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sábado, 13 de mayo de 2017
Renato Della Santa, el pionero del cooperativismo Creció en Godoy Cruz, cuando su familia llegó de Italia. Abrazó aquí la causa socialista y pudo desarrollarla con éxito. Sembró en esta tierra la idea del cooperativismo.
Cual fue la obra de Renato Della Santa? Pocos lo saben, pese a que fue uno de los hombres más importantes que tuvo la provincia y, en especial, el municipio de Godoy Cruz.
Hoy, una calle godoycruceña y una plaza llevan su nombre. Pequeño reconocimiento a aquel inmigrante italiano que llegó a nuestras tierras desde muy pequeño y supo plasmar una idea utópica para esos tiempos, denominada cooperativismo. Conozcamos un poco más de su vida.
El sueño americano
La familia Della Santa tiene sus orígenes en Italia, en la región de Toscana. Por aquel entonces, ese país pasaba por una profunda crisis económica que produjo la inmigración de miles de italianos. La mayoría partió hacia dos lugares de América: Estados Unidos y Argentina.
Ambos ofrecían grandes posibilidades de crecimiento económico a través del trabajo. Como muchos, los Della Santa eligieron la nación austral; tal vez por su idioma o por otros motivos culturales y sociales.
En1901 sus padres, Violeta y Bruno, partieron desde el puerto de Génova hacia Sudamérica en el vapor de una compañía denominada "Italia Società di Navigazione a Vapore" y -según afirman algunos historiadores- Renato nació en pleno viaje el 20 de agosto de ese año.
Cuando llegaron al puerto de Buenos Aires, los Della Santa se instalaron en el sur, más precisamente en la ciudad de Lanús. Luego de un tiempo, se trasladaron a nuestra provincia, que les ofrecía mejores posibilidades laborales. En ese tiempo nacieron sus otros hermanos: Aurora, Antonia, Holanda e Iris.
Jugador de Godoy Cruz
Cuando llegó a Mendoza, la familia se estableció en el departamento que en ese momento se llamaba Belgrano y que hoy conocemos como Godoy Cruz. Allí, a principios del XX, su padre se dedicó a la fabricación de sillas de mimbres; este comercio fue llamado "La Toscana".
La familia Della Santa trabajó duramente para poder tener una mejor condición social y, tiempo después, su hermano Bruno se involucró en el negocio de las frutas y en la vitivinicultura junto a otros importantes comerciantes de la zona.
Por aquellos años, el fútbol uno de los deportes más populares. Con apenas 16 años, Renato se convirtió en un excelente jugador junto a su hermano y su amigo Antonio Barnabó (hijo) en el equipo Sport Club Godoy Cruz. Tanto Renato como Bruno se destacaron en el puesto de defensores del equipo y en 1917 disputaron una final con el Club Pacífico.
Elegido por el pueblo
Durante su adolescencia, Renato decidió militar en política y se afilió al Partido Socialista.
Cuando contaba con 30 años obtuvo una banca como concejal en el Departamento de Godoy Cruz, siempre llevando la bandera del cooperativismo y la igualdad.
Sin dejar de lado sus negocios particulares, siguió su camino y, en 1934, fue electo diputado provincial. Desde esa banca surgieron grandes proyectos sociales. Dos años después, renunció como legislador para ser elegido intendente del departamento godoycruceño, cargo que ocupó desde 1936 a 1939.
Durante su primera gestión en esa intendencia se creó un Comité de Alfabetización conformado con docentes y vecinos con el objeto de ayudar a los niños, jóvenes y adultos que no tenían recursos para su educación. Además, se implementaron las denominadas “Farmacias Municipales” que vendían a bajo precio los medicamentos para los más necesitados.
Entre otras gestiones, Della Santa fundó una cooperativa denominada de “Abastecimiento” que tenía como objetivo principal abaratar los costos de las mercaderías para los más humildes y la protección a la maternidad y al niño no se hizo esperar durante su mandato, al fundar la “Caja Municipal de Asistencia Social a la Maternidad e Infancia”. Ésta, tenía como principal objetivo el combatir la desnutrición infantil.
En 1939, fue reelecto como jefe de la comuna y, ese mismo año, fundó la Cooperativa Eléctrica de Godoy Cruz, uno de sus mayores y anhelados logros. Su mandato finalizó en 1942, dejando una impronta socialista y cooperativista en aquel municipio. Su gestiónse caracterizó por ser transparente y honesta.
Por muchos años Della Santa se alejó de la política hasta que en 1959 fue nuevamente elegido -por tercera- vez intendente. Continuó realizando grandes mejoras para la comuna, incluso como jefe comunal hasta 1964.
El 3 de junio de ese año, Renato Della Santa falleció. Miles de personas asistieron a su sepelio.
Fuente: http://www.losandes.com.ar/article/renato-della-santa-el-pionero-del-cooperativismo
viernes, 12 de mayo de 2017
La historia del peluquero que defraudó a las damas de Buenos Aires El misterioso caso de una ola de robos durante el virreinato del marqués de Loreto; un policial en tiempos de la colonia y un curioso castigo al delincuente
El suceso preocupaba a las autoridades de Buenos Aires en 1785: de las casas de las familias con mayor peso social desaparecían objetos de valor. Los hurtos eran constantes y podía deducirse que el ladrón vivía en la ciudad y conocía los secretos de los vecinos, ya que en la mayoría de los casos se dirigía directamente a su objetivo, sin violar ningún otro espacio.
Las sospechas apuntaban a algunos oficiales, asiduos concurrentes a las tertulias. Pero también se puso el ojo en los esclavos y criados. Era habitual que un moreno robara para pagarse su libertad o la de un ser querido. Hubo más de veinte detenciones, pero los improvisados detectives no daban con el autor de los robos.
Informado sobre los pormenores del delicado asunto, don Nicolás Felipe Cristóbal del Campo y Rodríguez de Salamanca, marqués de Loreto (en pocas palabras, el virrey Loreto) dispuso que el capitán de dragones Manuel Cerrato se dedicara en forma exclusiva a resolver el caso del misterioso ladrón. Y lo resolvió. El hombre que había logrado preocupar a todos era monsieur Levant, el peluquero más exclusivo de Buenos Aires.
Llegado de Francia, aseguraba que provenía de una familia aristocrática que había entrado en decadencia económica. Levant era muy querido, no sólo por su capacidad con tijeras y peines, sino también porque conversaba sobre temas interesantes con su clientela mientras se ocupaba de sus pelucas y cabezas. Incluso, para amenizar el tiempo de secado de pelo, solía deleitar a las damas con lecturas de libros que llevaba de su valiosa biblioteca. Muchas no sabían leer, por lo tanto, el francés era tal vez su único contacto con literatura. Sus pomadas y perfumes eran muy requeridos. En aquel tiempo, los peluqueros sólo atendían en las casas, por lo tanto, Levant conocía las salas, los cuartos y, por supuesto, los secretos de las familias. En muchos casos, el francés oficiaba de Cupido: llevaba y traía cartas de novios.
Acorralado por Cerrato, Levant confesó, devolvió el botín y esperó el veredicto de la Justicia. Se discutió si había que deportarlo a Carmen de Patagones, a las Malvinas o a Cartagena, en España. Se optó por la ciudad europea. Antes de enviarlo lo pasearon, con sus manos atadas, sobre un burro que marchaba a la par de un pregonero, cuya tarea consistía en anunciar en voz alta los delitos del reo. Esa suerte de escrache era habitual en los tiempos del virreinato.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/2020429-la-historia-del-peluquero-que-defraudo-a-las-damas-de-buenos-aires
jueves, 11 de mayo de 2017
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