El Paseo de la Alameda en la ciudad de Mendoza, Argentina, durante la década de 1930, era un lugar emblemático que reflejaba tanto la arquitectura como la vida social de la época. La Alameda estaba, y sigue estando, llena de árboles, sobre todo álamos, que le daban sombra y frescura durante el verano. En la década de 1930, estos árboles ya eran bastante grandes, proporcionando un paseo por naturaleza que contrastaba con las zonas más urbanas de Mendoza. Aunque hoy en día el curso del río ha cambiado, en esa época, el río Mendoza corría más cerca, y su presencia influía en el ambiente del paseo, con un sonido constante de agua y una frescura que se extendía a lo largo de la Alameda. Los años 30 fueron un tiempo de prosperidad para Mendoza, especialmente después de la reconstrucción post-terremoto de 1861, y esto se reflejaba en la arquitectura más moderna y estilizada de la época. Aunque algunos monumentos serían erigidos más tarde, ya en los años 30 había estatuas y monumentos conmemorativos que decoraban la Alameda, reflejando la historia y los personajes importantes de Mendoza y Argentina. El domingo era el día donde toda la sociedad mendocina se daba cita en la Alameda. Era común ver familias enteras, parejas y grupos de amigos paseando, disfrutando de carruajes alquilados, y tomando el té en cafeterías al aire libre o en los jardines de las mansiones. La Alameda no solo era un lugar de paseo, sino también de encuentro cultural y social. En la década de 1930, era frecuente que se realizaran eventos como conciertos, desfiles y exposiciones, que atraían a la gente de Mendoza a disfrutar de la vida al aire libre. La vestimenta de la época era elegante, con hombres en trajes y corbatas, y mujeres en vestidos largos y sombreros. La Alameda, por su carácter de paseo urbano, era un escenario para mostrar la moda y las costumbres sociales de la época. Aunque los automóviles empezaban a ser comunes, los carruajes todavía eran una vista habitual y elegante en la Alameda. Los tranvías también pasaban por zonas cercanas, conectando la Alameda con otras partes de la ciudad. El Paseo de la Alameda en los años 30 sería recordado como un espacio de belleza, encuentro y elegancia, un reflejo de la vida social y cultural de una Mendoza en crecimiento y recuperación. Era más que un lugar de paseo; era un símbolo de la prosperidad y la identidad mendocina en un tiempo de transición y modernización.
Bienvenidos al sitio con mayor cantidad de Fotos antiguas de la provincia de Mendoza, Argentina. (mendozantigua@gmail.com) Para las nuevas generaciones, no se olviden que para que Uds. vivan como viven y tengan lo que tienen, primero fue necesario que pase y exista lo que existió... que importante sería que lo comprendan
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sábado, 2 de noviembre de 2024
Una imagen del Paseo de la Alameda. (ca.1930) Ciudad de Mendoza
El Paseo de la Alameda en la ciudad de Mendoza, Argentina, durante la década de 1930, era un lugar emblemático que reflejaba tanto la arquitectura como la vida social de la época. La Alameda estaba, y sigue estando, llena de árboles, sobre todo álamos, que le daban sombra y frescura durante el verano. En la década de 1930, estos árboles ya eran bastante grandes, proporcionando un paseo por naturaleza que contrastaba con las zonas más urbanas de Mendoza. Aunque hoy en día el curso del río ha cambiado, en esa época, el río Mendoza corría más cerca, y su presencia influía en el ambiente del paseo, con un sonido constante de agua y una frescura que se extendía a lo largo de la Alameda. Los años 30 fueron un tiempo de prosperidad para Mendoza, especialmente después de la reconstrucción post-terremoto de 1861, y esto se reflejaba en la arquitectura más moderna y estilizada de la época. Aunque algunos monumentos serían erigidos más tarde, ya en los años 30 había estatuas y monumentos conmemorativos que decoraban la Alameda, reflejando la historia y los personajes importantes de Mendoza y Argentina. El domingo era el día donde toda la sociedad mendocina se daba cita en la Alameda. Era común ver familias enteras, parejas y grupos de amigos paseando, disfrutando de carruajes alquilados, y tomando el té en cafeterías al aire libre o en los jardines de las mansiones. La Alameda no solo era un lugar de paseo, sino también de encuentro cultural y social. En la década de 1930, era frecuente que se realizaran eventos como conciertos, desfiles y exposiciones, que atraían a la gente de Mendoza a disfrutar de la vida al aire libre. La vestimenta de la época era elegante, con hombres en trajes y corbatas, y mujeres en vestidos largos y sombreros. La Alameda, por su carácter de paseo urbano, era un escenario para mostrar la moda y las costumbres sociales de la época. Aunque los automóviles empezaban a ser comunes, los carruajes todavía eran una vista habitual y elegante en la Alameda. Los tranvías también pasaban por zonas cercanas, conectando la Alameda con otras partes de la ciudad. El Paseo de la Alameda en los años 30 sería recordado como un espacio de belleza, encuentro y elegancia, un reflejo de la vida social y cultural de una Mendoza en crecimiento y recuperación. Era más que un lugar de paseo; era un símbolo de la prosperidad y la identidad mendocina en un tiempo de transición y modernización.
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