Como Messi, pero al revés. Luis Py nació en Barcelona, pero su brillante carrera la hizo en la Argentina. Llegó en la década de 1840, con poco más de 20 años y se alistó en la Marina, uno de los destinos preferidos de los inmigrantes que arribaban con sed de acción, aventura y gloria. El joven Py tuvo su bautismo de fuego frente a las escuadras inglesa y francesa (antes de la Vuelta de Obligado) y fue forjándose en los combates de aquella grieta histórica, la de unitarios y federales.
De su extensa foja de servicios, debemos detenernos en un uno muy particular. Nos referimos a la Batalla del Paso de las Cuevas, durante la Guerra del Paraguay. La historia viene adornada con esos detalles que ya no sorprenden a ningún argentino. La flota de la Armada constaba de tres buques, dos de ellas fueron capturados por los paraguayos en Corrientes. Por lo tanto, la pieza más importante era un barco de transporte de tropas, y equipado con cañones: el Guardia Nacional. (Se lo compramos a los ingleses en 1859, su nombre original era Camila). Comandaba el barco Luis Py. Pero llevaba entre los pasajeros a su superior, el Comandante en Jefe de la Escuadra Argentina, el capitán de navío José Murature.
La nave se unió a la flota de los aliados brasileños a la altura de Corrientes. Juntos se dirigieron al Pasaje de las Cuevas (siempre en territorio correntino), donde se hallaban apostados los paraguayos. Fue una especie de Vuelta de Obligado, pero al revés. Los buques brasileños y el argentino debían pasar esquivando el fuego de la artillería guaraní apostada en tierra firme.
El 12 de agosto de 1865 iniciaron el peligroso cruce cuatro barcos brasileños. Lo hicieron a máxima velocidad, pero los sesenta cañones enemigos dañaron sus cubiertas. El quinto turno correspondió al Guardia Nacional, que sorprendió a todos. En una demostración de gallardía, pasó a un cuarto de su velocidad posible, como sin apuro, disparando sus cañones con furia contra las baterías que los hostigaban. En un momento la escena fue conmovedora. Los cañones paraguayos ya no disparaban, mientras el Guardia Nacional de Luis Py, perforado por todas partes, continuaba lanzando fuego.
El paso del resto de las embarcaciones tuvo cierta resistencia, pero ya no era lo mismo: los paraguayos estaban agotados, sus cañones ardían como una caldera y las municiones comenzaban a escasear. Los argentinos sufrieron bajas notables. Entre ellos, los guardiamarinas José Ferré, hijo del gobernador de Corrientes, y Enrique Py, joven soldado, hijo del marino catalán. Entre los heridos graves, el subteniente Clodomiro Urtubey (antecesor de Juan Manuel Urtubey, actual gobernador de Salta) y el marinero Francisco Padilla.
El de Las Cuevas fue el último enfrentamiento en que participó la Armada argentina hasta el conflicto de las Malvinas.
La carrera de Luis Py se mantuvo en ascenso. En 1878 -ya con el rango de comodoro- acudió a Santa Cruz con una misión fundamental: reafirmar la soberanía argentina en dichas tierras. Fue luego de que llegaran noticias preocupantes a Buenos Aires (nuestro héroe vivía en Paraguay y Esmeralda): en aquellas lejanas tierras estaban instalándose destacamentos militares chilenos.
Luego de la travesía, el comodoro Py desembarcó en el cañadón de los Misioneros (próximo al puerto Santa Cruz), al norte de Río Gallegos y comprobó que las noticias eran ciertas. Allí había una edificación hecha por los chilenos, aunque vacía. Ordenó ocuparla, mandó enarbolar la bandera argentina y dejó hombres a cargo de su custodia.
El comodoro Py murió en Tigre (provincia de Buenos Aires), donde aún cumplía funciones oficiales, el 22 de febrero de 1884. Desde 1967 una calle de Retiro le rinde homenaje.
Fuente: http://blogs.lanacion.com.ar/historia-argentina/personalidades/comodoro-py-de-paraguay-a-santa-cruz/