lunes, 9 de agosto de 2021

Imágenes del Diario La Prensa en 1922. Argentina

En 1918 Ford hace desfilar por la Avenida de Mayo unidades de su modelo "T". Este auto así como el posterior modelo "A" serán por décadas parte del paisaje de la República.


Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico - Locomotora a vapor del BAP, distribucion 4-6-0 Nr. 1255 (Fabricada por North British Locomotive Works de Gran Bretaña, Glasgow, numeradas 17848/1907)


El Presidente Julio A. Roca junto a su comitiva presenciando la preparación de un asado criollo 🍖 Cura Malal, prov. de Buenos Aires, 1902.



Cosecha en una Viña de Mendoza. (1909)



Gran Hotel de Potrerillos (1944) Provincia de Mendoza


La Avenida San Martín. (1906) Ciudad de Mendoza



PERSONAJES; El loco de las piruetas. Juan Antonio “Tunín” Gaudino, (1893-1975) Buenos Aires


En el verano de 1924 se vivieron con gran expectativa los preparativos de la carrera de motocicletas que se disputaría en Morón, provincia de Buenos Aires. El entusiasmo lo generaba la participación de renombrados motociclistas uruguayos y españoles que nos visitaron con el objeto de medir fuerzas y habilidades con nuestros representantes. Entre los locales figuraba un inmigrante italiano al que todos conocían como “el loco de las piruetas”. Se llamaba Juan Antonio “Tunín” Gaudino, había nacido en Turín (1893), y su primera pasión fueron las bicicletas. En 1913 compitió en la carrera que unía Rosario y Córdoba. Abandonó junto a Manuel Fernández. Tomaron el tren a Bell Ville, donde terminaba la primera etapa. Bajaron y pedalearon hasta la ciudad. Al llegar, los ovacionaron y los llevaron en andas: disfrutaron de los agasajos hasta que apareció el verdadero ganador y se descubrió la picardía. Pronto Gaudino cambió la bicicleta por la moto. Solía hacer acrobacias en la Sportiva (donde hoy están las canchas de polo en Palermo). Manejaba a alta velocidad sentado al revés o con apenas un pie en el pedalín y todo el cuerpo afuera. Con la ayuda de una rampa, volaba con la moto y dejaba a todos con la boca abierta. El 20 de enero de 1924, Tunín Gaudino venció a los uruguayos, a los españoles y los argentinos en las “XII horas de motocicleta”, disputadas en Morón. Con su Harley-Davidson completó 910 kilómetros en las 12 horas, es decir, a una velocidad promedio de casi 76 km/h. En esa jornada perdió cinco kilos y medio. Continuó compitiendo con su Harley y más adelante se entusiasmó con los automóviles.

Algunos datos de su vertiginosa biografía:

* En 1926, cuando se inauguró el estadio de Independiente, la Doble Visera en Avellaneda, Gaudino ofreció un acto de acrobacias en moto.

* Como automovilista, ganó el Gran Premio de 1927 (Morón-Rosario-Córdoba-Morón).

* También se quedó con la copa del Gran Premio de 1928, donde por primera vez se superaron los 100 km/h en el tramo Buenos Aires-Rosario.

* El de 1930 lo ganó compitiendo bajo una intensa lluvia y desplazándose con maestría en el barro, como se ve en esta foto:


* El 30 de mayo de 1932 corrió las 500 millas de Indianápolis, con el más célebre de sus autos: el Insignia de Oro, de Chrylser. Para poder viajar, debió empeñar las 54 medallas que había obtenido en bicicletas, motos y autos. Debido a lo caro que resultaban los Estados Unidos para los bolsillos argentinos, durante su estadía se mantuvo con café con leche y algo de pan. En medio de la carrera se prendió fuego el motor y debió abandonar.

* Corrió de nuevo en Indianápolis 1933, junto a Raúl Riganti (en la foto vemos el día que embarcaron el Insignia de Oro rumbo a los Estados Unidos). ¿Cómo reunieron el dinero para participar? Los dos vendieron sus autos. Lograron un meritorio puesto 14.

