Corría 1841; el país se encontraba en una guerra civil entre unitarios y federales. Eran tiempos de gran convulsión política y de sangrientas batallas entre argentinos.
A principios de setiembre de ese año, el general unitario Aráoz de Lamadrid entró a la provincia y tomó el gobierno por solo veinte días, luego que el pueblo mendocino lo recibiera como un libertador, fue vencido en la batalla de Rodeo del Medio por las tropas federales del general Pacheco.
Sin disparar un solo tiro
En Mendoza, el caudillo José Félix Aldao fue nombrado por Juan Manuel de Rosas, jefe del ejército combinado de Cuyo y Juan Isidro Maza asumió interinamente el cargo de gobernador. Mientras tanto, el ejército unitario a las órdenes del general Gregorio de Lamadrid, se dirigía a nuestra provincia, después de haber vencido a las tropas federales del general Nazario Benavídez, en la batalla de Angaco.
Tras esta noticia, el gobernador federal Maza renunció y ocupó su lugar José María Reina, quien asumió el 1 de setiembre de ese año. Por la tarde corrió el rumor que los unitarios estaban a pocos kilómetros de la ciudad. Ante esta situación, las tropas federales, en vez de estar listas para la defensa, huyeron tras saquear casas y negocios.
Esta situación hizo que el gobernador Reina se reuniera con sus funcionarios e intentara defender la ciudad. Al conocer la noticia de la llegada de las tropas de Lamadrid en los alrededores del Plumerillo, una pequeña unidad federal que estaba lista para la defensa, huyeron dejando todo su armamento al enemigo. Sin sus tropas, el gobernador Reina nada podía que hacer.
En la madrugada del día 3 de setiembre una partida del ejército unitario al mando del coronel Ángel Salvadores entró a la ciudad. Inmediatamente, parte del pueblo salió a las calles para apoyar a los unitarios, mientras que el gobernador José María Reina, dejó su puesto y se fugó junto a otros federales. Horas más tarde, Lamadrid -quien estaba a unos cinco kilómetros al norte- ocupó con su ejército a la ciudad y posteriormente le fue otorgado el cargo de gobernador.
El libertador de Cuyo
Durante la tarde de ese día, las calles fueron decoradas con banderas nacionales y el pueblo se juntó en la iglesia matriz para la asunción del mando.
El general Aráoz de Lamadrid a la cabeza junto a sus tropas hizo su entrada triunfal por la calle de la Cañada- hoy Ituzaingó- en donde ciento de señoras y señoritas lanzaban flores y gritaban: “¡Vivan los libertadores, mueran los tiranos!” Una de las jóvenes se acercó a él y en el medio de la calle, le dijo: “¿Usted es el libertador? Permítame Vuestra Excelencia coronarlo de laureles como a tal”.
Tomó una corona de flores que llevaba y la colocó en la cabeza de Lamadrid, quien quedó plenamente emocionado. Luego del Tedéum en su honor oficiado en la iglesia principal, partió hacia la plaza Mayor rodeado de señoras y caballeros quienes vitoreaban su nombre, casi le fue imposible poder pasar ante esta multitud.
Varios de sus soldados tuvieron que retirar al gentío para que el general pudiese entrar en la casa de gobierno para realizar la jura pertinente. Por la noche los vecinos más respetables de Mendoza, realizaron un gran baile en honor a Lamadrid y sus oficiales.
Los días contados
El general Gregorio Aráoz de Lamadrid, sólo permaneció como gobernador 19 días, ya que el 24 de setiembre de 1841 fue completamente derrotado en la batalla de Rodeo del Medio por las tropas federales del general Ángel Pacheco.
Entre las primeras medidas, puso orden en la ciudad. Luego de una prolija investigación, envió a encarcelar a los saqueadores federales que arrasaron con las propiedades urbanas y de la campaña. Tomó medidas preventivas pensando en un posible sitio que los federales podrían ejecutar. De esta forma puso orden a una provincia que se encontraba en la total anarquía.
Después del 24 de setiembre, cuando los federales derrotaron a las tropas del general unitario Lamadrid, el jefe de los federales, José Félix Aldao, ocuparía posteriormente el cargo de gobernador de la provincia días antes de su muerte ocurrida el 19 de enero de 1845.
La batalla de Rodeo del Medio puso en fuga a los pocos sobrevivientes unitarios, incluso Lamadrid, decidieron cruzar la cordillera de los Andes con rumbo a Chile por la ruta de la cumbre.
El derrotado jefe y sus soldados atravesaron el camino y fueron sorprendidos por un temporal de nieve y viento, el cual le produjo muchas bajas por congelamiento a ese diezmado ejército.
Fuente: http://www.losandes.com.ar/article/el-fugaz-gobierno-unitario-de-lamadrid