Por Carlos Campana
El ingenioso invento de los hermanos Lumière fue presentado en Mendoza el 31 de mayo de 1899 y maravilló a quienes tuvieron la suerte de ser aquí los primeros en ver una película
Bienvenidos al sitio con mayor cantidad de Fotos antiguas de la provincia de Mendoza, Argentina. (mendozantigua@gmail.com) Para las nuevas generaciones, no se olviden que para que Uds. vivan como viven y tengan lo que tienen, primero fue necesario que pase y exista lo que existió... que importante sería que lo comprendan
Por Carlos Campana
El ingenioso invento de los hermanos Lumière fue presentado en Mendoza el 31 de mayo de 1899 y maravilló a quienes tuvieron la suerte de ser aquí los primeros en ver una película
En Presencia del Ministro de Hacienda y de algunos funcionarios de la Casa de Gobierno se realizó la incineración de letras de la tesorería. Se realizó en horas del medio día en la Plaza Independencia. Allí custodiado por la guardia armada, trajeron un féretro en lenta comitiva que a paso fúnebre y solemne fue conducido hasta el lugar del sacrificio. Un ordenanza roció con nafta el cajón. Año 1917.
Por Carlos Campana
Su nombre era El Siglo Ilustrado y abrió sus puertas en 1884, cuando la ciudad de Mendoza ya se había convertido en una pujante metrópolis
Nuestra ciudad tuvo a fines del siglo pasado, y por más de 75 años, uno de sus más importantes centros de irradiación cultural. El Siglo Ilustrado se llamaba la librería que educó y cultivó a los mendocinos hasta mediados de 1960. Esta librería quedó totalmente en el olvido y es muy poco recordada por los mendocinos.
La Argentina del progreso
Cuando El Siglo Ilustrado abrió sus puertas a fines del siglo XIX, nuestro país pasaba por un momento económico, educativo y cultural muy grande. Argentina se encontraba en la lista de los primeros países del planeta con mejor posición económica y su modelo agroganadero abastecía a las primeras potencias mundiales de aquella época. La era dorada del positivismo y del progreso estaba muy latente en el pensamiento de los filósofos, educadores, políticos y empresarios, quienes apostaban fuerte a la educación y la cultura para el desarrollo de una nueva sociedad. También nuestra provincia transitaba ese camino y entre sus filas surgieron grandes personajes como Agustín Álvarez, José Vicente Zapata, Arístides Villanueva, Emilio Civit, Carlos Vergara, Julio L. Aguirre y su hermano Cicerón, y Carlos Ponce, entre otros personajes. La ciudad de Mendoza se había convertido en una pujante metrópoli que apostaba a la vitivinicultura y a otras actividades económicas que la beneficiaban. El ferrocarril ya había llegado al territorio mendocino y faltaban unos pocos meses para que el entonces presidente, el general Julio A. Roca, lo inaugurara oficialmente. Pero también de la mano del tren venían el servicio de alumbrado eléctrico, el agua corriente y el tranvía a caballo. Además, Mendoza sería la vidriera de todo el país al ser elegida como sede de la Exposición Interprovincial que se desarrollaría en 1885. En lo cultural, la provincia de Mendoza también se imponía en el Oeste argentino y tenía la necesidad imperiosa de establecer allí una de las más grandes librerías, que era un tesoro para quien se quisiera educar y cultivar.
Nace el siglo ilustrado
El 14 de setiembre de 1884, en un local de la calle San Martín al 1477, abrió sus puertas una librería que tendría vigencia durante casi cien años. Su nombre era El Siglo Ilustrado, y frente al negocio había dos columnas con sus respectivos faroles iluminados por gas. Ese alumbrado público era alimentado desde la planta de Fader y faltaba muy poco tiempo para que la electricidad llegara a nuestra provincia. Una de esas lámparas, que poseía un gran simbolismo, brillaba esbelta ante el edificio de la nueva librería. Entre otros atractivos, la vereda estaba cubierta por lajas y, en el otro extremo, gruesos tablones de madera servían para cubrir el antiguo canal Tajamar, cuyas aguas atravesaban de Sur a Norte un sector de la calle San Martín.
