El código de barras es uno de esos inventos que transformaron silenciosamente el mundo moderno. Aunque hoy lo vemos en casi todos los productos, su historia es fascinante y está llena de ingenio.
¿Quién lo inventó?
La idea surgió en 1948, cuando Bernard Silver y Norman Joseph Woodland, dos estudiantes del Instituto de Tecnología de Drexel (Filadelfia), buscaron una forma de automatizar el registro de productos en tiendas. Woodland se inspiró en el código Morse y dibujó las primeras líneas del código en la arena de una playa. En 1952, obtuvieron la primera patente para un sistema de codificación basado en círculos concéntricos, aunque el diseño evolucionó hacia las líneas paralelas que conocemos hoy.
El primer escaneo de la historia
El 26 de junio de 1974, en un supermercado de la cadena Marsh en Ohio, se escaneó por primera vez un producto con código de barras: un paquete de chicles Wrigley’s. Ese momento marcó el inicio de una revolución en el comercio.
¿Por qué fue tan importante?
Antes del código de barras, los cajeros debían ingresar manualmente los precios, lo que generaba errores y lentitud. Con este sistema, se logró: Agilizar las ventas. Reducir errores humanos. Controlar inventarios en tiempo real. Rastrear productos en toda la cadena de suministro
Evolución y expansión
Desde supermercados hasta hospitales, aeropuertos y bibliotecas, el código de barras se volvió omnipresente. En los años 80, su uso se expandió globalmente, y en países como México se implementó oficialmente en 1986. Hoy, su sucesor más avanzado es el código QR, que permite almacenar más información en un espacio más reducido y se puede leer desde cualquier smartphone

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