Se educó en su ciudad natal y, siendo aún joven, el virrey Avilés lo nombró empleado de la notaría eclesiástica, bajo la dirección de Gervasio Antonio de Posadas. Más tarde viajó a España, donde obtuvo el título de doctor en Derecho en la Universidad de Salamanca. A su regreso en 1809, se convirtió en uno de los más fervientes defensores de la causa emancipadora. En los días de la Revolución de Mayo de 1810, trabajaba en la Contaduría del Tesoro y era teniente del segundo batallón de América. Participó activamente en el Cabildo Abierto, y fue quien redactó la lista de integrantes de la Primera Junta, eligiendo figuras afines al pensamiento de Mariano Moreno. Mientras otros lideraban la revolución desde las instituciones, Beruti se encargaba de movilizar al pueblo y difundir sus ideales. Se convirtió en militar por necesidad histórica, y el 27 de junio de 1810 fue nombrado teniente coronel del Regimiento de América. Ocupó cargos como teniente gobernador de Santa Fe y Tucumán, y fue secretario de Carlos María de Alvear durante el sitio de Montevideo. En 1814, fue designado inspector del Ejército de los Andes y segundo jefe de su Estado Mayor, recibiendo elogios de San Martín por su compromiso y valentía. Ocupó el cargo de Ministro de Guerra durante los gobiernos de Balcarce y Aráoz de Lamadrid en Mendoza. Ese mismo año, Posadas lo ascendió a coronel y lo puso al frente del Regimiento 19 de Infantería. Reconocido por su integridad, fue nombrado comisario general de prisioneros, una función delicada que implicaba custodiar la vida y el honor de los enemigos capturados. En 1816, volvió a Mendoza como subinspector del Ejército de los Andes, colaborando estrechamente con San Martín en las campañas de Chacabuco y Maipú. Tras regresar a Buenos Aires en 1818, se retiró en 1823 a Mendoza, donde se dedicó a la vida rural. Allí contrajo matrimonio con Mercedes Ortíz, veinte años menor, quien lo acompañó hasta el final de sus días. Durante las guerras civiles, Beruti se alineó con el bando unitario. En 1841, ya septuagenario, fue capturado tras la derrota de Lamadrid en Rodeo del Medio. El general Ángel Pacheco, reconociendo su papel en la Revolución de Mayo, impidió que el fraile Aldao lo fusilara, permitiéndole regresar a su hogar. Sin embargo, la experiencia lo sumió en una profunda depresión, y falleció en Mendoza el 3 de octubre de 1841, afectado por la demencia. Aunque popularmente se lo recuerda por repartir cintas celestes y blancas junto a French el 25 de mayo de 1810, ese gesto simbólico ha eclipsado su verdadera dimensión como patriota comprometido, tanto en el campo de batalla como en la escritura política. Su figura fue reducida por el relato escolar a una anécdota, mientras se desdibujaban sus aportes reales a la historia argentina. Beruti fue mucho más que un símbolo: fue un hombre de acción y pensamiento, que sirvió con lealtad y convicción en momentos decisivos de la construcción nacional. #AntonioBeruti, #HéroeDeMayo, #HistoriaArgentina, #RevoluciónDe1810, #PatriotasOlvidados, #MemoriaHistórica, #CabildoAbierto, #EjércitoDeLosAndes, #BerutiYFrench, #ArchivoNacional #Mendozantigua
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