El festival de la cultura
La librería fue por mucho tiempo el lugar cultural elegido por los mendocinos más distinguidos, quienes se daban cita todos los días para comprar y leer los textos que en aquellos momentos eran best sellers. En sus estantes, cientos de libros hacían que los jóvenes intelectuales pudieran satisfacer sus inquietudes en literatura, ciencia, filosofía o, simplemente, desplegaran el placer de la lectura. El dueño, llamado Juan Verdaguer, no se imaginó el gran éxito que tendría al montar este negocio, que generó una especie de ateneo popular al poco tiempo. Después de las actividades laborales un número importante de ciudadanos paseaba en las tardes por la tradicional Alameda, recalando luego en aquel lugar. En su escaparate se exponían libros de toda clase que llegaban desde Francia, Gran Bretaña, España y otros países europeos. A los pocos años de montar este gran negocio, el fundador –quien tenía una personalidad inquieta y arriesgada– fue por más y estableció su propia imprenta y taller de encuadernación. Además, buscó conexiones con prestigiosas editoriales del Viejo Mundo, de las que fue centro de suscripciones.
Fomento a los autores locales
Con un pequeño capital, el dueño de la destacada tienda de libros montó una editorial, a la que bautizó, como a su librería, El Siglo Ilustrado. Esta editora hizo que muchos autores locales llevaran sus manuscritos para verlos materializados en un libro sin la necesidad de trasladarse a Buenos Aires o a Córdoba. Por lo general, la edición de un libro era costeada por su autor, ya que gozaba de una solvencia económica para sufragar todos los gastos, pero otros, en cambio, al carecer de medios, dejaban que Verdaguer se hiciera cargo de los costos de edición para fomentar a los escritores mendocinos. Por aquella imprenta pasaron grandes escritores, ensayistas y poetas de nuestra cultura, como el doctor Agustín Álvarez, filósofo de las nuevas ideas; monseñor Aníbal Verdaguer, hermano del fundador de la librería y autor de varias obras editadas en esa imprenta; Jorge A. Calle, con su libro Los iluminados; el doctor Lucio Funes, autor de un sabroso anecdotario de costumbres mendocinas. Pasaron por aquella editorial grandes personajes de la literatura cuyana, como Damián Hudson, autor de Recuerdos históricos de la provincia de Cuyo; el médico y escritor Carlos Ponce; el profesor Julio Leónidas Aguirre, quien con el pseudónimo de ‘Franklin Harrow' puso en prensa su Sociología criolla; el recordado poeta Alfredo R. Bufano y el periodista Enrique Peralta Andrade, entre otros. Con el paso del tiempo se incorporaron nuevas ediciones y en aquella imprenta publicaron renombrados literatos de mediados del siglo pasado, como Leonardo Napolitano, Dionisio Chaca, Vicente Fino, Benito Marianetti, Mercedes Ruiz Vila, César Ponce, Julio Fernández Peláez y Alejandro Santa María Conil. Años después, durante su época de decadencia –a fines de los 50– la famosa librería vendía ejemplares de ediciones agotadas y de segunda mano que no se conseguían en otros comercios del ramo. Su antiguo dueño había fallecido y el negocio pasó luego a manos de sucesivos propietarios, hasta que en 1960 el negocio entró en quiebra y poco tiempo después la librería cerró sus puertas, dejando un gran vacío en una parte de la población que se había nutrido de los ejemplares que había adquirido en ella. Más adelante en el tiempo, los años fueron borrando de la memoria aquella librería que fue uno de los centros más pujantes de la cultura de Mendoza.
