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viernes, 4 de septiembre de 2015
jueves, 3 de septiembre de 2015
Una mendocina en Londres Nació en Mendoza y se educó en Inglaterra. Merceditas, hija del General José de San Martín, debió cruzar el océano y adaptarse a una vida diferente, lejos del territorio que su padre había libertado.
Hija del General José de San Martín, Mercedes Tomasa, nacida en Mendoza un 24 de agosto, vivió por más de dos años en la afueras de Londres, Gran Bretaña.
Fue cuidada por Frances Joliffe, una acaudalada viuda que se casó con el reconocido comodoro Peter Heywood.
La niña estuvo internada en el colegio de Hampstead por dos años.
Viaje de ida
El 10 de febrero de 1824, Mercedes y su padre, el General San Martín, se embarcaron desde el puerto de Buenos Aires rumbo a Europa, en la fragata mercante francesa “Le Bayonnais”. Once días después, la nave zarpó con destino a Francia.
El 10 de febrero de 1824, Mercedes y su padre, el General San Martín, se embarcaron desde el puerto de Buenos Aires rumbo a Europa, en la fragata mercante francesa “Le Bayonnais”. Once días después, la nave zarpó con destino a Francia.
Durante los dos meses que duró el viaje, la pequeña Mercedes pudo entablar una sincera comunicación con su padre, aunque la infante mendocina era muy traviesa y se insubordinaba constantemente.
Cuando llegaron al puerto del El Havre, San Martín y su hija tuvieron un problema con la policía por unos paquetes que contenían periódicos porteños, los cuales le habían sido entregados para que los llevara a Londres, a sus suscriptores.
Este inconveniente retrasó unos días la partida hacia Londres. Al fin, el 4 de mayo viajaron a la capital de Gran Bretaña, en el buque Lady Wellington.
Amigos son los amigos
Luego de llegar al puerto de Southampton en las islas británicas, el Libertador, que tenía muchos y grandes amigos en aquella ciudad, se conectó directamente con James Paroissien y Juan García del Río, ambos viejos colaboradores.
Luego de llegar al puerto de Southampton en las islas británicas, el Libertador, que tenía muchos y grandes amigos en aquella ciudad, se conectó directamente con James Paroissien y Juan García del Río, ambos viejos colaboradores.
Inmediatamente, el General San Martín tomó contacto con la familia Heywood, quienes vivían en las afueras de la city londinense.
Entre sus prioridades, el héroe de Maipú quiso asegurarse de que su hija Mercedes fuera recibida en un excelente colegio.
Frances, la esposa de su amigo, el comodoro Peter Heywood, le recomendó un colegio con pensión completa para señoritas, llamado Hampstead College.
¿Quiénes eran los Heywood?
El comodoro Peter Heywood fue un destacado marino de la Real Armada del Reino Unido, famoso por ser uno de los cabecillas del motín del “Bounty” en 1788, hecho que fue llevado al cine por Hollywood en varias oportunidades.
El comodoro Peter Heywood fue un destacado marino de la Real Armada del Reino Unido, famoso por ser uno de los cabecillas del motín del “Bounty” en 1788, hecho que fue llevado al cine por Hollywood en varias oportunidades.
Por esa rebelión, Heywood en un principio fue sentenciado a la horca, pero después una corte marcial lo sobreseyó. Posteriormente regresó a la marina y realizó otras misiones en diferentes lugares del mundo. En la primera década del sigo XIX, llegó a Sudamérica al mando de la fragata Nereus y por un tiempo estuvo en Buenos Aires.
El comodoro se retiró de la armada británica en 1816 y contrajo matrimonio con Frances Joliffe, mujer que se convertiría en la tutora de la infanta mendocina.
Mendoza, Buenos Aires y Hampstead
Por aquellos tiempo, Hampstead era una pequeña villa donde residían destacados políticos, militares, banqueros, abogados y comerciantes.
Por aquellos tiempo, Hampstead era una pequeña villa donde residían destacados políticos, militares, banqueros, abogados y comerciantes.
La zona estaba poblada por grandes mansiones con extensos terrenos coronada por inmensos árboles de robles.También, ese paraje poseía excelentes caminos que dividían a Hampstead en dos, rodeada de algunas posadas, como la popular Rossllyn Lodge.
