jueves, 18 de diciembre de 2025

El tomero y su caballo: guardianes del agua en la campaña de Catamarca (circa 1920)


Hacia 1920, en plena campaña de Catamarca, se retrató a un criollo tomero, figura emblemática del sistema de riego en el Noroeste y Cuyo argentino. En la imagen, el hombre montó un gateado lobuno malacara, de cuatro patas blancas, bien tusado, manso y curtido por el trabajo. Con la mano derecha sostenía las riendas dobles, trenzadas y rematadas en chicote, mientras que en la izquierda empuñaba una pala, herramienta clave para abrir acequias y regar parcelas. El caballo lucía una cabezada de cuero con testera, hociquera y freno de argolla, además de argollas destorcedoras en las patas, típicas de la región. El jinete vestía saco, pañuelo largo al cuello y chambergo, y llevaba antiparras, probablemente para protegerse de la arena blanca y voladora del paisaje árido. En la montura se observaban guardamontes chicos de cuero vacuno, muy usados, y un lazo toscón atado a los tientos con argolla de cuero crudo. Este personaje, conocido como tomero, fue responsable de abrir y cerrar compuertas, distribuyendo el agua entre chacras y huertas. Solía cargar un “atado de llaves”, una para cada candado, lo que dio origen al dicho popular: “¡Parecés un tomero!”, cuando alguien llevaba muchas llaves consigo. La imagen, conservada por el Museo Nacional del Ferrocarril (@museomnf), capturó no solo la vestimenta y el equipamiento, sino también la dignidad silenciosa de un oficio esencial para la vida rural. El tomero fue guardián del agua, mediador entre la tierra y el cauce, y símbolo de una cultura hidráulica ancestral que aún perdura. #TomeroCriollo #Catamarca1920 #RiegoYTradición #OficioConLlaves #MemoriaRural #PatrimonioCuyano #mendozantigua 

No hay comentarios.:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...