(Fuente: https://www.ciudadanodiario.com.ar/cultura/la-libreria-que-ilustro-a-los-mendocinos-durante-casi-cien-anos)
Los primeros globos
En Octubre de 1968, una comisión de estudios francesa visitó el aeroparque, para efectuar un relevamiento y trazado de planos con vistas a la realización de un proyecto binacional llamado EOLO que involucraría el lanzamiento desde tres bases en la Argentina, de pequeños globos de superpresión los cuales serían interrogados por un satélite durante su vuelo. Una vez comprobadas las adecuadas condiciones del terreno, en Abril del año siguiente, el Comando en Jefe de la Fuerza Aérea Argentina solicitó formalmente al Estado provincial la concesión de una porción de terreno ubicada en la cabecera norte del Aeroparque para establecer allí la mencionada estación. Conforme lo solicitado, la Provincia cedió el predio requerido en calidad de préstamo gratuito por cinco años prorrogables, a cuyo vencimiento las instalaciones construidas pasarían definitivamente al patrimonio mendocino. EOLO Aeroparque fue la primera de las tres estaciones construidas. Las otras dos se establecieron en el Aeropuerto de la Provincia del Neuquén y en Lago Fagnano (Tierra del Fuego), respectivamente. La operación de las mismas estuvo a cargo del Centre National d'Etudes Espatiales (CNES) de Francia y la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CNIE) de Argentina. La base de lanzamiento era una estructura prefabricada, construida sobre una armadura transportable bajo diseño de la empresa francesa SONECTRO. Asimismo, por fuera de la estructura se instalaban cuatro deflectores de viento para facilitar las tareas de lanzamiento. Dadas las características de los materiales, la estación fue levantada con suma rapidez por lo que a principios de 1970 ya se encontraba practicamente terminada. Fue formalmente inaugurada el 15 de marzo de 1970, con la presencia de autoridades de la Dirección Provincial de Aeronáutica y de ambas agencias espaciales. Los lanzamientos se iniciaron con una frecuencia de cuatro globos por día, en julio de 1971 y continuaron durante el resto de ese año y parte del siguiente. En total -entre las tres estaciones- EOLO lanzó cerca de 500 balones, muchos de los cuales alcanzaron tiempos de vuelo de hasta un año, permitiendo la obtención por vez primera de importante información de los regimenes de viento en la baja estratósfera del hemisferio sur. Finalizado el proyecto, el CNES se retiró de las estaciones construídas, las que quedaron bajo total administración del comando de Regiones Aéreas de la Fuerza Aerea Argentina. No obstante, debido a su carácter estrictamente científico, EOLO Mendoza pronto fue transferida a la órbita de la CNIE, pero sin registrar actividad de relevancia por el siguiente lustro. Luego de siete años, se vuelven a utilizar las instalaciones del aeroparque para el operativo "Galaxia 79" (la denominación "Galaxia" seguida del año de su realización, era el nombre genérico dado a las campañas de lanzamiento de globos estratosféricos en Argentina) desde donde son lanzados con exito 5 globos estratosféricos de gran porte, 3 en abril y 2 en octubre. En 1980 la CNIE constituyó el Centro de Investigaciones y Desarrollos Espaciales Mendoza (CIDEM) que comenzó a funcionar a partir del 1 de septiembre. Este sub-organismo surgió de la vinculación de la CNIE con diversas facultades técnicas de la Universidad Nacional de Cuyo, con la que suscribió convenios generales de cooperación. Entre los logros destacados de dicho centro fue la articulación de un programa de lucha antigranizo (vital para los cultivos de la zona) la creación de una estación terrena para operar con satélites y la transformación del aeródromo en una moderna planta aeroespacial dada en llamar Base Aeroespacial Mendoza. Entre las primeras medidas tomadas para poner en marcha el proyecto se dispuso la reactivación definitiva de la vieja estación EOLO Aeroparque, y la construcción de una pista de 100 x 300 metros para el lanzamiento de globos estratosféricos. Para enero de 1981 el complejo ya estaba nuevamente en servicio y en septiembre se reanudaron los lanzamientos, en virtud del Operativo "Galaxia 81", en el cual participó la Dirección Provincial de Aeronáutica. En la imagen de abajo vemos reproducida una de las operaciones de lanzamiento sobre la pista del aeropuerto. Si bien no se poseen datos precisos de la fecha de la toma es probable que corresponda a los primeros lanzamientos realizados durante finales de los años 70's o principios de los 80's. La imagen de enorme valor histórico fue cedida gentilmente a StratoCat por el Sr. José Lucero. El sitio volvería a ser nuevamente utilizado para efectuar lanzamientos durante "Galaxia 82" pero sin embargo, las experiencias no pasaron de allí. A partir de entonces la estación EOLO quedó deteriorada y subutilizada con una mínima dotación de personal encargado de su custodia. Asimismo, la Base Aeroespacial Mendoza, pronto seguiría el mismo derrotero. Paradójicamente, al igual que las primeras, las ultimas operaciones con globos estratosféricos volvieron a tener al CNES como protagonista. Las campañas Pre-PORTS y PORTS destinadas a estudiar las ondas de gravedad atmosféricas en cercanias del cordón andino tuvieron lugar respectivamente en 1989 y 1990, marcando el final definitivo del uso del Aeroparque provincial como base de lanzamiento para estos ingenios.
