El 6 de octubre de 1780 marcó el nacimiento de la Real Imprenta de los Niños Expósitos en Buenos Aires, un hito que combinó cultura, oficio y asistencia social. La imprenta, originalmente traída por los jesuitas desde Córdoba en 1766, había quedado abandonada tras su expulsión. El virrey Vértiz, consciente de su valor, decidió instalarla en la Casa de Niños Expósitos: un hogar para huérfanos que también funcionaría como taller gráfico. La iniciativa buscaba generar ingresos y enseñar un oficio útil a los jóvenes. La imprenta fue trasladada a lomo de mula por milicianos, entre ellos el sargento Agustín Garrigós, quien terminaría convirtiéndose en tipógrafo. El montaje estuvo a cargo de un impresor traído desde Montevideo, y el primer trabajo impreso salió en octubre de 1780. José de Silva y Aguiar, librero del Rey, fue nombrado administrador. Solicitó privilegios exclusivos para imprimir catecismos, calendarios y rezos, y ofreció repartir las ganancias entre la casa y su gestión. Aunque enfrentó acusaciones de mala administración en 1783, logró demostrar su inocencia y recuperó el control hasta 1794, cuando vendió sus derechos. La imprenta se trasladó luego a la actual Manzana de las Luces, convirtiéndose en un centro clave para la difusión de bandos, ordenanzas y textos religiosos. Su historia revela cómo la palabra impresa fue herramienta de inclusión, educación y poder en el Buenos Aires colonial. #ImprentaExpósitos #HistoriaGráfica #VirreinatoRioplatense #ManzanaDeLasLuces #ArchivoVivo #mendozantigua
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