martes, 4 de agosto de 2020

El 4 de agosto de 1936, en el marco de los Juegos Olímpicos de Berlín se producía uno de los momentos mas significativos de la historia del deporte, ese día, Luz Lang y Jessie Owens elevaron a su máxima expresión el espíritu olímpico. (EH)



Luz Lang era el atleta alemán elegido por Hitler para representar ante el mundo la superioridad de la raza Aria en los Juegos Olímpicos de Berlín, multicampeón nacional de salto en largo y poseedor del récord europeo. Por su parte Jessie Owens era la esperanza de los EEUU aunque no se lo trataba como tal, no podía utilizar los mismos baños que sus compañeros blancos y ni siquiera se pudo hospedar con ellos en la villa olímpica alemana, no por orden del régimen Nazi, sino por orden del comité olímpico de los EEUU. El primer día de los juegos los atletas alemanes dominaban la competencia, por ello Hitler bajó reiteradamente del palco para colocar medallas doradas a sus compatriotas, pero cuando el primer atleta afroamericano ganó una competencia decidió no hacerlo, el COI le pidió que se definiera, o a todos o a nadie, Hitler decidió no arriesgarse y ya no entregó medallas. La medalla de oro de Owens en los 100 mts llanos puso mucha presión en Lang, que se enfrentaría mano a mano con él en la prueba de salto en largo. En las semifinales de Salto en largo, Lang demostró todo su talento batiendo el récord olímpico, mientras que Owens realizó dos saltos nulos, uno mas y quedaría eliminado. Antes de su último salto, Lang se acerca a Owens y le aconseja saltar un paso antes de la línea de salto, ya que con su marca promedio, aunque saltar antes le bastaría con clasificarse para la final y distenderse, Owens le hace caso y clasifica. Owens sorprendido por la actitud de Lang se acerca y tienen una amena charla acostados en la pista de atletismo, allí el atleta americano le comenta que no esta acostumbrado a saltar sin la referencia de hasta donde debe saltar para superar la mayor marca vigente. En las finales Lang hace un salto casi imbatible, cuando llega el turno de Owens, en un acto de deportividad poco común, Lang deposita un pañuelo blanco en el lugar de su marca, Owens realiza su mejor salto, 8,06 mts, record mundial y medalla de oro. Owens no sabía que hacer, como festejar frente a 110 mil espectadores enmudecidos, Lang lo abraza y lo invita a dar una vuelta olímpica, lo acompaña señalándolo e incitando a la multitud a rendirse ante el nuevo rey del atletismo. Owens y Lang cenaron juntos en los aposentos de la delegación alemana, allí Luz le confiesa que su actitud le traerá consecuencias a él y a su familia, Goebels no le perdonará que ayudara y aplaudiera a un negro. terminados los juegos, Owens volvió un país donde no podría ingresar a baños públicos ni sentarse en el autobus, incluso el presidente Franklin Delano Roosevelt se negó a recibir a su mejor atleta en la casa blanca por miedo a perder votos para su inminente reelección. Por su parte Luz Lang fue el único atleta olímpico alemán que fue convocado para combatir en la Segunda Guerra Mundial, murió durante la invasión aliada en Sicilia en 1943.

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