Un triste final
Concurrente-mente, el volumen de operaciones hacia y desde Aeroparque cayó estrepitosamente a principios de los años noventa, llevando a las autoridades a considerar su cierre a pesar de las muchas iniciativas que desde la sociedad civil y a lo largo de toda la decada, se ofrecieron para evitarlo. Así, el deterioro de las instalaciones, la creciente población del sector -devenido en populoso barrio- y la infinidad de diversos usos que se le dió a diferentes sectores, llevaron a su cierre definitivo como estación aerea en enero de 2002. Actualmente el terreno ha sido asignado en forma exclusiva a la Policía de Mendoza, que lo utiliza como helipuerto, pista de aterrizaje y centro de adiestramiento táctico bajo el nombre de "Base Condor". Asimismo, lo que otrora fuera la estación EOLO, es utilizada por la Federación Mendocina de Asociaciones de Bomberos Voluntarios, como Escuela de Capacitación Bomberil, aunque como se puede apreciar en las imagenes, el estado del edificio es bastante calamitoso, destino compartido con su par de Lago fagnano, el cual a duras penas aún permanece en pie. Gran parte de lo escrito en la presente historia ha sido recogido de un compkletisimo articulo publicado por la revista LV de aviación cuyo autor es Gustavo Maron. Asimismo le agradecemos a Jose "Pepeu" Lucero por las excelentes imagenes que nos dió de las condiciones actuales de la estación. Mas información sobre las instalaciones EOLO se encuentra disponible en : Nos Premières années dans l'espace - http://homepage.mac.com/mbtc/sl/espace.html
Ida solamente desde Lujan (menores) .. $0,20 (al precio actual sería $0.70, pesos argentinos)
Por Carlos Campana
El periodismo en Mendoza
En los primeros años del siglo XIX y luego de la separación de Mendoza de las provincias de Cuyo, el periodismo local hacía sus primeras armas con grandes y afiladas plumas, como las de Juan Gualberto Godoy, Agustín Bardel, Nicolas Villanueva, Juan C. Lafinur y Agustín Delgado, entre otras. Pero uno de los más importantes mentores de la prensa fue Francisco Borja Correas quien editó y redactó por aquellos convulsionados tiempos, varios periódicos. Corría la segunda década del siglo XIX y Mendoza se encontraba sumida en un verdadero caos político luego de la desintegración de las provincias de Cuyo. La prensa mendocina tuvo un período de esplendor que duró diez años. Aquella aldea contaba con tres imprentas: la de Juan Escalante, quien la trajo de Chile y estaba compuesta de elementos escasos y pobres; otra era la imprenta de la Provincia, propiedad del Gobierno, y la última, denominada Imprenta Lancasteriana, fundada a fines de 1820 y llamada así por pertenecer a la Sociedad Lancasteriana, constituida por ciudadanos preocupados por impulsar la instrucción pública. El pionero de los periódicos fue El Termómetro del Día, fundado en 1820 por Escalante. Luego apareció La Gaceta de Mendoza, que también fue dirigida y editada por el mismo imprentero con la colaboración de los periodistas Agustín Delgado y Agustín Bardel. Simultáneamente vio la luz el semanario El Verdadero Amigo del País, editado por la imprenta Lancasteriana y dirigido por Juan Lafinur, quien tuvo a su lado grandes redactores. Contemporáneo a este existía otro, denominado El Orden, creado por el cura Torres y publicado en el mismo taller gráfico, que combatió las reformas liberales del gobierno de Pedro Molina contra el clero. La provincia también tuvo su Registro Ministerial, que salía cada semana e informaba sobre leyes y decretos, cuyo director fue Lafinur. Le siguieron El Amigo del País en 1824 y El Aura Mendocina en 1826, una edición que fundó el canónigo Lorenzo Güiraldes con la colaboración de Juan Gualberto Godoy. El Telégrafo apareció un año después para defender los principios del Partido Federal, siendo sus redactores Jorge Velazco, Lorenzo Güiraldes y Gabino García. El Telégrafo y otro periódico, llamado La Columna Federal, se enfrentaron a El Huracán y El Iris Argentino. Después salieron El Fénix y La Abeja Mendocina, y en 1830 fueron publicados el Boletín del Ejército, El Nuevo Eco de los Andes y El Coracero, que era de tendencia unitaria y redactado todo en verso por Juan Gualberto Godoy. Ese fue el último que vio la luz en aquellos años.
