La voluntad sanmartiniana pudo cumplirse recién el 28 de mayo de 1880, día en que sus restos llegaron a Buenos Aires. El 21 de abril de 1880, se exhumaron las reliquias de San Martín en Brunoy, trasladadas a París, y de allí a El Havre, en donde mediante una solemne ceremonia fueron depositadas en la capilla ardiente del Villarino. Al día siguiente comenzó el viaje hacia el Plata.
El 22 de mayo los restos fueron venerados por el pueblo uruguayo en Montevideo.
Finalmente, el 28 el vapor Villarino ancló frente a Buenos Aires y mediante el vapor "Talita", fueron transportados los restos del ilustre prócer hasta el muelle de las Catalinas, donde tuvo lugar un notable discurso de Sarmiento.Ya en la Plaza San Martin, Avellaneda y el ministro peruano Evaristo Gómez Sánchez pronunciaron sendos discursos, para luego conducir el féretro hasta la Catedral Metropolitana, acompañados con el máximo respeto del pueblo. Calcularon los periódicos de la época una concurrencia de entre 30 mil y 100 mil personas acompañando el cortejo fúnebre por las calles Florida, Victoria, Defensa y Rivadavia hasta su último destino.
Terminados los honores y el desfile el General San Martín ocupó su morada definitiva, luego de 30 años de espera. Veinte soldados cargaron el sarcófago al interior de la Catedral.
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