Al finalizar
el ciclo de Martínez de Hoz, el Ministro de Economía que durante mayor lapso y
con respaldo efectivo manejaba la conducción económica de Argentina, no contó
con huelga alguna que dificultase su gestión. Su teoría se contrapone con la realidad
de aquellos años. Asume afirmando los beneficios de la teoría sobre las
ventajas comparativas (si la Argentina produce trigo y carnes más baratas que
en otras partes del mundo; debería dedicarse a esa especialidad; si produce
automóviles o maquinarias más caros debería importar de donde se produce más
barato) y la necesidad de importar capitales para radicación ( de allí, su afán
de elevar las tasas de interés para atraer el capital internacional GOLONDRINA,
para interesarlo en la producción que el país necesitaba), entre otros aspectos
la libre competencia y que terminan de redondear la imagen de una economía
abierta.
La realidad
era muy distinta. Luego de un período de gestión económica cambiante, recibe
una emisión circulante de 190 mil millones de pesos y en algo más de 48 meses
entregó más de 10 billones de pesos. Mientras la deuda externa, uno de los aspectos
sobre los que más trabajó, la publicidad oficial en los primeros tiempos, era de
unos 9000 millones de dólares, creció a 35000 millones de la misma moneda. A un
costo social difícil de calcular, se mantuvo el valor de los salarios comprimido a niveles de
subsistencia y la producción nacional se agotaba rápidamente bajo el peso de la
presión inflacionaria, la presión de las importaciones y el constante crecimiento
del valor financiero de los préstamos.
En pocos
términos, mientras se franqueaba la entrada de productos extranjeros para competir
libremente en el país, no se valoraba demasiado la importancia del DUMPING
SOCIAL (falta de precio de la mano de obra, subsidios oficiales) de otros países
respecto a la producción nacional, con niveles masivos en baja y con costos
fijos en incremento. Los primeros efectos se hacen sentir en las economías
regionales (como la de Mendoza); los secundarios, sobre los productores menores
de la misma zona de ventajas comparativas, la Pampa húmeda. La especulación
priva sobre la inversión y la producción.
Resultaba más práctico y redituable invertir a plazo fijo (garantizado
en el ciento por ciento por el Estado y con tasas positivas) que arriesgar
valores, sacrificios y esfuerzos en producir bienes para la Población.