Esta formación logró el ascenso a la división A
del fútbol Mendocino.
Estos eran sus integrantes: Agraín, Amieva, Rodriguez, Cornejo, Flores,
Sartorio, Lucero,Gutierrez, Barrera, Sosa y Moreno
Fundación
El Acta de fundación expresa en
sus párrafos iniciales: “En Rodeo de la Cruz (Mendoza), a 25 días del mes de
agosto del año 1918, siendo las 5 p.m., hallándose reunidos en el Salón Cine
París, los señores al margen citados, con el objeto de formar un Centro
Recreativo y de Sports; con el fin de producir actos sociales y de diversión,
resolviéndose denominar a este Centro Club Sportivo Rodeo de la Cruz.” La cita
es explícita en los objetivos fundacionales. Se constituía con el propósito de
impulsar la práctica deportiva, aunque inicialmente sólo circunscripta al
fútbol y producir actos sociales y de diversión. La popularización de un
deporte como el fútbol, con capacidades intrínsecas tan aptas para su
desarrollo, como el hecho de hacerlo contemporáneamente a condiciones sociales
propicias, tales como la fuerte urbanización, que congregó jóvenes y puso a su
disposición espacios para la recreación (baldíos y campitos... “el potrero”),
la legislación laboral que estableció el descanso dominical (1906), las jornadas
máximas de ocho horas de trabajo (1918), la aprobación legislativa del “sábado
inglés” (1919), el creciente impulso de la educación física en las escuelas y
la derogación del doble turno escolar para alumnos de colegios nacionales,
colaboraron para una rápida apropiación del deporte en los sectores populares.
De manera tal, que bajo el influjo del encanto de correr tras la pelota y la
necesidad de conformar un equipo estable para su práctica formal, confluyeron
voluntades para darle forma a la generación del club. El Sportivo Rodeo de la
Cruz abrió sus ojos al destello del deporte, ya poseía fundación formal y
autoridades. Eligió los colores para sus casacas, arrendó un campo de juego
precario en terrenos lindantes con el ferrocarril, ubicado en el Km 11 y
comenzó a sesionar en forma itinerante en distintos locales aledaños. El empuje
de sus fundadores alcanzó para poner en marcha la nueva entidad y es
conveniente detenerse aquí para observarlos un poco más de cerca y entender la
composición social del grupo inicial. Al entrecruzar los registros se advierte
que el componente social representó una amalgama de actores, que incluso
permite comprobar hasta qué punto la sociedad rodeana se hallaba reproducida en
aquellos integrantes de la novel institución. Este aspecto será una
característica distintiva a lo largo de los años. En efecto, aquel conjunto de
hombres estuvo encarnado por criollos con antiguo asiento en el pueblo e
inmigrantes españoles, italianos y franceses o hijos de estos (excepcionalmente
de 3º generación). Las ocupaciones que desempeñaban también eran variadas y así
encontramos chacareros y colonizadores de las tierras que se le iban ganando a
las ciénagas. Comerciantes, surgidos tras la acelerada urbanización. Obreros
que se desempeñaban preferentemente en las bodegas de la zona y empresarios
dedicados a la industria vitivinícola o actividades de servicios, quienes a
partir del incremento de sus capitales representaban la pequeña burguesía de la
zona y en menor medida estudiantes. En definitiva, lo que se produjo fue una
secuencia que desde el campo de lo futbolístico dio paso a la formación de una
estructura, el club, que le diera continuidad a su práctica y de allí, con el
deporte como factor convergente, desbordó hacia el juego y desarrollo de las
identidades. La identidad derivó en una fuerte pertenencia al barrio/pueblo y
esta afiliación barrial también se tradujo en otras expresiones de asociación
civil. Así nacieron gradualmente cooperadoras escolares o parroquiales,
sociedades de fomento, etc.