Entre las mil doscientas casas, se encontraba la del matrimonio Heywood y, muy cerca de allí, el colegio en donde estudiaría Merceditas.
La señora Frances Heywood se encargó con esmero del cuidado de la niña de 10 años de edad.
La llegada al colegio pupilo no fue del todo buena para Mercedes, ya que no hablaba el idioma inglés y todo era muy diferente a Buenos Aires. A pesar de esto, Mercedes se adaptó y rápidamente aprendió la lengua de ese país
Mrs Frances Heywood, quien quería a la mendocina como a su propia hija, comentaba cuando se reunía los fines de semana con el General San Martín, los progresos que llevaba a cabo en el establecimiento educativo, destacándose en las artes aplicadas.
El Libertador, instalado en una casa en Park Place, estaba muy contento con su hija y sus tutores.
Un año y medio después de su llegada, la niña dejó el colegio y la ciudad de Londres para radicarse con su padre en Bruselas.
http://www.losandes.com.ar/article/una-mendocina-en-londres
miércoles, 2 de septiembre de 2015
El 19 de Agosto de 1945 el Hospital Central se inaugura como referente en Cuyo Estaba aún en obra cuando se habilitó para atender a los heridos por el terremoto de San Juan, en enero de 1944. Un año y medio después se inauguró oficialmente. Hitos de su historia.
El Hospital Central es el último eslabón de la cadena sanitaria provincial y se constituye n el nosocomio de referencia de alta complejidad de la región oeste del país, con alta complejidad, atención de urgencias, además de funcionar como hospital escuela, donde se forman los nuevos profesionales de la medicina.
El difícil comienzo
Los inicios del Hospital Central fueron muy difíciles, complicados y llenos de peripecias. En 1938, un grupo de profesionales y políticos de la época dio forma a un gran policlínico general. La idea de entonces era dar soluciones a la creciente población del Gran Mendoza, que tenía carencias de atención sanitaria. En un predio donado por la familia Calle, comenzó a gestarse el proyecto.
Pero el 15 enero de 1944 se produce el devastador terremoto de San Juan, que causa muertos y muchos heridos. Por orden de las autoridades nacionales y provinciales, se habilita de urgencia el Hospital Central, que estaba en la parte final de su construcción, con el propósito de recibir y atender a la gran cantidad de traumatizados y lesionados que había dejado el fenómeno telúrico en la ciudad vecina.
En las aún no finalizadas instalaciones de la calle Alem se atendieron 577 mujeres y 383 hombres, de los cuales fallecieron 53 personas.
Luego de la asistencia a los damnificados sanjuaninos, el Central cerró un tiempo para permitir la culminación de la obra, que había quedado inconclusa. Finalmente, el 19 de agosto de 1945, una mañana lluviosa, se produce la inauguración oficial del establecimiento.
A los pocos años de su inauguración ya se había convertido en un referente de la salud pública provincial y de la zona de Cuyo.
A la par, en 1950, se creó la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Cuyo. Varias de las cátedras de la carrera se instalan en el Central, convirtiéndose en el principal hospital escuela provincial.
Hay otros episodios de relevancia en el historial de la institución. En 1965 se instaló la misión sueca encabezada por el doctor Clarence Crafoord y durante la estadía de los científicos y médicos europeos se inaugura el servicio cardiovascular, uno de los más importantes del hospital.
En 1976 debutan los trasplantes renales de la doctora Elsa Piulat y su equipo, que realizan el primer trasplante renal del interior del país. Con el devenir de los años, llegan los progresos en hemodiálisis, y en 1998 se refuncionaliza toda la institución con una inversión de 30 millones de pesos.
La remodelación de quirófanos se produce en 2004, y el hospital comienza a efectuar trasplantes de córneas para luego incorporar el banco de ojos.
En 2006 se moderniza el servicio de recuperación cardiovascular y se instalan camas inteligentes, monitores de última generación y dos salas equipadas para trasplantes. “Hoy en día el servicio no cuenta con lista de espera”, sostiene un informe oficial.
En 2010 se hace la puesta al día del servicio de hemodinamia, al adquirirse equipamiento de última generación. Hoy el Central es referente en Cuyo en esta materia.
