Nació el 28 de junio de 1831, y su bautismo fue el 20 de agosto de 1831. En 1862 con 31 años, contrajo matrimonio con Margarita Palma, y falleció con 74 años, el 13 de enero de 1906 en Mendoza. Tuvo 9 hijos: Pablo, José María, María Elena, Enrique, María Luisa, Amalia, Joaquín Vicente, Julia y Eloísa Margarita. Lo apodaron ‘Maestro de Pala’ por la idoneidad con que manejaba los acontecimientos políticos que ocurrían y por la destreza que desplegaba para materializar sus planes. En su corto mandato como gobernador, unos 12 meses, llevó adelante la política de conciliación que impulsaba el presidente Avellaneda. Por ello fue respetado por partidarios y opositores. Con sus hermanos estuvo refugiado en Chile durante el gobierno de Rosas y, como eran prácticamente indigentes, trabajó desde la niñez (minero en Copiapó y cadete de una tienda, a partir de los 10 años). Apasionado por la lectura adquirió una sólida educación autodidacta. De regreso a su patria recuperó algunos de los bienes de familia y atendió los campos que le correspondían. Fue jefe de Policía desde 1862 a 1865, de los gobiernos de Luis Molina, Carlos González y Melitón Arroyo; diputado en la Legislatura provincial en 1867, también ocupó varios cargos en la Municipalidad de Mendoza y en 1873 fue designado Inspector General de Irrigación. Al año siguiente fue electo diputado y llegó a presidir la Legislatura, poco antes de pasar a integrar el consejo de gobierno de Francisco Civit, de quien era pariente político. Gobernador de la provincia a partir de 1876 (desde el 17 de Noviembre de 1876 al 24 de Septiembre de 1877 en que renunció), sucediendo a Francisco Civit. Poco antes Civit había sido depuesto por la revolución del General Mitre, representado en Cuyo por el General Arredondo, y repuesto cuando éste fue derrotado por su compadre, el entonces Coronel Julio A. Roca, en la segunda batalla de Santa Rosa (Mendoza) donde Roca recibió el grado de General en el mismo campo de batalla (7 de Diciembre de 1874). El 9 de setiembre del año siguiente el Colegio Electoral, con el padrinazgo civitista, lo eligió gobernador. Joaquín se encontraba en Buenos Aires desde donde envió su renuncia al honor aduciendo problemas de salud. No le fue aceptada porque el cuerpo consideraba que él era la única persona que podía hacerse cargo de la situación provincial, donde los enfrentamientos entre civitistas y gonzalistas enrarecían el ambiente. Era necesario que alguien llevara a cabo la política de ‘conciliación’ que desde la Nación impulsaba el Presidente Nicolás Avellaneda, y cuyo objetivo era reunificar el Partido Liberal, dividido desde 1874 con la fracasada revolución mitrista iniciada en Buenos Aires y que tuvo en Mendoza uno de sus puntos calientes. Joaquín, según sostiene el historiador Lucio Funes, era de ‘temperamento apacible y contemporizador, que a pesar de su larga actuación política y de sus estrechas vinculaciones con los principales dirigentes de la oligarquía, supo mantenerse al margen de las pasiones y odiosidades partidistas’. El gobierno de Joaquín Villanueva fue corto, pero efectivo. Logró lo que sus antecesores no pudieron: conciliar los bandos que se disputaban el poder provincial. Pero además pudo continuar con la política educativa, de obras públicas y de organización del Estado que caracterizó a las gestiones liberales de la época. Era tiempo de reconciliación. Un ejemplo de su actitud conciliatoria fue el que pese a pertenecer a la facción civitista, apenas asumió, el 16 de noviembre de 1876, nombró a González ministro de Gobierno, en una clara maniobra conciliatoria, pero el ex mandatario no aceptó. En su espíritu conciliatorio, Joaquín buscó aunar a la población en una causa patriótica común, para lo cual encargó a un grupo de ciudadanos recolectar fondos para la repatriación de los restos de José de San Martín. La misma fue remplazada por otra, que se conformó en respuesta de la invitación hecha por Avellaneda a los gobernadores de provincia para que en sus Estados iniciaran una suscripción pública con ese fin. Durante su gestión se creó el Departamento Topográfico, que realizó un padrón de las tierras con riego y un padrón catastral para el cobro más efectivo de los impuestos a la propiedad. Además, se preocupó porque se inspeccionaran las operaciones del Banco de Mendoza. El 19 de febrero de 1877 se inauguró el servicio de agua potable para la ciudad, que era traído mediante cañerías de barro desde El Challao. También nombró una comisión para formular un reglamento de estancias. El 3 de mayo del 1877 promulgó la ley