo de la Plata, cuya tarea era asistir al gobierno nacional en la exploración de la cordillera. A los meses iban de campamento en campamento. El joven Emilio lideraba un pequeño equipo de exploradores en un territorio donde nadie se había atrevido: armaban balsas, construían botes, dibujaban mapas y bautizaban ríos. Mientras tanto Emilio anotaba día y noche en sus libretas de campo. Frey era silencioso y sencillo. De esos que gustan ponerse atrás en las fotos, de esos que son admirados por su valor, su humildad y por ser el primero en servir. Al final de sus años “Don Emilio” se afincó en Bariloche y formó una familia. A los 80 años seguía yéndose a la montaña. Pedía permiso y salía con una pavita colgando de la mochila y una frazada de lana. Cruzaba ríos y arroyos y la tarde lo volvía a encontrar como en sus años mozos –lo de la foto-, calentándose las manos en un fogón. Fuente de la imagen: colección familia Frey @patagonia.casafrey @patagonia.arg #ArchivoVisualArgentino

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