* Tunín sufrió muchos accidentes. Una vez, según contó, tuvieron que coserlo de emergencia y,por falta de hilo, ¡usaron cuerdas de guitarra!

Juan Antonio Gaudino dejó de correr en 1937. Murió en 1975, el año en que Carlos Alberto Reutemann alcanzó por primera vez el tercer puesto en el Campeonato Mundial de Pilotos.


Una de las Operaciones principales. El prensado de las manzanas. (año 1942) Mendoza



Seleccionando cebollas para semilla. Pocito, San Juan (año 1943)



Carlos Norberto Vergara, el mendocino que tuvo una destacada actuación en la educación nacional

 por Carlos Campana, para Ciudadanodiario.com

Implantó nuevas normas evolutivas pedagógicas que fueron reconocidas en el país y en el mundo, aunque al principio fueron rechazadas


Carlos Norberto Vergara fue uno de los educadores más destacados de nuestro país desde finales del siglo XIX y principios del XX, ya que los métodos pedagógicos que aplicó en la enseñanza causaron una verdadera revolución para aquellos tiempos. Nacido en nuestra provincia, marcó un hito en la educación, pero lamentablemente, como muchos, luego cayó en el olvido. Los mendocinos conocemos muy poco sobre la vida y trayectoria de este educacionista, abogado y filósofo, aunque una calle en Godoy Cruz, una escuela y una plazoleta en la Ciudad llevan su nombre.

Mendocino brillante

Nació en Mendoza con el nombre de Norberto Carlos del Corazón de Jesús Vergara el 6 de junio de 1859, y fue bautizado el 2 de setiembre de ese mismo año. Sus padres se llamaban Carolino Vergara y Carolina Arce. De condición muy humilde Carlos realizó sus estudios primarios y parte de los secundarios en la Ciudad. Por sus sobresalientes calificaciones, el gobierno provincial le otorgó una beca para cursar el profesorado en la Escuela Normal de Paraná (Entre Ríos), donde se graduó con honores en 1878. De inmediato fue contratado por ese establecimiento para ejercer allí una cátedra. Sólo contaba con 19 años y fue el docente más joven de ese momento en ocupar ese cargo. Al año siguiente regresó a su tierra natal y obtuvo el nombramiento de profesor de la Escuela Normal de Mendoza.  Después de ejercer por un tiempo la docencia en ese establecimiento, fue llamado desde Buenos Aires por el gobierno nacional. Inmediatamente el educacionista partió hacia la gran ciudad para ocupar el cargo de inspector Nacional de Educación y también el de asesor técnico. En 1881 obtuvo el cargo de director de la Escuela Normal de Mercedes, en la Provincia de Buenos Aires, donde comenzó a implantar nuevas normas evolutivas de la enseñanza que le valieron su destitución luego de tres años. Sin embargo, varios años después le fue reconocida la aplicación de esos métodos por parte de los educadores del país y del mundo. Regresó a Mendoza en octubre de 1896 cuando fue contratado como visitador de escuelas, y un año más tarde ocupó el cargo de inspector general. Durante su estada en esta provincia ejecutó diferentes planes y propuso revolucionarias instrucciones para los docentes. El gobierno nacional lo volvió a llamar para ocupar un puesto en el Ministerio de Educación por sus grandes conocimientos en la materia.  Entre otras actividades desarrolladas, Vergara estudió leyes en la Universidad de La Plata y se recibió de abogado, aunque nunca ejerció la profesión.  Como escritor publicó varias obras, y una de las más importantes fue la titulada Querer es poder. Pero su gran desafío fue la enseñanza y colaboró activamente como asesor en varios establecimientos educativos del país. En 1920 se jubiló pero nunca dejó del todo su amor por la educación. Por muchos años  se radicó en  Buenos Aires, pero poco tiempo antes de su muerte eligió  la ciudad de Córdoba para establecerse definitivamente y allí falleció el 18 de febrero de 1929.

