lunes, 31 de octubre de 2016

En las familias aristocráticas europeas de mediados del siglo XIX, una mujer se cambiaba de ropa siete u ocho veces por día. (Daniel Balmaceda)


En las familias aristocráticas europeas de mediados del siglo XIX, las mujeres solían cambiarse de ropa varias veces al día como parte de un elaborado código social y estético. Cada atuendo tenía un propósito específico: había ropa para el desayuno, para pasear, para recibir visitas, para montar a caballo, para tomar el té, para la cena formal y, por supuesto, para los bailes o la ópera. Este hábito no solo reflejaba el estatus social, sino también el acceso a recursos como sirvientas, modistas y lavanderas. La moda femenina de la época era compleja: corsés, crinolinas, polisones, capas y sombreros componían conjuntos que requerían ayuda para vestir y desvestir. Además, las revistas de moda como El Correo de las Damas dictaban tendencias con ilustraciones detalladas, lo que hacía que estar “a la moda” fuera casi una obligación para las damas de alta sociedad. Un día típico para una dama aristocrática europea de mediados del siglo XIX era una coreografía meticulosa de etiqueta, moda y deberes sociales. Aquí te doy un recorrido por su jornada:

🌅 Mañana temprano: La dama se despertaba con la ayuda de su doncella personal. Tras el aseo, se vestía con un morning dress, un atuendo más sencillo y cómodo para el desayuno en casa. Luego, podía dedicarse a la lectura, la correspondencia o la supervisión del personal doméstico.

🌤 Media mañana: Era el momento ideal para un paseo por el jardín o una visita breve a una amiga cercana. Para esto, se cambiaba a un walking dress, más estructurado y decorado, con sombrero y guantes.

🍽 Mediodía: El almuerzo era una comida formal, especialmente si había invitados. Se requería otro cambio de ropa, más elegante pero aún diurno.

☕ Tarde: La hora del té era un ritual social. Las visitas eran frecuentes, y la dama debía lucir un afternoon dress, con detalles refinados pero sin llegar al brillo de la noche. También podía tocar el piano, bordar o participar en juegos de salón.

🌇 Atardecer: Si había una salida al teatro, la ópera o un baile, comenzaban los preparativos: baño, peinado elaborado, joyas y un evening gown de seda, encaje o terciopelo. Este atuendo era el más espectacular del día.

🌙 Noche: Al regresar, la dama se desvestía con ayuda de su doncella y se ponía una robe de chambre o camisón. A veces escribía en su diario o leía antes de dormir.

Este estilo de vida no solo reflejaba riqueza, sino también una estricta adhesión a las normas sociales de la época. Cada cambio de ropa era una declaración de estatus, decoro y feminidad.

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