sábado, 12 de julio de 2025

Refranes que enseñan con picardía. El que no llora, no mama: hay que pedir para recibir.


El refrán “El que no llora, no mama” es uno de los más populares en Argentina y en muchos países de habla hispana. Su origen está inspirado en la imagen de un bebé que llora para que lo alimenten: si no lo hace, nadie sabrá que tiene hambre. Desde ahí, se extiende como metáfora de muchas situaciones sociales y personales. Pedir es necesario: Muchas veces, el simple hecho de expresar una necesidad es lo que abre puertas o soluciones. El que no habla, no obtiene: En el mundo laboral, sentimental o incluso entre amigos, si uno no manifiesta lo que necesita o desea, los demás no siempre lo perciben. Tomar iniciativa: No es solo pedir ayuda, sino también levantar la mano, postularse, reclamar, participar. En política: Un grupo que no se organiza ni reclama derechos, difícilmente los consigue. En el trabajo: Quien no solicita aumento, capacitación o mejoras, puede quedar estancado. En lo afectivo: Si no se expresa lo que se siente, se corre el riesgo de ser ignorado o malinterpretado. El refrán también critica la pasividad, alentando a no esperar que las cosas sucedan por sí solas. En culturas con fuerte identidad comunitaria como la argentina, “llorar” puede implicar también visibilizar una injusticia, protestar o plantarse ante lo que corresponde.

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