Un apasionado por las noticias
Francisco de Borja Correas, nació en nuestra provincia el 10 de octubre de 1800. Fueron sus padres Juan de Dios Correas y María Eduarda Espíndola y sus primeros estudios los realizó en el colegio de la Santísima Trinidad. En el segundo año se destacó entre sus compañeros por su buen desempeño en las clases de Matemáticas, dictadas por el sabio francés Monseñor Lozier. A los 15 años, él y su hermano Hilarión ingresaron al colegio de Monserrat, en la Ciudad de Córdoba, establecimiento en el que estudiaron hasta 1817. De joven brilló en sus estudios universitarios. En 1821, abocado al estudio de la ciencia del Derecho, fue un alumno sobresaliente en la cátedra que estaba a cargo del doctor Juan Agustín Maza. Años más tarde, Francisco se trasladó a Córdoba animado por el interés de finalizar sus estudios, pero fue más fuerte su vocación por la carrera eclesiástica e ingresó al Seminario de esa provincia. Tiempo antes de consagrarse, viajó a Buenos Aires para continuar con sus estudios de Derecho. Pero en 1824 su padre, Juan de Dios Correas, asumió el cargo de gobernador de la provincia de Mendoza, situación que llevó a Francisco a decidir regresar a su ciudad natal para acompañarlo, abandonando nuevamente el cursado de su carrera. Integrante de una familia de destacados políticos, fue cuñado del general Juan Lavalle, casado con su hermana, Dolores Correas. Fueron sus conocimientos sobre leyes los que le permitieron a este brillante abogado mendocino ejercer como profesor de Derecho Civil y Criminal en el Colegio de Mendoza. Además de su pasión por el Derecho, desde muy joven Francisco se destacó en el periodismo. El primer periódico en el que participó Correas fue El Amigo del País, que salió a la calle el 19 de junio de 1824 y se imprimió en la imprenta de Escalante, publicación que circuló hasta el 2 de octubre de ese mismo año. Después colaboró con El Eco de los Andes, creado por Godoy acompañado por los periodistas José L. Calle y José María Salinas. Este semanario apareció el 23 de setiembre para cesar catorce meses más tarde, el 25 de diciembre de 1825. Constituyó una tribuna donde se publicaban ideas liberales y desapareció por razones políticas. Inmediatamente, Correas creó El Iris Argentino, que vio la luz el 25 de diciembre de 1826. También unitario, sus redactores fueron Juan Gualberto Godoy, Agustín Bardel y José L. Calle. El 4 de julio de 1827 se dejó de editar. Colaboró además con el El Huracán, un semanario burlesco cuyo director y redactor fue el dinámico Juan G. Godoy. Sobrevivió solamente un mes, dado que el gobierno persiguió a sus periodistas, especialmente a Correas y a Godoy, quienes debieron huir a Chile. Pero un año después, Correas regresó a su tierra natal y publicó La Abeja Mendocina, un pasquín semanal que se oponía a la política de Dorrego. En 1830 colaboró con el periódico El Nuevo Eco de los Andes, que apareció bajo la dirección del distinguido periodista José Luis Calle el 24 de mayo de 1830 y dejó de ser editado en agosto del mismo año.
El exilio en Chile
En 1830, Correas volvió a ser perseguido por sus opositores y se refugió otra vez en el país trasandino. Allí se radicó en región de Aconcagua y después en la ciudad de Valparaíso, donde formó parte de la redacción de El Mercurio bajo la dirección de los argentinos Bartolomé Mitre y Domingo Faustino Sarmiento. Años más tarde se trasladó a Copiapó y ocupó un cargo como administrador de una mina. Luego de la caída de Rosas regresó a nuestra provincia y fue electo senador nacional por Mendoza. Al finalizar su mandato representó al departamento de Belgrano –actual Godoy Cruz– como legislador provincial. Don Francisco de Borja Correas murió en Mendoza el 13 de julio de 1894.
