Delfín Álvarez fue vicegobernador de José Néstor Lencinas, pero una decisión que adoptó -rechazando una Ley de Dietas- le generó numerosos problemas en la Legislatura, y las presiones terminaron en un juicio político.
El primer gobierno radical en la provincia estuvo compuesto por José N. Lencinas y Delfín Álvarez, y abarcó de 1918 a 1920.
El lencinismo, durante su mandato, debió afrontar en estos tres años gravísimos problemas. Uno de ellos fue el veto a la Ley de Dietas firmado por el vicegobernador. Esta ley se refería al pago de dietas a los legisladores provinciales que hasta ese momento realizaban su labor “ad honorem”.
El rechazo de Delfín Álvarez, que se encontraba al frente del gobierno por problemas de salud de Lencinas, se justificó en la falta de dinero en las arcas del Estado provincial.
Este rechazo a la Ley produjo una gran escisión en el partido. Delfín Álvarez, a partir de ese momento, fue calificado como un traidor para los miembros del partido gobernante y para todos los correligionarios lencinistas.
Delfín Álvarez habría nacido aproximadamente entre los años 1850 y 1858. Aún siendo un niño, sufrió graves consecuencias en el terremoto que destruyó a Mendoza en 1861. De ese fatídico día le quedó como secuela la falta del ojo derecho, imposibilidad de mover libremente el brazo diestro y problemas de motricidad en el miembro inferior del mismo lado.
Estos daños irreparables fueron durante su época de vida política vivos comentarios que se transformaron en punzantes e hirientes palabras. Un ejemplo de ellas son las encontradas en el matutino “La Tarde” de tendencia conservadora: Media res, hombre olvidado por Dios, etc.
Más allá de ello, Delfín Álvarez, nunca intentó disimular su disminución física. Tapaba la falta de la órbita ocular derecha con un grueso pañuelo, al estilo de los piratas.
Al reasumir su cargo Lencinas, comenzó un proceso de separación del cargo al vicegobernador que había “traicionado” las banderas del partido gobernante. Álvarez comenzó a sufrir persecuciones, a tal punto que debió refugiarse en la casa de Pascual Toso. En la Cámara de Senadores se presentó un pedido para declarar insano al presidente de este cuerpo y así, de esa manera, solucionar los problemas internos que estaba sufriendo el gobierno de Lencinas.
Esta declaración de insania fue aprobada y Delfín Álvarez fue temporalmente separado de su cargo.
Debido a la gran cantidad de problemas que enfrenta Lencinas, el presidente Yrigoyen decide intervenir la provincia. Intervención que duró hasta fines de julio de 1919. Una de las consecuencias de la misma fue realizar una nueva formación de la Legislatura mediante el llamado a elecciones para diputados y senadores. Elección ampliamente favorable a Lencinas.
La otra fue reponer al vicegobernador en su función. El 25 de julio de citado año, Néstor Lencinas y Delfín Álvarez reasumieron sus cargos en el Poder Ejecutivo y los nuevos miembros de la Cámara de Diputados y Senadores fueron puestos en función.
Si en 1918 no se pudo separar del gobierno al vicegobernador, en 1919 si se logró el cometido.
Los diarios que eran adictos al gobernador comenzaron a pedir la separación de Álvarez aduciendo que la ciudadanía había votado por el lencinismo y que por ello negaban al vicegobernador.
Mediante un correligionario y un extenso escrito, a tan sólo cuatro días de iniciado un nuevo período legislativo, se comenzó a hacer rodar el primer juicio político a un miembro del Poder Ejecutivo.
Varios fueron los cargos de los que se lo acusó: mal desempeño del cargo, desorden de conducta, malversación de caudales públicos, etc. La Comisión Investigadora que estudió el pedido de juicio indicó que no necesitaba estudiar todas las acusaciones, con una sola alcanzaba: remoción del secretario del Senado autoritariamente.
Esta remoción violaba el artículo 22 del reglamento Interno del Senado y por lo tanto se hacía pasible a los delitos de desacato y usurpación de autoridad.
Sin embargo, los periódicos de la época (tanto nacionales como provinciales), los políticos opuestos al lencinismo, los historiadores, etc., remarcaban que el motivo verdadero fue el de oponerse a la Ley de Dietas.
Los matutinos de esa época se encolumnaron a favor o en contra. Diarios como “La Montaña” o “La Palabra” acusaban al vicegobernador por no haber mantenido la cohesión del partido y por intentar adueñarse del poder. En tanto Los Andes o “La Tarde” reprobaban el juicio político porque se juzgaba, según sus apreciaciones, al hombre más honrado del Partido Radical y a uno de los más honestos gobernantes que la provincia había tenido.
En un primer momento, Delfín Álvarez contó con varios abogados, entre ellos dos importantes hombres de Buenos Aires: el senador nacional Leopoldo Melo y el diputado nacional Carlos A. Becú. Sin embargo, con el paso de las sesiones, uno a uno sus defensores irán abandonando a su defendido hasta quedar totalmente solo.
El 14 de agosto de 1919, a las 19 horas y bajo la presidencia provisoria del Sr. Ricardo Báez, la Cámara de Senadores se constituyó en Cámara de Justicia. Varios fueron los intentos de los abogados defensores para demorar el juicio y de esa manera lograr una buena defensa. Mas nada pudieron hacer ante la abrumadora mayoría que poseían los radicales lencinistas en el recinto.
Dos aspectos estuvieron marcados a lo largo del juicio. El primero fue que el lencinismo contó solamente con dos oradores: Ricardo Encina y Manuel Molina. Salvo por alguna que otra voz, pero siempre esporádica, ninguno de los otros senadores discutieron en las sesiones.
Fueron meros espectadores. En contraposición, los intransigentes, sin bien la voz cantante siempre fue la de Jesús Romero, todos discutieron, propusieron y se opusieron en cada debate suscitado para defender la causa contra el vicegobernador.
La remoción se logró en tiempo récord. En tan sólo 10 sesiones (poco más de 40 días) el 13 de setiembre de 1919 era destituido Delfín Álvarez de su cargo de vicegobernador.
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