El legado de su pensamiento

Los métodos y criterios pedagógicos que aplicó Carlos Norberto Vergara fueron semejantes a los establecidos en la Institución Libre de Enseñanza que fundó Giner de los Ríos en España. Creó una comunidad educativa sin programas, reglamentos ni horarios y fueron borrados los límites entre la escuela primaria y  la secundaria. Desarrollada al calor de la lucha contra el dogmatismo, el metodismo y la burocracia de la enseñanza. Era un hombre de grandes intuiciones, no de prolijas lecturas. No realizó un aporte teórico, pero produjo significantes hechos político-educativos y didácticos y abrió la educación alternativa. Su teoría del sujeto de la educación estaba basada con elementos cristianos, krausistas, positivistas, un evolucionismo no racista y un naturalismo optimista. En su pensamiento político, Vergara era simpatizante de la Unión Cívica Radical de entonces, mientras que en lo pedagógico se sentía atraído por un liberalismo solidario.

 La plazoleta en honor a su nombre

En 1932, tiempo después de la muerte del educacionista, un grupo de docentes congregados en una comisión de homenaje presidida por Benito Olivera, propuso al municipio de la Ciudad de Mendoza y al Concejo Deliberante dar el nombre de Carlos N. Vergara a una plazoleta de la Ciudad, que se construyó entre las calles Belgrano, Arístides Villanueva, Tiburcio Benegas y Rufino Ortega. Fue inaugurada el 11 de setiembre de 1932 con la presencia de autoridades provinciales, municipales y público en general. Entre otros, hablaron el representante del municipio, Guillermo Mario Arroyo. El 20 de diciembre de 1947, a iniciativa del entonces intendente de la Ciudad Jorge I. Segura, fueron inauguradas las obras de remodelación que embellecieron ese paseo. Allí estuvieron presentes funcionarios provinciales y municipales además de contar con la presencia de asociaciones vecinales y público en general. Parte de esta obra con sus características construcciones de pérgolas y piedra labrada local siguen adornando aún hoy al paseo.

https://www.ciudadanodiario.com.ar/cultura/carlos-norberto-vergara-el-mendocino-que-tuvo-una-destacada-actuacion-en-la-educacion-nacional







domingo, 8 de agosto de 2021

Recorriendo la Av. Gobernador Ricardo Videla, desde calle Brasil hasta Acceso Sur. Mendoza

Una clase de geografía matemática estudiando la rotación de la tierra alrededor del sol, Hampton Institute, Hampton, Virginia, ca 1899.



En la calle nevada, alrededor de los 1920. EE.UU



Calles de Nueva York (1956)



Eaton St, Londres, 1973. Fotografía de Mary Brown.



Una modelo crea un diseño de crucigramas en su parasol de playa, en Palm Beach, Florida, alrededor de 1925.



Frente del Plaza Hotel. Calle Chile 1124. Ciudad de Mendoza. s/f



Tarjeta Postal de una Bodega en la Ciudad de Mendoza (1912)



Vista Aérea de la Ciudad de San Rafael en 1929. Provincia de Mendoza

Entre otras cosas pueden notarse los cimientos de la catedral y el cartel negro de la farmacia Italiana. Foto Córdoba" Inestimable colaboración de Mario Horacio Jaime. Muestra del Pasado de San Rafael



El más grave terremoto de Mendoza y el hombre que lo predijo y no fue escuchado

 por Carlos Campana para Ciudadanodiario.com

El 20 de marzo de 1861 se produjo un movimiento sísmico que enlutó a nuestra provincia y al país. Un científico francés lo había pronosticado, pero nadie le hizo caso


Se cumplen 160 años de la mayor catástrofe que se produjo en Mendoza desde que se tiene memoria y marcó un antes y un después en la historia local, ya que un par de generaciones quedaron aterrorizadas por la magnitud de aquel desastre y la tradición oral pasó de hijos a nietos, y así sucesivamente. El 20 de marzo de 1861 se produjo un sismo de gran escala que se transformó en tragedia y enlutó a la provincia y al país, donde murieron más de 6.000 personas. Tal vez si las autoridades le hubiesen hecho caso al científico francés Augusto Bravard, quien llegó a Mendoza y pronosticó un gran terremoto cerca de nuestra ciudad, el número de víctimas hubiese sido menor. Si bien tomaron en cuenta las palabras del geólogo galo, el gobierno le restó importancia al considerar estos dichos demasiado exagerados y muy negativos.

