El banco funcionaba en la ciudad ya desde 1881 y su origen está ligado a la conquista del desierto y al fomento de la actividad agrícola. La piedra fundamental del nuevo edificio había sido colocada en noviembre de 1924. En ese acto, Severo del Castillo comentaba la importancia de la institución para el crecimiento de la región dentro del marco de una ideología que había hecho del progreso el sinónimo de la modernización deseada, garantizada y reglada por la intervención del Estado Nacional. A lo largo de su existencia, la institución permitió el desarrollo de proyectos vitivinícolas, explotaciones agrícolas e incluso desde 1945 préstamos para la adquisición y construcción de edificios de departamentos y viviendas económicas y la participación de la comunidad con planes de ahorro previo y ayuda mutua.
El costo total de la obra, inaugurada el 31 de agosto de 1929, fue de 1.100.000 pesos moneda nacional e incluía el mobiliario. A partir de ese momento, el edificio, ubicado en la esquina sudoeste de la plaza San Martín, constituye una de las obras más valiosas del patrimonio arquitectónico provincial. Con la privatización del Banco, realizado a fines de la década del noventa, el edificio pasa a la provincia con la condición de que se le asigne un uso cultural. De esta manera, la sede original del Banco fue destinada a la Subsecretaría de Cultura de la Provincia primero, en 2003 a Ministerio de Turismo y Cultura y actualmente funciona allí el Ministerio de Cultura.
Detalles del edificio
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El edificio fue proyectado dentro de la corriente historicista neocolonial en su vertiente neoplateresca, término que alude a los trabajos de platería, y que tuvo una amplia aceptación en la ciudad y reflejó el espíritu de opulencia y modernización de la época.
La tipología adoptada para el edificio recurre a un esquema en L, cuya línea de fachada está retrocedida en la ochava, creando un espacio urbano de valor ambiental que jerarquiza la monumentalidad del conjunto. En el ingreso se destaca además del atrio su portada neoplateresca, cuya ornamentación se contrapone con el resto de las fachadas. Pilastras, cartelas sostenidas por animales legendarios, medallones con bustos, guirnaldas, hojarascas, arquerías, rejas y balcones son algunos de los motivos del repertorio decorativo.
Contiguo al hall, en el que se destaca la escalera semicircular que abraza al ascensor, se encuentra el antiguo salón de atención al público, con vitrales altos de medio punto.Este espacio de doble altura, definido por los mostradores originales del edificio, realizados en madera tallada, alberga actualmente una sala de usos múltiples, mientras los locales aledaños han sido acondicionados como salas de exposiciones: la sala Pablo Sacchero, para muestras patrimoniales, y la sala Regional, para muestras de los departamentos de Mendoza.