En 2012 el hospital apunta a la accesibilidad, con la creación de un 0-800 para solicitar turnos desde cualquier punto de la provincia. En la actualidad se reciben 500 llamadas diarias.
El año pasado quedaron inaugurados los nuevos consultorios externos. Después de estar 20 años en la Terminal de ómnibus, se trasladaron a calle Catamarca.
Actualmente está en marcha el primer centro de trasplante de médula ósea del interior del país, obra que prevé una inversión de 14 millones de pesos.
Y este año, con un monto de 3,5 millones de pesos, la institución incorporó por primera vez un tomógrafo de alta complejidad para los politraumas de guardia.
Sus actuales falencias
No se puede negar la importancia de este complejo médico, como tampoco que padece carencias graves, siendo una de ellas el déficit de camas de internación -que se siente y aprecia-. Tanto que es uno de los temas más acuciantes.
Miguel Lanchela (46, vecino de El Plumerillo) es uno de los cientos de pacientes que el domingo aguardaban una plaza para internarse por un problema de columna que sufre.
“Estoy bien aquí, pero esperando con ansiedad que me deriven a Neurocirugía”, dijo el hombre, que permanecía en el hospital de día de la institución. A su lado, su amigo Rubén Díaz (50) comentó que aunque es afiliado a OSEP, consideraba que “el Central es el mejor hospital de la provincia”.
En la guardia general del gran efector, Guillermo Weber (35), jefe del servicio en esa jornada de feriado y por ende circunstancial titular del establecimiento, dijo sentir un gran reconocimiento por trabajar en el hospital.
“Todos, hombres y mujeres, nos desempeñamos con una gran vocación, de otra forma no se podrían enfrentar las dificultades diarias, que son muchas. Aunque estamos bien equipados, debe reconocerse que hay déficit en la cantidad de camas de unidades críticas y no críticas, como por ejemplo en el área de terapia intensiva”.
El jefe del Centro de Enfermedades Cardiovasculares, Orlando Carusso (66), reconoció por su parte “el compromiso humano de los empleados por encima de los avatares políticos coyunturales. Nuestra premisa es brindar la mejor atención posible a la gente, dando lo mejor de cada uno y con los últimos aportes de cada especialidad”. Agregó que pronto se pondrá en funcionamiento el Programa de Atención del Infarto en la Red Pública Provincial.
Entrevistada la enfermera Catalina Maurino (53), también dijo que sentía un orgullo muy grande de trabajar en el Central. “Hace algunos años me desempeñé en el ex Hospital Ferroviario y al ingresar aquí nunca me imaginé que iba a prestar servicios en un hospital con tanta complejidad”, manifestó la trabajadora.
http://www.losandes.com.ar/article/el-hospital-central-cumple-70-anos-como-referente-en-cuyo
martes, 1 de septiembre de 2015
lunes, 31 de agosto de 2015
domingo, 30 de agosto de 2015
sábado, 29 de agosto de 2015
Alexander Witcomb en su estudio, en el momento de tomar una fotografía, c.1880.
Alexander Spiers Witcomb, también conocido como Alejandro S. Witcomb en Argentina, fue un destacado fotógrafo británico nacido en 1835 en Londres y fallecido en 1905 en Buenos Aires. Su obra es considerada patrimonio histórico de Argentina, ya que fundó el primer estudio de producción fotográfica masiva en el país. Witcomb estudió fotografía en Francia y se trasladó a Río de Janeiro, Brasil, donde trabajó en el comercio antes de mudarse a Montevideo, Uruguay. En 1878, se estableció en Buenos Aires, donde abrió su estudio fotográfico. La colección Witcomb contiene aproximadamente 500,000 negativos, aunque se dice que podrían haber llegado a ser 700,000. Su trabajo documenta la vida cotidiana y los cambios sociales en Argentina durante finales del siglo XIX y principios del siglo XX, proporcionando una valiosa visión histórica del país.
viernes, 28 de agosto de 2015
Flappers, 1920 .(estilo de vida de mujeres jóvenes)
Flapper es un anglicismo que se utilizaba en los años 1920 para referirse a un nuevo estilo de vida de mujeres jóvenes que usaban faldas cortas, no llevaban corsé, lucían un corte de cabello especial (denominado bob cut), escuchaban música no convencional para esa época (jazz), que también bailaban.
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