En aquellos tiempos eran muy pocos los que estudiaban con detalle estos fenómenos porque la mayoría de las personas tenía la creencia que sismos, aluviones y otros fenómenos eran algo sobrenatural o un castigo divino. Es por eso que la ciencia recién estaba en pañales, pero la lógica no fallaba.

Un francés de apellido Bravard

Desde principios del siglo XIX, varios científicos europeos llegaron a esta tierra con el objeto de estudiar geológicamente diferentes lugares de la cordillera de los Andes. A partir de 1817, exploradores británicos, franceses y alemanes realizaron importantes estudios que aportaron mayores conocimientos de la formación cordillerana, y en especial de evolución sísmica. En 1853, cuando nuestro país se formalizó constitucionalmente, el gobierno promovió la contratación de brillantes científicos europeos con el objetivo de trabajar e investigar temas relacionados con la geografía, geología, agricultura, arqueología, paleontología, astronomía y la mineralogía, entre otras disciplinas. Esta oferta profesional fue aprovechada desde Francia por un nativo de Auvergne, llamado Augusto Bravard, quien nació un 18 de junio de1803 con el nombre de Pierre Joseph Auguste.

Se graduó como ingeniero y se abocó a la geología, minería y antropología. Fue un gran investigador en su país y recolectó una importante colección de piedras y fósiles que vendió al Museo de Historia Natural de Londres, en el Reino Unido. Bravard no dudó en embarcarse hacia la Argentina, y después de un largo viaje por el Océano Atlántico, llegó al puerto de Buenos Aires y fue contratado por el gobierno nacional para desarrollar trabajos geológicos. Entre sus primeras labores, estudió la cuenca del Riachuelo y de las barrancas de la Recoleta, tras lo cual enviado a la frontera de la provincia de Buenos Aires para relevar topográfica y geológicamente sectores cercanos al fortín de Bahía Blanca y otros aledaños a la Sierra de la Ventana. Concluida esta expedición científica regresó a la metrópoli y se mudó a Entre Ríos, en donde fue nombrado director del Museo Nacional de Paraná y el gobierno de la Confederación le otorgó el cargo de inspector general de Minas. Estos puestos no le impidieron continuar con sus estudios geológicos y paleontológicos, que dieron como resultado interesantes publicaciones científicas, entre ellas, una amplia reseña sobre la fauna fósil y los afloramientos de la costa patagónica, basándose en los datos relevados por Alcide d’Orbigny y Charles Darwin. Estas investigaciones lo catapultaron a ser uno de los personajes más importantes del país, y fue convocado por autoridades de varias provincias por la seriedad con la que abordaba estos temas. A mediados de 1860, una carta remitida desde la provincia de Mendoza cambiaría para siempre su destino. Aquella misiva era del gobernador mendocino coronel Laureano Nazar, quien lo invitaba a visitar la provincia para realizar algunos estudios. Sin dudarlo, el francés partió a fines de ese año hacia nuestra provincia, y tras un viaje de 20 días llegó y se entrevistó con el mandatario.

Llamado del gobernador

A principios de 1861, Bravard fue recibido por Nazar con todos los honores y le propuso revisar aspectos de la geología precordillerana, además de hacer un informe sobre la actividad sísmica que se había incrementado en esos años en toda la región. Luego de la reunión, el sabio francés se hospedó en un hotel cuyo dueño se llamaba Catus, ubicado en plena ciudad, y en su habitación instaló un gabinete científico. A los pocos días de llegar inició los trabajos encargados por el gobierno, y junto a un grupo de ayudantes marchó para explorar varios lugares del Norte de Mendoza. Al llegar a la zona cordillerana, no tan lejos de la capital comprobó el hundimiento del terreno, percibiendo extraños “ruidos subterráneos”. Su gran experiencia en sismología hizo que comenzara a elaborar una teoría muy fatalista: Mendoza estaba a punto de sufrir un terremoto de extraordinaria magnitud.

