A causa de la guerra en curso, los Juegos Olímpicos de 1940 y 1944, programadas para Tokio y Londres, no se pudieron realizar. Sin embargo, varios campos de prisioneros en Polonia siguieron adelante con sus propios Juegos Olímpicos, tanto en 1940 y 1944. Si bien muchos de los eventos se llevaron a cabo en secreto, los Juegos Olímpicos de 1944 Woldenberg, celebrado en el campamento de Woldenberg, y otro lugar en el campamento en Gross Nacido (tanto en Polonia), se llevaron a cabo en una escala mucho más grande.Sobre 369 de los 7.000 prisioneros en el campamento Woldenberg participó en varios juegos, entre ellos el balonmano, el baloncesto y el boxeo. Esgrima, tiro con arco, salto con pértiga, lanzamiento de jabalina y no se les permitió. Las banderas de los juegos se hicieron con el exceso de sábanas que incluso los guardias alemanes saludaron. Los ganadores de los eventos deportivos se dieron medallas hechas de cartón. Los Juegos Olímpicos de 1944 se llevó a cabo debido a que los soldados polacos querían mantenerse en forma y, al mismo tiempo, honrar Janusz Kusocinski, un atleta polaco que ganó la carrera de 10.000 metros en los Juegos Olímpicos de 1932
Bienvenidos al sitio con mayor cantidad de Fotos antiguas de la provincia de Mendoza, Argentina. (mendozantigua@gmail.com) Para las nuevas generaciones, no se olviden que para que Uds. vivan como viven y tengan lo que tienen, primero fue necesario que pase y exista lo que existió... que importante sería que lo comprendan
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domingo, 24 de abril de 2016
sábado, 23 de abril de 2016
Las riquezas que la montaña acuñó Cómo y para qué fueron utilizadas las Bóvedas de Uspallata. Aquí derribamos los mitos que pesan sobre ellas.
A unos pocos kilómetros al norte de la cabecera de la Villa de Uspallata, emerge en el paisaje agreste, un edificio donde funcionaron hornos de fundición a fines del siglo XVIII y principios del XIX. El sitio, conocido como “bóvedas de Uspallata”, fue declarado monumento histórico en 1945; durante el gobierno de facto del general Farrell. Por muchos años se lo relacionó con la gesta sanmartiniana: decían que en ese lugar fueron fundidas, por fray Luis Beltrán, piezas de artillería para el Ejército de los Andes. Pero una gran documentación dio por tierra estos dichos y se comprobó que no tuvo ninguna relación con aquella épica hazaña.
Entre el pico y la pala
Durante los siglos XVII y XVIII, Uspallata fue el centro de la minería y significó la posibilidad de obtener riqueza con suerte y mucho sacrificio.
El establecimiento de muchos mineros en la zona creó una importante perspectiva económica para la región cuyana. Aquellos hombres, llegaban con sus mulas, picos, palas y grandes sueños para descubrir alguna veta de oro o plata.
Fue en 1774 que se erigió un “ingenio” y un horno en tierras de la Orden Dominica, frente a la posta de la misma localidad. Este establecimiento producía gran cantidad de plata que era enviada a Santiago de Chile.
El mineral provenía de las minas del Paramillo, de las del Rosario y otras aledañas. Luego de cinco años, varias de las minas cerraron, agotadas, y el lugar quedó abandonado.
Luego de una década el catalán Francisco Serra y Canals, uno de los hombres más progresistas en la Mendoza colonial, descubrió el oro que volvió a entusiasmar a otros aventureros para reactivar la industria minera.
La ruta de los doblones del rey
Por aquellos tiempos, el camino real que unía Santiago de Chile con Buenos Aires era esencial para transportar miles de doblones que se acuñaban en la Casa de la Moneda (actual palacio presidencial del país trasandino). La materia prima era enviada desde Uspallata y transportada en mulas.
Luego de varios días de viaje, y de atravesar la cordillera, los llamados “muleteros” depositaban sus cargas en “La Moneda”, para después pasar a labrarlas a golpe de martillo o con prensas. Las piezas tenían diferentes valores y se depositaban en bolsas de cuero: “zurrones”; que eran conducidos nuevamente a Mendoza. De aquí partían a Buenos Aires para enviarlas, en buque, a España.
