Sus restos, sin embargo, no tuvieron paz. A pocos días de su muerte, el 20 de junio de 1820, Belgrano fue humildemente sepultado en la Iglesia de Santo Domingo, orden religiosa de la que su familia era devota. 82 años después, en 1902, el gobierno de Julio A. Roca proyectó levantar un mausoleo en su honor (el que actualmente puede visitarse en Defensa y Belgrano en la ciudad de Buenos Aires) y para eso se organizó una colecta popular. En septiembre de ese año, se exhumaron los restos del prócer para su traslado al nuevo mausoleo y dos ministros decidieron llevarse un recuerdito: Joaquín V. González, Ministro del Interior y Pablo Riccheri, Ministro de Guerra se llevaron algunos dientes del procer. La cuestión explotó en los medios. El Diario La Prensa denunció: "¡esos despojos sagrados se los repartieron buena, criollamente, el Ministro del Interior y el Ministro de la Guerra! Ese despojo (...) debe ser reparado inmediatamente porque esos restos forman una herencia que debe vigilar severamente la gratitud nacional: no son del gobierno sino del pueblo entero". Remataba el artículo: "Devuelvan esos dientes al patriota que menos comió en su gloriosa vida con los dineros de la nación". El religioso que encabezó la ceremonia quiso limpiar a los dos funcionarios algunos dias después, diciendo que los dientes les habían sido restituidos. González, decía, "llevó un diente del general Belgrano para mostrárselo a varios amigos" y Riccheri se había llevado el suyo "para presentarlo al señor general D. Bartolomé Mitre". Al final no se sabe si los ayudó o los incriminó aún más.
Fuente: Memorias Curiosas Argentinas
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