Para afirmar su hipótesis, observó y estudió las “corrientes eléctricas” en la cordillera y las variaciones barométricas. El “ambiente especial” le hizo pensar que se produciría un extraordinario movimiento telúrico.

Sin tiempo que perder, realizó un detallado informe dirigido al gobierno de Nazar, en el que pronosticaba que en muy poco tiempo sucedería una catástrofe. También aconsejó adoptar medidas para que la población pudiera defenderse del inminente sismo, y sugirió que el lugar más eficaz donde hallar una protección eran los marcos de madera de las puertas de las viviendas.

El informe fue dirigido al gobernador a mediados de marzo, y aunque le pareció muy interesante, le restó importancia pensando que el evento no sucedería.

 De aquí a la eternidad

El miércoles 20 de marzo se iniciaba exactamente el equinoccio de otoño. Se asomaba la noche y el cielo estaba sin nubes, por lo que se podía apreciar en el firmamento la luna que se encontraba en la fase cuarto creciente. No había ni una brisa que hiciera alterar la apacible frescura o moviese las hojas de los árboles. Una tranquila tarde-noche como tantas en la aldea mendocina. Las campanas de las iglesias repiqueteaban para llamar a los feligreses quienes acudían como era habitual a las misas de las 20. Desde hacía unos días, algunos ciudadanos estaban preocupados al conocerse una noticia que había dado un francés acerca de que podía producirse un gran terremoto en Mendoza. Muchos decían que era imposible y se burlaron de él, lo mismo que las autoridades incrédulas de lo que iba a suceder. Pero cuando gran parte de la población se disponía a cenar y los relojes marcaron las 20.36 se escuchó un estrepitoso sonido parecido al de un trueno. La tierra se movió con tal fuerza que muchas personas cayeron al suelo. En un abrir y cerrar de ojos, casi todos edificios de la ciudad, incluyendo a los grandes templos religiosos, se derrumbaron y sólo quedaron escombros, dejando sepultadas a más de 6.000 personas. Como una paradoja del destino, Bravard, quien había pronosticado esta catástrofe, también fue víctima cuando el techo de la habitación se le cayó encima y quedó atrapado sin poder escapar. Murió sentado en la cama, con una taza de té en su mano. Así encontraron su cuerpo, en esa posición entre los escombros después de unos días de ocurrido el terremoto. El cónsul francés en Buenos Aires envió para recuperar el cadáver a su amigo Julio Balloffet, el mismo que luego será contratado para reconstruir la ciudad de Mendoza. Los que sobrevivieron a la tragedia y conocían la versión que la había anticipado, se dieron cuenta que aquel científico galo llamado Augusto Bravard, había dicho la verdad.

(https://www.ciudadanodiario.com.ar/otro-punto-de-vista/el-mas-grave-terremoto-de-mendoza-y-el-hombre-que-lo-predijo-y-no-fue-escuchado)


 





CHALET de Olaya Pescara de Tomba (año 1890) Godoy Cruz, Mendoza


Chalet de Olaya Pescara de Tomba. Fecha de edificación (incierta) se estima alrededor de 1890. En los primeros años de la década de 1970 el chalet fue demolido para dar paso a la construcción de las actuales oficinas del Banco de la Nación Argentina (sucursal Godoy Cruz), sito en calles Rivadavia esquina Antonio Tomba. Antonio Tomba nace el 8 de abril de 1849 y fallece el 05 de noviembre de 1899.  Llegado a Argentina con la edad de 25 años, Antonio, en menos de 25 años tardó en construir el llamado “Imperio del Vino”; llegando a ser su bodega, la más grande del mundo en esa época. Foto Gentileza de Roberto Duran

sábado, 7 de agosto de 2021

Increíbles imágenes de la Ciudad de Buenos Aires en 1922

Termas de Cacheuta. Puente colgante sobre el Río Mendoza. (c.1920) Provincia de Mendoza



Un Tranvía traccionado a caballos, sobre la Avenida San Martín. (c.1900) Ciudad de Mendoza



La emblemática estación Palermo del BAP en 1930, ciudad de Buenos Aires.