La bóveda de acero
Manuel Ignacio, Francisco Javier Molina y el español José Moret apostaron a invertir en el “laboreo” de las minas de Uspallata.
En 1790 iniciaron la construcción de un establecimiento que contaba con un horno de fundición, tres chimeneas y un trapiche hidráulico para la molienda. Lo ubicaron a unos kilómetros al norte de la citada posta, en el paraje San Lorenzo Mártir (allí están hoy las “bóvedas”). Esta empresa -que perteneció en gran parte al rey de España- buscaba la explotación y fundición de plata.
Después de los hechos de Mayo de 1810, las bóvedas de Uspallata siguieron funcionando, pero surgió un cambio en la sociedad que dependía hasta ese momento del reino español. Cuatro años más tarde se la denominó “Compañía Patriótica de Minas”, y siguió funcionando durante la Guerra de la Independencia.
Durante la Campaña Libertadora a Chile, las tropas de Las Heras llegaron a Uspallata. Acamparon en las inmediaciones de la estancia, ubicada en la cabecera de la villa; al igual que la división de Beltrán. Esto indica la imposibilidad de que en las bóvedas se hubiese establecido el Ejército de los Andes, o que se hayan utilizado sus hornos para la fundición de piezas de artillería.
En los años posteriores los hornos siguieron funcionando, pero con menor frecuencia: se agotó el mineral de las minas aledañas. Al fallecer Moret, la sociedad quebró y el complejo quedó abandonado hasta mitad del siglo XX, cuando se restauró y se puso en valor el sitio.
Fuente: http://www.losandes.com.ar/article/las-riquezas-que-la-montana-acuno
Segunda Guerra Mundial. El gueto de Varsovia Boy
Ya hemos hablado del Levantamiento del gueto de Varsovia, cuando Judios en Varsovia, Polonia, lanzaron una revuelta de 10 días contra los soldados alemanes. Los Judios sabía muy bien que iban a ser derrotados, pero ellos no querían renunciar sin luchar. "El gueto de Varsovia chico" es el nombre dado a un joven judío, no más de 10 años de edad, que fue detenido por los soldados alemanes en el ghetto después de que el levantamiento había sido aplastado. Las manos del muchacho no identificado se suscitaron en el aire, mientras que un soldado alemán señaló una ametralladora en él. Aunque la fotografía es una de las imágenes de mayor circulación del Holocausto, nadie sabe quién es el chico es o lo que le sucedió. Algunas fuentes dicen que fue gaseado a la muerte en el campo de Treblinka, mientras que otros dicen que sobrevivió. En 1999, un hombre llamado Avrahim Zeilinwarger contactó un museo israelí diciendo que el niño era su hijo, Levi Zeilinwarger, que fue gaseado a muerte en un campo de concentración en 1943. En 1978, un hombre no identificado en contacto con el Jewish Chronicle diciendo que el muchacho era su hijo. En 1977, una mujer llamada Jadwiga Piesecka afirmó que el muchacho era Artur Dab Siemiatek, que nació en 1935.
viernes, 22 de abril de 2016
jueves, 21 de abril de 2016
El backstage del primer western rodado en Mendoza En 1953 se filmó la cinta “El último cowboy”, con las actuaciones de Augusto Codecá y Héctor Calcaño. Su rodaje revolucionó a la provincia.
Los que afirman que el western spaghetti de fines de los 60 fue un invento italiano se equivocan. La Argentina fue los pionera en este tipo de films.
En ese contexto la productora Film Andes rodó en nuestra provincia, en mayo y junio de 1953, la película “El último cowboy” llamada también “El camino del cowboy”. Las aventuras del lejano oeste llegaron a nuestra provincia y vaya si levantó polvareda.
Una productora mendocina
En 1943 surgió la productora Film Andes de la mano del cineasta italiano Aldo Fabrizzi y un grupo de empresarios mendocinos, a los que se sumaron varias personas que invirtieron en acciones.
Los estudios se levantaron recién en 1948 en la manzana ubicada en carril Cervantes, entre Sarmiento y Juan Godoy, de Godoy Cruz. Aquellos célebres estudios contaban con los más novedosos equipos tecnológicos que ofrecía la época. La primera producción de la compañía fue “El gran amor de Bécquer", luego “Lejos del Cielo” primera película producida en Mendoza. A ella le siguieron "La pícara cenicienta"(1951), “El alma de los niños"(1951), "Rescate de sangre"
(1952),"El cartero"(1953), la citada “El último cowboy"(1953),"El mal amor"(1954), y "Surcos en el mar"(1955), la última producción.
