viernes, 14 de marzo de 2025

Historia de Gobernadores Mendocinos. José Videla Castillo, la última esperanza de los Unitarios. Mandó de 1830 a 1831, cuando fue vencido por las fuerzas federales en la célebre Batalla de Rodeo del Chacón.


Con el general José Videla Castillo, que gobernó del 28 de abril de 1830 al 28 de marzo de 1831 tras el convulsionado y fallido mandato del federal Juan Corvalán, la provincia vivió un resurgimiento unitario. Sin embargo, a lo largo de ese impasse de los colorados, Facundo Quiroga -había sido vencido en Córdoba por el general José María Paz-se reorganizó en Buenos Aires. Así, avanzó sobre Mendoza, venció a Videla Castillo, implantó su poder político en Cuyo y hasta mediados de siglo la provincia quedó bajo el influjo de Juan Manuel de Rosas. José nació en Mendoza hacia 1786 (no hay datos fehacientes). Como parte del ejército sanmartiniano, le tocó patrullar la inhóspita Uspallata, cruzó la cordillera al mando de Gregorio Las Heras, participó en las más célebres batallas de la gesta libertadora (recibió la medalla de oro de oficial de la Orden del Mérito del Directorio de Chile) y en 1820 se embarcó para la campaña del Perú. En 1826, durante la presidencia de Bernardino Rivadavia, actuó en la guerra del Brasil. Cuando regresó al país, en el 28, fue una pieza clave en la guerra civil bajo el mando de Paz. Este, apostado en Córdoba tras vencer a Quiroga en febrero de 1830 y como jefe de la Liga del Interior o Unitaria, le encomendó dirigirse a Mendoza. Su misión era deponer a Corvalán, quien tras delegar el mando en Pedro Molina se dirigió al sur y luego murió en El Chacay. Videla Castillo llegó con sus tropas el 15 de abril, reinstaló la Sala de Representantes y promovió la elección de un gobernador, cargo que finalmente le tocó asumir, secundado por Tomás Godoy Cruz. Cuando José se hizo cargo del gobierno, en la provincia estaba detenida la producción, a muchos las tropas federales de San Juan y La Rioja les habían sacado los bienes o estaban en rojo por las pesadas cargas para financiar las campañas contra los unitarios de Córdoba. Pese a eso, el mandatario estableció un impuesto para mantener a sus tropas y dos empréstitos forzosos para gratificar a las fuerzas "libertadoras". Sin embargo, se reanudó el intercambio con Chile y con la crеаción del Consulado de Comercio se restableció la producción y se fomentaron la industria, las minas y la agricultura. Además, el unitario creó varias escuelas y reabrió la biblioteca pública. En julio de 1830, Mendoza se alió con Córdoba, San Luis, Catamarca y La Rioja mientras se estaba formando una alianza federal denominada Liga del Litoral. Esa situación de guerra obligó a Videla Castillo a crear el regimiento de Coraceros de los Andes, al mando del teniente coronel José Félix Correa Saá. Asimismo, el clima favoreció una fugaz reaparición de la prensa: surgieron El nuevo eco de los Andes, El boletín del Ejército y El coracero (redactado por Juan Gualberto Godoy, que había vuelto a la provincia). A principios de 1831, junto con Paz, las figuras clave de la escena nacional eran Rosas, Quiroga y Estanislao López (gobernador de Santa Fe). Estos firmaron el Pacto Federal para ir contra el unitario, que se debilitó tras los triunfos de Ángel Pacheco en Fraile Muerto y de López en El Tío, dónde Paz fue hecho prisionero. La Liga Unitaria se vio aún más cercada cuando Quiroga marchó sobre Cuyo, para lo cual tomó Río IV y Río V. José pidió licencia para preparar la resistencia armada y el 12 de febrero le pasó el mando a Juan de Dios Correas. Finalmente, el 28 de marzo le salió al cruce a Quiroga en Santa Rosa, en una zona conocida como Rodeo o Potrero del Chacón o Los Troncos, En la batalla se impusieron los federales y, si bien no hubo muchas bajas, la sangre corrió por los fusilamientos que ordenó el riojano. El gobernador logró escapar a Córdoba acompañado por su coronel, Lorenzo Barcala. Eso empujó a que muchos unitarios huyeran a Chile, pues temían represalias por los actos despóticos que había realizado el mandatario o porque estuvieron metidos en la matanza de El Chacay. Quiroga, por su lado, recuperó su influencia sobre Cuyo y le quedó el camino abierto para hacer lo mismo con el Norte. Entretanto, impuso el reclutamiento obligatorio para armar un nuevo ejército, con el que fue sobre San Juan y a su regreso, en abril, dispuso la elección por voto de un nuevo gobernador, cargo que quedó para Manuel Lemos. Luego de su huida a Córdoba, Videla Castillo decidió acompañar a Gregorio Aráoz de Lamadrid, que gobernaba en Córdoba en lugar de Paz-a Tucumán. Pero ahí, el 4 de noviembre Quiroga dio su último y certero golpe al triunfar en Ciudadela, con lo que los federales se adueñaron del país. Como otros unitarios, José fue proscripto y se afincó en Bolivia. Ahí, con la protección del presidente se dedicó a cultivar e industrializar café, caña dulce y ají, entre otros. Pero un incendio acabó con su negocio y eso le produjo una depresión que le causó la muerte. No hay datos concretos sobre el lugar y la fecha de su fallecimiento, pero se cree que fue hacia 1837 en Chuquisaca o Santa Cruz de la Sierra. No obstante, en 1832, la Gaceta Mercantil de Buenos Aires informó que había muerto el 10 de junio de ese año mientras viajaba de Perú a Valparaíso. Sus restos jamás fueron repatriados. (a través de Ariel Sevilla - Diario Uno)

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