En 1939, la fiesta se proyectó en sus diferentes dimensiones. Palco, escenario, publico y calidad artística crecieron en forma sorprendente, trascendindo de la frontera provincial. Y su importancia quedó reflejada en las páginas del matutino mendocino Los Andes, que por primera vez, le dedicó un suplemento especial a la fiesta del trabajo.
El escenario, en la noche del 29 de marzo, lució una novedosa decoración y el ballet del teatro Colon dio al espectáculo jerarquía y calidad artística.
La escenografía, creada al lado de la rotonda, representaba la plaza de una antigua ciudad europea, admirada por cerca de 90.000 espectadores que llenaron todos los prados de los alrededores. La reina de San Carlos dio la nota simpática cuando interpretó canciones a dúo con una joven de su corte.
La elección, hecha en esta circunstancia al final del espectáculo introduciendo otra modificación, dio la preciada corona a Susana Justel, de Las Heras, como nueva soberana vendimial.
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