El 15 de noviembre de 1884, en Berlín, Imperio Alemán, se iniciaban una serie de reuniones entre las grandes potencias europeas con un claro objetivo, repartirse el continente africano, ese día comenzaba la "Conferencia de Berlín". (EH)

En 1877, el aventurero británico Henry Morton Stanley publicó los resultados de su exploración al continente africano, se trataba de un minucioso trabajo de investigación de su flora, fauna y etnias, además de la mas precisa cartografía. Las potencias europeas se relamían con la posibilidad de extraer sus riquezas a un bajo costo, por ello para hacer un reparto equitativo se fueron convenciendo que era necesario un gran acuerdo. 7 años después se organizó en Berlín una reunión al que acudieron líderes y representantes de las mas importantes potencias europeas. El 15 de noviembre de 1884 se iniciaron las reuniones, teniendo en cuenta las pretensiones se organizaron 2 grupos, los mas interesados en instalar colonias y administrarlas y otro con los que solo se querían asegurar el libre comercio. En el primer grupo estaban el Imperio británico, Francia, el Imperio alemán, el Reino de Portugal, Bélgica y el Imperio neerlandés, el segundo grupo estaba formado por España, Italia, Imperio Danés, el Imperio Ruso, Imperio Otomano y los EEUU, aunque estos últimos solo querían asegurarse que se respetara la libertad e independencia de Liberia, ex colonia estadounidense. Para el reparto se tomaron en cuenta las vías navegables, las riquezas minerales y la cantidad de habitantes (Mano de obra barata o esclavizada). No todos los países africanos corrieron la misma suerte, el mas perjudicado fue el Congo, que bajo el yugo de Bélgica y particularmente de su rey, Leopoldo II sufrió el mayor genocidio del continente y las mas aberrantes torturas y mutilaciones. Este tratado fue el origen del colonialismo institucionalizado y legalizado que pretendía evitar el destino de las colonias españolas y portuguesas en América. Esta reunión que pretendía evitar futuros conflictos por los intereses en Africa, no pudieron evitar la Primera Guerra Mundial, que surgió por conflictos en el propio corazón de Europa.