de creación del departamento de Malargüe, que tuvo una efímera vida de 15 años pues pasó a ser parte de San Rafael. En cuanto a las concesiones a particulares, se permitió a Estanislao de la Reta establecer una usina de gas y explotar las minas de carbón de piedra de Potrerillos. También otorgó privilegios a José Soler para establecer hornos de fundición de metales. Durante su período se inauguró el matadero público de Mendoza, en la plaza principal (actual Pedro del Castillo). Continuó la obra de su medio hermano Arístides en educación, dedicándole ingentes esfuerzos y recursos. Se construyó el edificio de la Escuela Superior y Graduada de Niños, llamada por entonces Nicolás Avellaneda (luego Escuela Normal de Maestros Tomás Godoy Cruz) y emprendió una gestión progresista. Con referencia a las levas practicadas por los Ejércitos de Línea en Mendoza, el Gobernador Joaquín Villanueva le relataba a Roca, que los juristas profesionales que defendían a los destinados, además de los que han sentenciado los Tribunales, se encuentran treinta hombres más destinados (el 13 de marzo de 1877). Además le decía’…y tengo nueve presentaciones y treinta empeños para que no sean incorporados a las Compañías. Hasta hoy las solicitudes son hechas ante el Gobierno pero mañana no faltará un Chileno González que patrocine a las madres, mujeres o hermanas de los destinados y vayan ante el Juez Federal a fastidiarlo como a mí’. En la constitución y en el desplome de las situaciones provinciales, el Correo y el Telégrafo fueron desde sus inicios instrumentos extremadamente codiciados del favoritismo y distinción política. No habían pasado los cuatro años de inauguradas las líneas telegráficas por el Presidente Sarmiento en 1874, cuando aconteció la revolución de ‘La Verde’. Los Mitristas tuvieron en la provincia de Buenos Aires diversas Oficinas Telegráficas ‘…para tomar la correspondencia del Gobierno Nacional’. (Le decía en una carta el Gobernador de Mendoza Joaquín Villanueva al Presidente Roca, el 4 de febrero de 1886). Para que no quedaran dudas de su actitud para con los complicados en el motín que había estallado el 13 de julio del año anterior, para desplazar al entonces Gobernador Civit, el 21 de octubre del 1877 promulgó la amnistía sancionada por la Legislatura a su favor. Concedió amnistía general también a los complicados en sublevaciones anteriores pero envió a San Juan un fuerte contingente de la Guardia Nacional, comandado por el Coronel Rufino Ortega, para sofocar una sublevación. Joaquín gobernó hasta el 26 de noviembre de 1877, cuando presentó su renuncia anteponiendo otra vez problemas de salud. El 24 de diciembre la Legislatura aceptó la declinación y nombró en su remplazado a Julio Gutiérrez, quien a su vez tendría sus 15 minutos de gloria en el Sillón de San Martín. En la misma sesión se convocó a elecciones gubernativas para inicios de 1878. Su gobierno se caracterizó por su administración ajustada, el orden y la tranquilidad que reinó la provincia después de dos gobiernos llenos de revueltas y convulsiones como habían sido los de sus parientes Arístides y Civit. Al momento de dejar el mando, el presidente de la Nación Avellaneda, le envió un telegrama con la opinión que se tenía de él y de su obra: ‘Debí resignarme, puesto que no hay remedio, a que su gobierno aunque breve, porque ha sido fecundo en bienes y porque supo aquietar los espíritus y poner término a una lucha de partidos, tan ardiente como prolongada, consiguiendo ejercer su autoridad, con el asentimiento de todos’. Finalizaba manifestando la esperanza de que ‘esta situación fundada por su gobierno se consolide en lo sucesivo, bajo la acción de una política sin miras de partidismo ciego, tolerante y liberal, como fue la suya’. Por todo esto, queda claro que las dolencias físicas con que justificó su alejamiento fueron reales y no pretextos, aunque no lo condicionaron para seguir en el ruedo. Joaquín volvió a ocupar escaños en la Legislatura, fue gerente del Banco de Mendoza y diputado nacional en tres períodos: 1878-1881, 1896-1900 y 1902-1906. En Junio de 1889 el presidente Juárez Celman y el coronel Rufino Ortega lo proponen como candidato a gobernador pero resultó derrotado en la Asamblea Legislativa por Oseas Guiñazú que respondía al grupo liderado por el doctor Adolfo Calle y José Néstor Lencinas. El 18 de Noviembre de ese año, Joaquín junto con Tiburcio Benegas, Emilio Civit, José A. Zapata y Elías Villanueva, fundaron el Partido Liberal.
Foto fuente: familia Villanueva
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