Tres hombres bebiendo de un gran vaso de cerveza


Chalet De Bassi Posada-Hotel (año 1926). Cervantes 1795, Godoy Cruz, Mendoza, Argentina


Chalet de Bassi es considerado Patrimonio Cultural y arquitectónico, Por su historia y belleza. Punto de referencia para los lugareños. Atendido por la familia Bassi.. http://www.chaletdebassi.com/chalet_de_bassi.html

Foto Gentileza de la familia Bassi.

Santuario de Nuestra Señora de Lourdes. El Challao. (Agosto 1948) Mendoza



Villa de Las Cuevas. (foto año 1953) Mendoza



Público recibiendo a Hipólito Yrigoyen en la Ciudad de Córdoba, 1925.



Fernando Ciccarelli, atleta y canillita cordobés.

 Representó al país en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932, en la prueba de 10 mil metros y la maratón.



El cronista deportivo Aitor Aramburu presentando al luchador Máscara Roja en Radio Rivadavia. Buenos Aires, 1935

 Caras y Caretas




Increíble imágenes del Puerto de Buenos Aires en 1922

Como Londres. Buenos Aires bajo la niebla, un aspecto de la Avenida de Mayo. Buenos Aires, 1926.



Gabriela Sabatini, tenista.

En los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 ganó la medalla de plata, perdiendo la final contra Steffi Graf. Su presea fue la primera para una deportista argentina luego de 40 años.



Festejos por el décimo aniversario de la Academia Santa Teresita de Belgrano 🎂 Buenos Aires, 1934.

  "Todas son buenas criollas y aficionadas al mate".


La escritora Alfonsina Storni, preparando la comida, s/f.



Pascual Pérez, boxeador mendocino.

Representó al país en los Juegos Olímpicos de Londres 1948, donde obtuvo la medalla de oro en peso mosca. Más tarde fue campeón mundial profesional, lo que lo convierte en el único boxeador argentino que alcanzó ambos logros.



Disfrutando un día de paseo por el Rosedal del Parque General San Martín en 1920. Ciudad de Mendoza



Tarjeta Postal de la Estación en Punta de Vacas del Tren Trasandino. (1914) Provincia de Mendoza



Las Salinas del Diamante. San Rafael. Mendoza.

 Foto Juan Pi



Hermosas imágenes de la Vendimia de 1926 em la Provincia de Mendoza



Las Ruinas del Terremoto de 1861 en Mendoza (foto del año 1921)



miércoles, 4 de agosto de 2021

Hermosas imágenes de la Provincia de Córdoba en 1926. Argentina

Servicio militar obligatorio: primera conscripción, 1902. La revisión médica - Argentina



Pasajeras del subterráneo Anglo-Argentino viajando en los años ´20 en el sector reservado a mujeres de una formación



Francisco Camet, esgrimista y político marplatense.

Fue el primer deportista argentino que participó en un Juego Olímpico (París 1900), veinticuatro años antes de que el país enviara la primera delegación. Obtuvo un quinto puesto en esgrima.



"La última mascota de la 'Sarmiento'" (1938)


Marineros rodeando a la mascota que los acompañará durante el largo crucero de instrucción, 1938. "Ya es todo un señor marinante, ya recibió el bautizo al pasar la Línea Firme sobre sus robustas patitas, sabe aguantar los rolidos de la danzarina fragata. Es el regalón de a bordo. Las mejores presas de asado, los terrones de azúcar, las caricias de la tripulación, todo para él, representante de la buena suerte, ídolo, entretenimiento de la larga travesía. Le ladrará a la luna a las olas y a las gentes desconocidas de los puertos... Es un bull-dog rezongón".


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