Llegan los artistas
A fines de abril de 1953, la prensa mendocina ya anunciaba el rodaje de un “western cómico llamado El camino del cowboy” en los estudios del Film Andes. Entre los protagonistas de esta película se encontraba Augusto Codecá, Héctor Calcaño y Héctor Quintanilla como actores principales.
El 15 de mayo llegaron el director Juan Sires y el actor Augusto Codecá, éste último recibido por muchos admiradores. Al día siguiente viajaron Pedro Laxalt, Joaquín Petrosino y Florén Delbene, junto a algunos técnicos. Los directivos y actores acordaron que la fecha para la filmación sería el 18 de mayo. Faltaba elegir a varias actrices mendocinas.
La estrella vernácula
Los productores de Film Andes realizaron un concurso para seleccionar a varias actrices mendocinas que participarían en la película “El camino del cowboy”.
Más de 63 concursantes se presentaron y luego de las exigentes pruebas, fueron seleccionadas María Teresa Robles, Ana María Vicchi, Vicky Seepol, Banca Falvo y Salfa Omar.
Al día siguiente se organizó un festival en el Cine Fantasio en donde concurrió una masiva cantidad de espectadores. En la fiesta participaron las actrices mencionadas.
Luz, cámara, acción...
El 19 de mayo, desde muy temprano, directores, técnicos y actores llegaron a los estudios Film Andes para comenzar con el rodaje. Los decorados reconstruían una cantina; y en los terrenos adyacentes a los estudios se había diseñado una cuadra con edificios típicos del lejano oeste norteamericano (trabajo escenográfico a cargo de Julio Papini).
El primer día algunos actores estaban un poco nerviosos, pero con el suceder de las tomas, el ambiente fue cambiando y todo se tornó más tranquilo. El argumento de la película fue escrito por Eric Della Valle y Miguel Petruccelli. Esta disparatada comedia era una parodia de las grandes producciones de Hollywood que se proyectaban en aquel tiempo sobre el Far West, con un toque de cinismo sobre el género.
El rodaje en exteriores
Luego de que se hicieran las escenas en los estudios, la producción inició los trabajos en exteriores, más precisamente en Potrerillos y zonas aledañas a la precordillera.
Para este trabajo se necesitó un despliegue técnico y logístico muy importante ya que fueron alquilados cientos de caballos, y tuvieron que trasladar hacia esos lugares al equipo y a los actores. En la montaña se filmaron escenas de los bandidos conducidos por el actor J. Petrocino y varias persecuciones.
A fin de junio la producción finalizó, para comenzar con la edición. La película llevo como nuevo título “El último cowboy” y se fijó como fecha de estreno febrero de 1954, en Buenos Aires.
Fue exactamente el jueves 25 de febrero de ese año que se proyectó por primera vez la cinta rodada en Mendoza. Miles de espectadores concurrieron, coronando un verdadero éxito a nivel comercial.
http://archivo.losandes.com.ar/notas/2006/10/25/estilo-211561.asp
miércoles, 20 de abril de 2016
Cuando la ciudad se iluminó con gas El 9 de julio de 1890 la Capital se iluminó íntegra con los faroles a gas que alimentaba la Compañía de Gas Mendoza, de Carlos Fader.
Fader lo hizo
A partir del 4 de febrero de 1889 la Compañía de Gas de Mendoza inició sus actividades, proveyendo de alumbrado a gas a toda la Ciudad.
Esta empresa fue creada por Carlos Fader, quien formó una sociedad con White y Civit. El objetivo era sustituir a las viejas lámparas y faroles a querosén que, desde unos años antes, usaban en la capital provincial.
Una usina no ecológica
La compañía estableció una usina sobre las calles Entre Ríos, Buenos Aires, Ituzaingó y el zanjón. Tenía una gran producción de gas: más de 800.000 m3. El combustible utilizado al principio, para mantener en funcionamiento la usina, era el carbón que provenía de la mina llamada “de Reta”. Pero, luego de un litigio con los dueños, Fader introdujo el petróleo; que era explotado por su compañía en Cacheuta.
