"Antes del glamour: la Reina que compró su vestido y caminó entre la gente" Delia Larrive Escudero, primera Reina Nacional de la Vendimia (entrevistada en 1978)
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Conversar con Delia Larrive Escudero de Gómez es como retroceder 42 años en el tiempo (1978), dejar atrás la historia consolidada de la Fiesta de la Vendimia y situarse, casi inesperadamente, en el verano de 1936. Por entonces, ella era simplemente Delia Larrive Escudero, una joven de 16 años que representaba al departamento de Godoy Cruz como candidata al trono provincial. Desde una esquina, observaba pasar los carruajes de la Vía Blanca, sin imaginar que sería elegida como la primera Reina de la Vendimia. Curiosamente, Godoy Cruz fue el único departamento que no presentó carroza en aquel desfile. Gobernado por autoridades socialistas, el municipio se desentendió de la iniciativa impulsada por el gobierno provincial conservador, encabezado por el gobernador Guillermo Cano. La Fiesta de la Vendimia, sin embargo, ya era una idea madura en el sector vitivinícola, y contó con el respaldo entusiasta de los bodegueros, reflejado en la suntuosidad de las carrozas alegóricas. La historia, como suele ocurrir, tuvo sus giros inesperados. Andrés Filippini, hijo del pionero Luis Filippini, recordaba a aquella jovencita que solía caminar rumbo a la capital. Junto a otros vecinos, se acercaron a su casa para proponerle la candidatura. Delia aceptó, con el apoyo de su abuelo, ya que su padre había fallecido. Para participar en la elección, debió costear ella misma el vestido: una falda de tafetán marrón cepa, blusa de terciopelo verde hoja, pañuelo celeste con uvas pintadas, delantal a juego y otro pañuelo celeste en la cabeza. Durante el Carrusel y la Vía Blanca, se resignó a mirar pasar a las demás candidatas en sus carros. Lo mismo ocurrió en la cancha de Gimnasia y Esgrima, colmada de público desde las primeras horas de la siesta. Para Delia, aquella fiesta fue un recuerdo difuso, marcado por la emoción, la expectativa y el paso del tiempo. Incluso recuerda que quienes la acompañaban al palco equivocaron el camino, y debió atravesar la multitud para llegar. En la elección, un pintor —cuyo nombre no recuerda— que integraba el jurado se convirtió en un firme defensor de su candidatura, que finalmente resultó triunfante. Tras el reinado, su vida siguió su curso habitual: se casó a los 22 años, tuvo un hijo, Héctor Raúl, y más tarde un nieto, que considera su mayor alegría. De aquel primer reinado vendimial, Delia conserva apenas algunas fotos dispersas y recortes de prensa. La Dirección de Turismo, pese a los comunicados, nunca le entregó obsequios ni reconocimientos. “Ahora algunas reinas se quejan de que no les dan los regalos prometidos —recalca—. A mí no me dieron nada. Hasta el vestido tuve que comprarlo para presentarme.” En la segunda edición de la fiesta, cuando debía entregar el reinado, no fue invitada y no asistió. Hoy, sigue la celebración desde el anonimato: a veces concurre a los actos, otras los ve por televisión. Pero a su casa de calle Jujuy, nunca llegó una invitación oficial para la Fiesta Central, a pesar de haber inaugurado una tradición profundamente arraigada en la identidad mendocina: el reinado de la Vendimia. (Fuente: Diario Mendoza, marzo de 1978) #Vendimia1936 #PrimeraReina #DeliaLarrive #HistoriaMendocina #ReinadoSinCarroza #MemoriaVisual #FiestaVendimia #VestidaDeHistoria #ReinasAnónimas #LegadoVendimial #Mendozantigua
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