sábado, 28 de junio de 2025

Vincent van Gogh fue un verdadero torbellino creativo. Aunque su carrera artística duró apenas una década (1880–1890), produjo más de 900 pinturas y alrededor de 1.100 dibujos y bocetos, lo que lo convierte en uno de los artistas más prolíficos de la historia del arte occidental.


En los dos últimos años de su vida, Van Gogh alcanzó un ritmo impresionante: llegó a pintar hasta tres obras por semana, y en sus últimos dos meses en Auvers-sur-Oise, produjo 74 cuadros y unos 50 dibujos. Entre ellos se encuentran algunas de sus obras más icónicas, como: Campo de trigo con cuervos (1890), Retrato del Dr. Gachet (1890), Raíces de árbol (1890), considerada su última pintura. A pesar de sus luchas con la salud mental, su creatividad no se detuvo. De hecho, muchos expertos creen que su arte se volvió más audaz y emocionalmente intenso en esa etapa final. Trabajaba con una disciplina feroz, a menudo pintando al aire libre durante horas. Su estilo evolucionó hacia una pincelada más libre y expresiva, con colores vibrantes y composiciones cargadas de emoción. Mantenía una correspondencia constante con su hermano Theo, donde detallaba su proceso creativo y sus estados de ánimo. Van Gogh murió el 29 de julio de 1890, a los 37 años, dejando un legado inmenso que solo fue reconocido en toda su magnitud después de su muerte.

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