(https://www.ciudadanodiario.com.ar/otro-punto-de-vista/francisco-correas-pionero-de-la-prensa-mendocina)
La primera vez que experimenté la envidia fue a mis 6 años en la casa de un amigo, el muy desgraciado tenía una caja llena de bloques 'Lego'. Eso fue un ejemplo de mi posición en la escala social. Yo tenía 'Rasti' que no estaba nada mal, otros tenían 'Mis ladrillos' que era peor. Esa sensación de niño no se me borró nunca, y sobre ella se edificó la imagen de algo mágico, ideal, único y perfecto. Por ello me dio mucho placer conocer su historia y ver que la realidad estaba en línea con mi fantasía. El carpintero Ole Kirk Christiansen vendía muebles y sus réplicas en miniatura para casas de muñecas. Pero un día el fuego redujo la fabrica a cenizas, por suerte Christiansen era danés y testarudo, que no son sinónimos, pero casi. Cayendo en un clásico lugar común, lejos de quedar abatido, lo tomó como una oportunidad, decidió reconstruirla pero para fabricar juguetes. Eligió el nombre de una expresión danesa 'leg godt', que significa 'juega bien', las unió fonéticamente quedando 'LEGO'. En la Feria Internacional de Copenhague de 1946, queda maravillado con las posibilidades del plástico. Invirtió todo el dinero acumulado durante 20 años y re equipó su planta. Luego de 3 años de ingeniería y ensayos, salen a la venta los bloques de encastre fabricados en acetato de celulosa de variados y llamativos colores. El éxito internacional de sus bloques abrieron nuevos y más exigentes mercados. Las mejoras y novedades no cesaron, en 1954 su hijo Godtfred, tiene la idea de incluir en la caja los bloques para formar un juguete o figura determinada combinable con los tradicionales. El siguiente paso fue rediseñar el sistema de encastre que llega a rozar la perfección, la precisión y la calidad de las piezas hace que permanezcan inalterables hasta nuestros días. Un nuevo logro fue el desarrollo del "ABS" (acrilonitrilo butadieno estireno), material no tóxico que mantiene el color y la flexibilidad eternamente. La expansión incluyó las líneas 'Duplo' para niños menores de 3 años, 'Technic' para adultos y temáticas como 'star Wars' y 'Harry Potter'. La gracia y la magia de 'LEGO' se basa en que un bloque comprado hace 50 años tiene el mismo color y encastra perfectamente con uno actual. Ah, y que a los 50 años me pude comprar una caja. (Fuente: Pequeñas Piezas de la Historia. Por Gabriel Horacio Blasco Dantuono)
Por Carlos Campana
Quedó en la memoria de muchos mendocinos por sus características muy particulares y por ser el lugar preferido de estudiantes y empleados de comercio para “hacerse la rata”
Hoy en día la mayoría de los mortales manejamos una cantidad inconmensurable de información que incluso para genios de los siglos pasados era desconocida. Pero a no confundirse, que mi cuñado sepa de la existencia del átomo, los microbios o la galaxia de Andrómeda, no significa que sea mas inteligente que Arquímedes. En el marco de esa injusticia del conocimiento, me resulta increíble pensar que Leonardo Da Vinci, Cristóbal Colón, Napoleón Bonaparte, Manuel Belgrano, George Washington, Wolfgang Amadeus Mozart y toda otra persona que haya muerto antes de 1824, desconociera la existencia de los dinosaurios. El responsable que los niños jueguen con tiranosaurios de plástico y que Steven Spielberg haya amasado una fortuna fue el geólogo Británico William Buckland, que paseando por una cantera de pizarra de Oxfordshire hizo el descubrimiento mas importante de la historia de la paleontología. Lo curioso de nuestro amigo Buckland, es que era un ferviente católico que abrazaba el creacionismo y defendía la existencia del diluvio universal, su pasión por la geología nace con la idea de confirmar científicamente los postulados de la iglesia. Su dualidad académico eclesiástica lo fue enfrentando al replanteo de sus creencias, así fue que elegantemente reinterpretó la palabra "Creación" como un proceso y no un hecho, por ello mientras el Corpus Christi College lo invitó a retirarse, la Royal Society lo invitaba a incorporarse. Obsesionado en descubrir como era la vida animal antidiluviana, cambió la geología por la paleontología, así fue que el 26 de octubre de 1824, descubre un gran diente y un trozo de maxilar. William no encontró animal alguno del que pudiera proceder ese fósil aunque estaba convencido que se trataba de un reptil, lo bautizó "Megalosaurus" (gran lagarto), cuando elaboró una proyección de su apariencia en vida el mundo quedó horrorizado. La Geological Society of London estaba tan desorientada que no sabía si echarlo o premiarlo, mientras lo debatían, el geólogo Gideon Mantell presenta un descubrimiento similar, el "Iguanodón", tema resuelto, Buckland presidente de la GSL. Estos descubrimientos dieron origen a una nueva rama de la paleontología, el biólogo Richard Owen acuñó la palabra dinosaurio (deinos: terrible, saurus: reptil), para infundir respeto y temor, nunca imaginó que 150 años después los niños amarían y jugarían con uno violeta llamado Barney. (Pequeñas Piezas de la historia por Gabriel Horacio Blasco Dantuono