Estas máscaras parecen cascos de buceo en aguas profundas, pero en realidad son máscaras de gas para bebés, que datan de la Segunda Guerra Mundial. En 1938, el gobierno británico les dio a todos, incluidos los bebés, máscaras de gas para protegerlos en caso de que los alemanes lanzaran bombas de gas venenoso sobre Gran Bretaña. Estas máscaras de gas eran para niños de hasta dos años. Los padres colocaron a su bebé dentro de la máscara para que la cabeza quedara dentro del casco de acero y el bebé pudiera ver a través de la visera. Luego, envolvieron la parte de lona alrededor del cuerpo del bebé con las correas atadas debajo de su parte inferior como un pañal, y sus piernas colgando libres debajo.
El lienzo tenía un revestimiento de goma para evitar que el gas se filtre a través del material, y las correas estaban atadas de forma segura para que la máscara fuera hermética. Habría un filtro de asbesto en el costado de la máscara, y esto absorbió gases venenosos. Adjunto a esto hay un tubo de goma con forma de concertina con un mango. Esto fue empujado hacia adelante y hacia atrás para bombear aire a la máscara. Con el bebé dentro de la máscara, un adulto podría comenzar a usar el extractor manual. Los visitantes de salud y los centros de bienestar infantil dieron lecciones sobre cómo usar la máscara. A pesar de los cursos de instrucción, pocos padres estaban totalmente felices de encerrar a su hijo en una cámara hermética. De hecho, hubo algunas dudas sobre su seguridad. ¡Durante las manifestaciones hubo informes de que los bebés se quedaron dormidos y se quedaron anormalmente dentro de las máscaras!
Es probable que la bomba no haya introducido suficiente aire en la máscara y los bebés estuvieron a punto de asfixiarse. Afortunadamente, nunca fueron puestos a prueba en una situación real. Además de la máscara de gas infantil, había un cochecito a prueba de gas que podía usarse para proteger a los bebés de los ataques de gases venenosos.
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