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En mayo de 1984, durante la conmemoración del Día del Ejército Argentino, el presidente Raúl Alfonsín visitó Mendoza, donde se celebró el acto central en el Cerro de la Gloria, lugar emblemático por ser la cuna del Ejército de los Andes. En un gesto cargado de simbolismo, el general Jorge Arguindeguy, jefe del Estado Mayor del Ejército, entregó al mandatario una réplica del sable corvo de San Martín, emblema de la tradición militar argentina. Alfonsín, visiblemente emocionado, agradeció el obsequio como un gesto de respeto institucional y compromiso con la historia nacional. La elección del Cerro como escenario no fue casual: se trató de una puesta en escena patriótica, que buscaba revalorizar la imagen del Ejército en el marco de su transición hacia una fuerza profesional, subordinada al poder civil y heredera de los valores sanmartinianos. El acto fue interpretado por analistas políticos como una señal de concertación silenciosa entre las Fuerzas Armadas y el gobierno democrático, apenas cinco meses después del retorno constitucional tras la dictadura. El sable, símbolo de mando y legado libertador, fue entregado a un presidente civil que ejercía la comandancia en jefe de las tres armas, marcando un punto de inflexión en la relación entre el poder militar y el Estado de derecho. Este gesto, austero pero elocuente, fue leído como una ratificación del compromiso institucional del Ejército con el nuevo orden democrático. La ceremonia en Mendoza se inscribió en una serie de actos que buscaban redefinir el rol de las Fuerzas Armadas en la Argentina post-dictadura, en un contexto de reformas, juicios a las juntas y reconstrucción del vínculo entre ciudadanía y defensa nacional. #AlfonsínEnMendoza1984 #SableDeSanMartín #CerroDeLaGloria #EjércitoYDemocracia #DíaDelEjército #TransiciónDemocrática #SímbolosQueUnen #HistoriaArgentina #ReconciliaciónInstitucional #MemoriaCívicoMilitar #mendozantigua
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