Más tarde se volvió a cambiar, esta vez por leña: provenía de un paraje denominado Ñacuñán, a más de 100 kilómetros al Este de la Capital.
La luz de mi ciudad
En 1890, el alumbrado público se extendió por todas las calles y plazas de la Ciudad; como la Independencia y la de Cobo -hoy San Martín-. Estos faroles, que comenzaron a funcionar el 9 de julio, tenían la particularidad de extender más la luz que los tradicionales utilizados en Buenos Aires. Para prender las luces de los faroles se contrataba a jóvenes que, con una especie de varilla, los encendían a las 20 horas en los días de invierno; y una hora después en el verano. A las 7 de la mañana los faroles se apagaban. Las casas y comercios usaban este mismo sistema.
La empresa tenía en cada casa un medidor que contaba el consumo de gas en metros cúbicos. El consumo se cobraba a través del municipio, que enviaba la factura mensualmente al domicilio. Había tres diferentes categorías: la primera incluía las casas menos céntricas, su costo era de 14 centavos. La segunda comprendía las viviendas ubicadas en calle San Martín, y costaba 20 centavos; y la tercera incluía a comercios, industrias, clubes, estaciones de ferrocarril y tranvías, que abonaban 30 pesos.
Fácil de pedir
Si un usuario quería este nuevo sistema de iluminación a gas, debía ir a la compañía -ubicada en calle Montevideo 46- y hacer la solicitud, previo a pagar el servicio. Dos mecánicos gasistas llegaban al domicilio para hacerla instalación, que podía llevar algunos días.
En 1896 se estableció en la provincia una nueva compañía, pero traía la mayor novedad en ese momento: era el alumbrado eléctrico.
Fuente: http://www.losandes.com.ar/article/cuando-la-ciudad-se-ilumino-con-gas
20 de abril de 1811 Se dicta el primer reglamento sobre libertad de imprenta, promovido por la Junta Grande, presidida por Cornelio Saavedra. Documento: Llamado a remate a la Imprenta por parte de Manuel Rodríguez de la Vega. Francisco de Basavilbaso y Domingo Belgrano Pérez; vecinos encargados de fiscalizar el manejo de las cuentas de la Imprenta. 20 de Mayo de 1785.
Excelentísimo Señor
Don Manuel Rodríguez de la Vega, Don Francisco de Basavilbaso y Don Domingo Belgrano Pérez; vecinos de esta ciudad y encargados de tomar cuentas a los que han manejado y manejan la Imprenta, y sus intereses correspondientes a la Casa de Niños Expósitos, unida a la Hermandad de la Santa Caridad, y destinados igualmente para el arreglo y economía de sus productos, ante la alta Justificación de Vuestra Excelencia con nuestro mayor respeto decimos: Que habiendo inspeccionado las mismas cuentas y hecho el cómputo prudencial de lo conveniente hemos acordado, que la citada Imprenta, se ponga en arrendamiento, subastándose en el mejor postor, y que éste después del Remate, o en el acto, haya de dar las fianzas competentes que aseguren a vuestra Obra Pía de nuestro cuidado, aquella cantidad anual a que se obligase, todo con el objeto de consultar las mayores ventajas, cuyo acuerdo hacemos presente a la alta consideración de Vuestra Excelencia, a fin de que si fuese de su superior agrado, se digne concedernos a el efecto el Permiso necesario: Con esta atención:
A Vuestra Excelencia rendidamente pedimos y suplicamos sea servido demandar según lo expuesto, como lo esperamos de la innata piedad de Vuestra Excelencia.
Francisco Antonio de Basavilbaso
Manuel Rodríguez de la Vega
Domingo Belgrano Pérez
Inspección hecha a la Imprenta de los Niños Expósitos con la recomendación para que se la arriende y que posteriormente se garantice su correcto funcionamiento a través de sus auditores
Archivo General de la Nación
martes, 19 de abril de 2016
19 de abril de 1593 El conquistador español Francisco de Argañaraz funda la ciudad de Jujuy, en una expedición que los colonizadores debieron derrotar a diversos pueblos indígenas, entre ellos los Jujuyes, de quienes se desprende el nombre de la provincia. Foto: Entrada a la ciudad de San Salvador de Jujuy, c.1880.
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